Dinero negro: Fundamento del crecimiento y del imperio de los Estados Unidos. Por James Petras

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Magnitud y ámbito del blanqueo de dinero por los grandes bancos estadounidenses.Cada año la Banca europea y norteamericana blanquean entre 500.000 millones y un billón de dólares de dinero negro. Del Tercer Mundo y de los países ex socialistas salen anualmente entre 20.000 y 40.000 millones de dólares y en transacciones comerciales manipuladas, 80.000 millones .Entre 3 y 5,5 millones de dólares de dinero delictivo ha sido inyectado en los Bancos estadounidenses en la década de los 90
Los investigadores del Congreso de los Estados Unidos, algunos ex banqueros y los expertos bancarios internacionales coinciden todos en que los bancos estadounidenses y europeos blanquean cada año entre 500.000 millones y un billón (con «b») de dólares de dinero negro, suma de la cual la mitad corresponde a los bancos estadounidenses.

El senador estadounidense Levin lo resume así: «Se calcula que una suma de entre medio y un billón de dólares, procedente de los medios de la delincuencia internacional, se mueve a escala internacional y se deposita en cuentas bancarias. La mitad de esa suma viene a parar a los Estados Unidos.»

En la última década, los bancos estadounidenses blanquearon entre 2.5 y 5 billones de dólares de dinero negro, que pasó a formar parte del circuito financiero de los Estados Unidos. No obstante, la afirmación del senador Levin se refiere únicamente a los fondos de origen delictivo según las leyes de los Estados Unidos. No incluye las transferencias ilegales y los flujos de capital aportados por dirigentes políticos corruptos, ni la evasión fiscal que llevan a cabo empresas extranjeras. Un destacado experto norteamericano en materia de finanzas internacionales, Raymond Baker, colaborador del prestigioso Brookings Institute, estima que «el flujo de dinero corrupto que sale de las economías de los países en desarrollo (Tercer Mundo) o en transición (ex comunistas) y que va a parar a las arcas occidentales es de entre 20.000 y 40.000 millones de dólares por año, y el flujo generado por las transacciones comerciales con precios manipulados es de 80.000 millones, si no más. Mi estimación más prudente es de 100.000 millones de dólares anuales, en la suma de ambos conceptos, lo que significa un billón de dólares en una década. Y de esta suma la mitad al menos tuvo por destino los Estados Unidos. Si incluyéramos otros conceptos que forman parte de la evasión de capitales la suma final sería mucho mayor.» Este experto del Brookings Institute no incluye las permutas de bienes inmuebles y de valores bursátiles, las transferencias por cable fraudulentas, etc.

En otras palabras, la cifra incompleta de dinero negro (dinero blanqueado de origen delictivo y corrupto) inyectado en las cajas fuertes de los bancos estadounidenses durante la década de los 90 ascendería a unos 3 a 5.5 billones de dólares. El cuadro es incompleto, pero nos facilita una base de estimación del «factor dinero negro» en la economía de los Estados Unidos. En primer lugar, resulta evidente que los flujos sumados de dinero blanqueado y dinero negro cubren buena parte del déficit de la balanza de pagos norteamericana (que alcanza cientos de miles de millones de dólares por año). En la actualidad, el déficit comercial norteamericano se acerca a los 300.000 millones de dólares. Sin el dinero negro, la balanza exterior sería totalmente insostenible, el nivel de vida se derrumbaría, el dólar perdería valor, el capital de inversión y préstamo disponible se contraería y Washington sería incapaz de mantener su imperio global. Se estima que la importancia del dinero blanqueado no hará sino aumentar. Un ex directivo de un banco comercial, Antonio Geraldi, pronosticó un importante crecimiento del blanqueo de dinero por parte de los bancos de los Estados Unidos, en su intervención ante un subcomité del Congreso. «Según las previsiones, el monto del dinero blanqueado alcanza billones de dólares, con un crecimiento desproporcionado respecto a los fondos legales.» Los 500.000 millones de dólares de origen ilegal que ingresan en los principales bancos estadounidenses y circulan por ellos superan los ingresos netos de todas las compañías de computación de los Estados Unidos, y por supuesto sus beneficios. Esas entradas anuales sobrepasan todas las transferencias netas realizadas por las principales compañías petrolíferas y militares y las fabricantes de aviones. Los mayores bancos de EE UU —Bank of America, J.P. Morgan, Chase Manhattan y en particular Citibank— obtienen un alto porcentaje de sus beneficios bancarios de los servicios prestados a estas cuentas de dinero sucio de origen criminal. Los grandes bancos e instituciones financieras estadounidenses son el soporte del poderío global de los EE UU, mediante sus operaciones de blanqueo de dinero y de gestión de fondos extranjeros de origen ilegal.

