El 15-M es emocional, le falta pensamiento

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Zygmunt Bauman advierte del peligro de que la indignación termine evaporándose

Zigmunt Bauman, el filósofo y sociólogo polaco famoso por su concepto de la modernidad líquida, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 ha estado en Madrid para pronunciar una conferencia en el Matadero (Madrid) bajo el título ¿Tiene futuro la solidaridad?

En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.

Para Bauman “El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular”. ¿Una oposición eficaz? En opinión de este sabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es “allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización”.

Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de “emocional” y, en su parecer, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.

La emoción es “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después. “La emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. «De hecho, la modernidad líquida dentro de la cual se inscriben los indignados posee como característica la temporalidad, las manifestaciones son episódicas y propensas a la hibernación”.

Bauman opina que «la superindividualidad de esta modernidad crea miedos, desvalimientos, una capacidad empobrecida para hacer frente a las adversidades”.

“Las gentes se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo». Para el filósofo polaco, «el estrés es corriente entre los parados pero también en los empleados, acosados por los cierres y despidos, las prejubilaciones o los salarios cada vez más bajos. En Estados Unidos el estrés produce tantos daños económicos como la suma conjunta de todas las demás enfermedades”. Las bajas laborales por estrés llegan a costar, dice Bauman, 300.000 millones de dólares (216.600 millones de euros) al año y la cifra no deja de crecer.

Preguntado sobre el movimiento del 15-M y su futuro afirma que el movimiento crece y crece pero “lo hace a través de la emoción, le falta pensamiento. Con emociones solo, sin pensamiento, no se llega a ninguna parte”. «El alboroto de la emoción colectiva reproduce el espectáculo de un carnaval que acaba en sí mismo, sin consecuencia. Durante el carnaval todo está permitido pero terminado el carnaval vuelve la normativa de antes”.

(*) Extracto