Guillermo Rovirosa, el apóstol de los pobres en los tiempos de la técnica, gran investigador, es referencia vital para los jóvenes del siglo XXI. Escribió estas hojas en el año 1962 al comienzo del Concilio Vaticano II, del que él había sido precursor.
Guillermo Rovirosa, el apóstol de los pobres en los tiempos de la técnica, gran investigador, es referencia vital para los jóvenes del siglo XXI. Escribió estas hojas en el año 1962 al comienzo del Concilio Vaticano II, del que él había sido precursor.
Tras su conversión, ve con claridad que debe entregar la vida al servicio de Cristo en su Iglesia, por la que sintió siempre un gran amor, como la gran mayoría de los conversos. Es la idea del protagonismo de la persona humana, junto con la misión de los pobres en el Evangelio, lo que le decide a lanzarse al apostolado obrero, por ser entonces, en la historia, la clase obrera española, la clase de los pobres.
Se entregó a la tarea apostólica desde la Hoac, con todo su ser; él que pudo ser gran investigador, vive un proceso creciente de disminución de necesidades, se hace obrero abrazado con la pobreza evangélica, por razón de comunión con Dios y con los hermanos, y de su propia libertad. Sufrió la viudedad en vida de su esposa, y en el apostolado le tocaría sufrir con toda alegría la persecución de las personas por las que él había dado la vida. “No se defiende un hijo de su madre” dirá cuando le llegó la persecución desde dentro de la Iglesia, y se opuso a que otros le defendieran.
Desde su expulsión de la Hoac, hasta su muerte (1957-1964), Rovirosa colabora en lo que los amigos le pidan. Una de sus más importantes colaboraciones será con un equipo de militantes de Manresa que tiene la iniciativa de lanzar el Almanaque de los hogares obreros, que difunde con alegría. También tuvo problemas el Almanaque. Las autoridades de Prensa se presentaron en la imprenta y hubo interrogatorio especialmente sobre la persona de Rovirosa.
El Almanaque de 1963 le escribe enteramente él.
Tras su expulsión, además de realizar colaboraciones en la Hoac en las tareas más humildes cuando se lo pedían, continúa su labor evangelizadora, generando en torno a él, un grupo de amigos que recibían y trabajaban los cuadernos Coopin y a los que él incorporó a la nueva experiencia apostólica de la Editorial ZYX. Esta editorial era la herramienta y tapadera en la clandestinidad de lo que después el nuevo Código de Derecho Canónico, denominará “Asociación Privada de Fieles”, donde los fieles laicos bajo su propia responsabilidad y sin implicar a la jerarquía, trabajan corriendo ellos mismos el riesgo de equivocarse sin que ello afecte al resto de la Iglesia. Esto es fundamental para que los seglares, se impliquen a fondo en su labor específica de transformar el mundo de la cultura, la economía, la política, la sociedad, desde los cruces de caminos donde se desenvuelve la vida de los hombres hoy.
Nuestros brazos tienen que abarcar desde el pequeño grupo hasta la humanidad entera, construyendo una sociedad basada en la solidaridad de toda la familia humana.
El Responsable de Voz de los Sin Voz
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