Los bancos de EE.UU. y el imperio del dinero negro

Washington y los mass media nos presentan a los Estados Unidos como los paladines de la lucha contra el narcotráfico, el blanqueo de dinero y la corrupción política; una imagen correspondiente a un país de manos limpias que combate el dinero negro proveniente del Tercer Mundo o de los países del bloque ex comunista. La verdad es exactamente lo contrario. Los bancos estadounidenses han desarrollado una sofisticada gama de métodos de transferencia de fondos ilegales hacia los EE UU y para su inversión en empresas legítimas o en bonos del Tesoro, lo que los legitima. El Congreso de los Estados Unidos ha celebrado numerosas audiencias y ha elaborado detallados informes sobre las prácticas ilícitas de los bancos; ha aprobado leyes y exigido un más riguroso cumplimiento de las mismas por parte de las autoridades bancarias de supervisión y de los banqueros privados. Sin embargo, los principales bancos continúan con sus prácticas y las sumas de dinero negro crecen exponencialmente debido a que ni el Estado ni los bancos tienen la voluntad ni el interés de poner fin a unas prácticas que proporcionan pingües beneficios y sirven de respaldo a un imperio que de otro modo sería frágil. Lo primero que cabe destacar del negocio de blanqueo de dinero, sea éste de origen criminal o corrupto, es que lo practican los más importantes bancos de los Estados Unidos. En segundo lugar, que las prácticas de sus directivos implicados en el blanqueo de dinero cuentan con el respaldo y el estímulo de las más altas esferas dentro de las instituciones bancarias, es decir, que no es obra de empleados que actúen por su cuenta. Este punto resulta evidente en el caso del blanqueo por parte del Citibank de la fortuna de Raúl Salinas (hermano del ex presidente de México), por un total de 200 millones de dólares. Tras la detención de Salinas y el descubrimiento de su saqueo a gran escala de fondos gubernamentales, su banquero particular en el Citibank, Ami Elliott, manifestó a sus colegas que «este asunto llega hasta el más alto nivel del banco; están al corriente los peces más gordos. Nosotros somos los peones del asunto.¨

Citibank, el primer blanqueador de dinero, es el mayor banco de los EE UU, con 180.000 empleados en todo el mundo, distribuidos en 100 países, 700.000 millones de dólares de depósitos conocidos y más de 100.000 millones de depósitos de particulares en cuentas secretas; y realiza operaciones de banca privada (gestión de cartera de inversión) en más de 30 países, lo que hace de este banco el que más presencia global mantiene de todos los bancos de EE UU.

Es importante que aclaremos en qué consiste la «banca privada». Se trata de un sector del negocio bancario que gestiona las cuentas de clientes inmensamente ricos (clientes que realizan depósitos de un mínimo de un millón de dólares). Las grandes entidades bancarias cargan a estos clientes una cuota por la gestión de sus activos y por facilitarles los servicios especializados de banca privada. Estos servicios van más allá de los servicios bancarios habituales e incluyen la asesoría de inversiones, la planificación inmobiliaria, la asistencia fiscal, las cuentas off-shore y complicados métodos destinados a garantizar la confidencialidad de las transacciones financieras. El atractivo que el sistema de banca privada ofrece para el blanqueo de dinero consiste en que proporciona confidencialidad a sus clientes portadores de dinero negro. Los grandes bancos utilizan dos métodos de blanqueo de dinero: la banca privada y las corresponsalías bancarias. En la banca privada se utilizan normalmente nombres en clave para sus cuentas, cuentas de concentración (que mezclan los fondos bancarios con los de sus clientes, lo que borra todo rastro escrito de transferencias a distancia por valor de miles de millones de dólares); camuflan el movimiento de fondos de sus clientes; y ofrecen el concurso de corporaciones privadas de inversión off-shore, situadas en países que cuentan con estrictas leyes de secreto bancario (Islas Caimán, Bahamas, etc.) Por ejemplo, en el caso de Raúl Salinas, los banqueros privados de Citibank ayudaron a aquél a sacar de México entre 90 y 100 millones de dólares mediante métodos que enmascaraban el origen y el destino de los fondos, suprimiendo todo rastro escrito. Según un método probado, Citibank creó una compañía off-shore de tapadera, facilitó a Salinas un nombre secreto en clave y un alias para el intermediario que depositó el dinero en una cuenta del Citibank en México y la transfirió a una cuenta de concentración en Nueva York, desde donde se transfirió a Suiza y Londres.

