Derecho a no emigrar y deber de acoger

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Deber de Justicia: el derecho a no emigrar

Cada día es más necesario, y se hace más evidente, la necesidad de la lucha por la justicia para garantizar el derecho que tiene cualquier persona a vivir con Paz en su tierra. Hemos de hacer frente a las causas de las migraciones: las guerras, el hambre, la explotación laboral y la esclavitud, la ausencia de democracia y de garantías para las personas empobrecidas que sufren múltiples formas de violencia, son factores fruto del robo y de las políticas contra los últimos de la tierra. Es la primera y fundamental solidaridad que se nos exige.

Obligación de acoger

En estos días que se vive una ola de frío en Europa se hace aún más «insostenible» la situación de miles de refugiados que afrontan las duras condiciones en los campamentos de Grecia, donde se han llegado a registrar 15 grados negativos.

La isla de Lesbos amaneció hace unos días cubierta por la nieve y el campamento de refugiados de Moria intenta subsistir a las inclemencias de la falta de todo, y ahora también a las bajas temperaturas.

Las ONG presentes allí se quejan de que no disponen de los medios adecuados para que los refugiados puedan calentarse y que las autoridades de Atenas no están facilitando los medios.

El frío polar también se manifiesta, en la escasa acogida de muchos países europeos, rodeados de una ola de insolidaridad, que han implementado medidas de vigilancia o han potenciado el tapón turco a la entrada de inmigrantes en Europa, obligando a muchos de ellos a elegir la ruta de Libia con todo tipo de peligros y vicisitudes.

En el mensaje del Papa para la 103ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado se nos recuerda la situación de los migrantes menores de edad.

“Deseo llamar la atención sobre la realidad de los emigrantes menores de edad, especialmente los que están solos, instando a todos a hacerse cargo de los niños, que se encuentran desprotegidos por tres motivos: porque son menores, extranjeros e indefensos; por diversas razones, son forzados a vivir lejos de su tierra natal y separados del afecto de su familia” dice el Papa. Recordemos la noticia del verano de 2016: “Europol desconoce el paradero de 10.000 niños refugiados”.

También se nos recuerda en esta carta que “las guerras, la violación de los derechos humanos, la corrupción, la pobreza, los desequilibrios y desastres ambientales son parte de las causas del problema”…

La gran tumba del Mediterráneo

Un total de 7.495 migrantes y refugiados perdieron la vida en 2016 tratando de llegar a su destino, casi 2.000 más de los que murieron en el año anterior, según un informe preliminar divulgado este viernes por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y que circunscribe al Mediterráneo la mayoría de las víctimas.

En concreto, en 2016 fallecieron en todo el mundo 7.495 personas, frente a las 5.740 de 2015 y a las 5.267 de 2014. Los tres años suman 18.501 muertes –casi 20 por día–, una cifra «impactante» en opinión del director de la OIM, William Lacy Swing, quien ha reclamado vías de migración «legales» y «seguras».

El Mediterráneo, con más de 5.000 fallecidos el año pasado, encabeza de nuevo una lista negra que suma también unos 1.100 fallecidos en los países del norte de África. La frontera entre Estados Unidos y México es la tercera región más peligrosa, con 432 muertos, mientras que en Centroamérica perdieron la vida 174 migrantes.

La OIM, no obstante, ha advertido de que los datos son incompletos y probablemente nunca se pueda llegar a conocer el alcance real de la tragedia migratoria. No en vano, la información se actualiza con nuevos casos todos los días y en determinadas zonas apenas existe constancia de lo que ocurre.

La organización da por hecho que las rutas usadas por iraquíes, paquistaníes y afganos para cruzar Irán y Turquía son mucho más mortíferas de lo que reflejan los datos, al igual que el corredor que enlaza la zona central de África con la parte meridional, donde oficialmente sólo se registraron 78 fallecimientos.

Redacción solidaridad.net