En una conferencia pronunciada en la Universidad de Navarra, el catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, Jesús Ballesteros, dijo que «erradicar completamente la violencia doméstica supone eliminar el pretendido derecho de propiedad de unos seres humanos sobre otros, sea el varón sobre la mujer, sean los padres sobre los hijos».
En una conferencia pronunciada en la Universidad de Navarra, el catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, Jesús Ballesteros, dijo que «erradicar completamente la violencia doméstica supone eliminar el pretendido derecho de propiedad de unos seres humanos sobre otros, sea el varón sobre la mujer, sean los padres sobre los hijos».
El catedrático, que alabó la iniciativa del Gobierno de presentar una «ley integral contra la violencia de género» afirmó que la violencia contra la mujer procede de la mentalidad machista «que pretende atribuir al varón la propiedad sobre la mujer y, por tanto, hacer creer que es lícito, llegado el caso, matarla, de acuerdo con el argumento del tango: «la maté porque era mía»».
En este sentido consideró la lucha contra el machismo como «la prioridad de prioridades» y afirmó que es un acierto insistir en la educación para la igualdad entre mujeres y varones.
Sin embargo, según Ballesteros, dentro de esta misma lógica se encuentra la violencia contra los niños, que se produce «no sólo por los malos tratos que reciben frecuentemente, sino también como consecuencia del aborto y las técnicas de reproducción asistida».
Para el catedrático, también en estos casos hay un tratamiento de la persona como «objeto de propiedad»: «se atribuye a los padres un pretendido derecho de propiedad sobre el hijo, reduciéndolo a objeto».
«En el aborto no se hace sino extender a la mujer el viejo principio romano del «derecho de vida y muerte» sobre los hijos», dijo.
Respecto a las las técnicas de reproducción asistida, según Jesús Ballesteros, «se concede a los progenitores el poder de decisión respecto a su congelación en nitrógeno líquido, lo que, en la mayor parte de los casos, equivale a atribuirles el derecho de vida o muerte».