Las corporaciones privadas de inversión son creaciones de los grandes bancos destinadas a mantener y esconder los activos de algunos de sus clientes. Los directivos, administradores fiduciarios y accionistas de esas corporaciones son a su vez corporaciones ficticias controladas por el banquero privado. La corporación privada de inversión se convierte en depositaria de varias cuentas bancarias y de inversión cuya propiedad por parte del banquero privado queda enterrada en los registros de territorios como las Islas Caimán. Los banqueros privados de las principales instituciones financieras mantienen corporaciones privadas de inversión preparadas y listas para entrar en funcionamiento en cuanto un cliente les solicite una. El sistema funciona a la manera de las muñecas rusas: una corporación ficticia dentro de otra fantasma dentro de otra igualmente inexistente, etc., impenetrables a cualquier tipo de proceso legal. Si revisamos los antecedentes históricos, la complicidad del Estado en el blanqueo de dinero por parte de los grandes bancos resulta evidente. El blanqueo de dinero a gran escala ha sido investigado, auditado, criticado y sujeto a legislación, y los bancos, por su parte, han aceptado por escrito cumplir la legislación al efecto. Sin embargo, bancos como Citibank y los restantes diez grandes ignoran esos procedimientos y leyes y el Gobierno, por su parte, hace la vista gorda. En los últimos 20 años, el blanqueo de dinero procedente de fuentes delictivas y del saqueo se ha incrementado geométricamente, empequeñeciendo en términos de tamaño y tasas de beneficio las actividades de la economía formal. Los expertos estiman que la tasa de rendimiento bruta del mercado de la banca privada en 20 a 25% por año. Las investigaciones del Congreso estadounidense revelaron que Citibank había proporcionado «servicios» a cuatro estafadores políticos: Raúl Salinas (por un monto de 80 a 100 millones de dólares), Asif Ali Zardari (esposo de la anterior primer ministro de Pakistán: más de 40 millones), El Hadj Omar Bongo (dictador de Gabón desde 1967: más de 130 millones), Abacha (hijo del general Abacha, ex dictador de Nigeria: más de 110 millones). En todos los casos Citibank violó todas sus propias normas y las directrices del Gobierno: no existía el perfil del cliente (examen de sus antecedentes), se desconocía la fuente de los fondos, se había ignorado cualquier tipo de delito en el país de origen del dinero. Por el contrario, el banco facilitó la salida del dinero de los respectivos países con arreglo a un formato preparado: creó compañías ficticias, facilitó nombres en clave, encaminó los fondos a través de cuentas de concentración y los invirtió luego en negocios legítimos o en bonos del Tesoro, etc. En ninguno de estos casos -ni en miles de otros- se practicaron las diligencias debidas por parte de los bancos (con arreglo a las cuales el banco privado está obligado por ley a hacer lo necesario para garantizar que no favorece el blanqueo de dinero) y nunca se encausó y juzgó a ninguno de los responsables bancarios. Incluso después de la detención de sus clientes, Citibank continuó facilitándoles servicios, incluyendo el movimiento de fondos a cuentas secretas y la provisión de préstamos.

Los bancos corresponsales: la segunda vía

La segunda vía, relacionada con la anterior, que los grandes bancos utilizan en el blanqueo de miles de millones de dólares de dinero negro es la llamada de bancos corresponsales. Por este término se entiende la prestación de servicios por parte de un banco a otro banco. Se trata de un sector importante de las grandes corporaciones bancarias, que proporciona un elevado margen de beneficios. Hace posible que bancos extranjeros puedan realizar sus negocios y facilitar sus servicios a sus clientes —incluyendo entre éstos a traficantes de drogas y otros delincuentes— en territorios como los Estados Unidos, en los que dichos bancos no disponen de presencia física. Un banco registrado en un país extranjero atrae y custodia los intereses de sus ricos clientes delincuentes interesados en blanquear dinero en los Estados Unidos. En lugar de estar expuesto a los controles de este país y de deber desembolsar el alto coste de unas instalaciones en los Estados Unidos, el banco abre una cuenta de corresponsalía en un banco estadounidense ya existente. Al establecer esta relación, el banco extranjero (llamado banco representado), y a través de él sus clientes delincuentes, recibirá muchos o todos los servicios que ofrece el gran banco estadounidense (conocido como corresponsal). Hoy en día, todos los grandes bancos de EE UU tienen establecidas múltiples relaciones de corresponsalía en todo el mundo, lo que les permite realizar operaciones financieras para sí mismos y para sus clientes en lugares en los que no disponen de implantación física. Muchos de los principales bancos estadounidenses y europeos situados en los centros financieros del mundo realizan funciones de corresponsalía en beneficio de miles de otros bancos. La mayor parte de los bancos off-shore que blanquean miles de millones para sus clientes disponen de cuentas en bancos norteamericanos. Todos los grandes bancos especializados en la transferencia internacional de fondos se denominan bancos de intermediación financiera; algunos de ellos gestionan hasta un billón de dólares de transferencias por giro telegráfico al día. En junio de 1999, las cinco principales corporaciones bancarias de los Estados Unidos mantenían en sus cuentas de corresponsalía unos depósitos superiores a los 17.000 millones de dólares; los balances totales en este mismo concepto de los 75 principales bancos corresponsales era de 34.900 millones de dólares. Para los delincuentes multimillonarios una importante característica de las relaciones de corresponsalía consiste en que proporcionan acceso a los sistemas internacionales de transferencias, es decir, que facilitan la rápida transferencia de fondos a través de las fronteras y en el interior de los países. Las estimaciones más recientes (1998) indican que 60 paraísos fiscales en todo el mundo tienen licencias otorgadas a 4.000 bancos off-shore que controlan aproximadamente 5 billones de dólares de activos.

Una de las principales causas del empobrecimiento y de las crisis que tienen lugar en Africa, Asia, América Latina, Rusia y los demás países de la ex URSS y de Europa Oriental es el pillaje de la economía y los cientos de miles de millones de dólares que se sacan de esos países a través del sistema de corresponsalía bancaria ligado a los principales bancos de Estados Unidos y Europa. Sólo en Rusia la suma de los capitales transferidos ilegalmente durante la década de 1990 supera los 200.000 millones de dólares. Los movimientos masivos de capitales provenientes de los países citados y dirigidos a los bancos de Estados Unidos y Europa han provocado el empobrecimiento masivo y la inestabilidad y las crisis económicas. Asimismo, se ha incrementado su vulnerabilidad a las presiones del FMI y del Banco Mundial para que liberalicen sus sistemas bancario y financiero, lo que provoca nuevas salidas de capital y nuevas desregulaciones que a su vez provocan una mayor corrupción y transferencias al extranjero a través de los bancos privados, como indican los informes del Senado. La creciente polarización mundial hunde sus raíces en este sistema organizado de transacciones financieras criminales y corruptas. Mientras la especulación y el servicio de la deuda exterior contribuyen sin duda a la degradación del nivel de vida de las zonas en crisis, el sistema multibillonario (con «b») de blanqueo de dinero y los servicios bancarios favorecidos por directivos corruptos constituyen un factor mucho más decisivo, que sostiene la prosperidad occidental, el edificio imperial de los Estados Unidos y la estabilidad financiera. La escala, el ámbito y el marco temporal de las transferencias y del blanqueo de dinero, la centralidad de las principales corporaciones bancarias y la complicidad de los gobiernos sugieren decisivamente que las dinámicas de crecimiento y estancamiento, del imperio y de la recolonización están íntimamente relacionadas con una nueva forma de capitalismo construida en torno al pillaje, la criminalidad, la corrupción y la complicidad.