Este club que acaba de cumplir 50 años, fue concebido en 1954 con el objetivo de ´fortalecer la unidad atlántica, frenar el expansionismo soviético, fomentar la cooperación y el desarrollo de los países del área occidental´ con el apoyo de la banca Rotschild, Rockefeller y Kissinger, de cuya directiva, bautizada por alguien como ´los sumos sacerdotes del capitalismo´ siguen siendo conspicuos miembros.
Por: Susana Merino
ARGENPRESS.inf
Fecha publicación:01/08/2005
Poco se sabe del Club Bilderberg una de las organizaciones rectoras de las finanzas, el comercio, la política y las relaciones internacionales mundiales y no simplemente porque sus deliberaciones sean celosamente custodiadas y ocultadas a la prensa por tratarse según lo declaran sus propios miembros de un club privado, sino porque sus decisiones tienen tal incidencia en el devenir del mundo que de trascender quedarían claramente identificados como los mayores responsables (aunque nadie ignora que lo sean) del demoledor avance del imperialismo y del capitalismo trasnacional y por lo tanto de sus nefastas consecuencias no solo sobre la humanidad sino también sobre el planeta.
Este superexclusivo club constituye algo así como el cerebro del G8. Suele reunirse en el mes de mayo, generalmente en vísperas o previamente a las reuniones de este, lo que ya de por sí resulta altamente significativo puesto que quienes lo integran son también parte importante del team que lidera dicho grupo: directivos de France Telecom, la Banca Morgan, Coca Cola. The Wall Street Journal, Danone, AOL Time Warner, Bundesbank, Banco Mundial. UNILEVER, Wolkswagen, Royal Ducht Shell, PepsiCo, Daimler Crysler AG, Citibank, el gobernador del Banco de Francia, el del Banco Central europeo, consejeros y primeros ministros de los gobiernos involucrados cuyas decisiones pasan luego a formar parte de las resoluciones que públicamente luego resuelve adoptar el grupo de los ocho.
Primera reunión del Club Bilderberg en 1954.
Este club que acaba de cumplir 50 años, fue concebido en 1954, por el príncipe Bernardo de Holanda, padre de la actual reina de los Países Bajos con el objetivo de «fortalecer la unidad atlántica, frenar el expansionismo soviético, fomentar la cooperación y el desarrollo de los países del área occidental» con el apoyo de la banca Rotschild, Rockefeller y Kissinger, de cuya directiva, bautizada por alguien como «los sumos sacerdotes del capitalismo» siguen siendo conspicuos miembros.
Su núcleo central es el Steering Comittee, o Comité Directivo que a su vez en función de la agenda temática que formula para sus reuniones puede invitar a sus reuniones anuales a una o dos personas más, sin llegar a superar los ciento cincuenta asistentes y que fue presidido durante mucho tiempo por lord Peter Carrington, ex secretario general de la OTAN. Cuenta asimismo con un Consejo de sabios (que integró Giovanni Agnelli, el fallecido patrón de la FIAT e integra aún David Rockefeller, presidente del Chase Manhatan Bank) y un Consejo de representantes de las principales potencias. Entre los temas tratados últimamente han trascendido el de la energía nuclear y el de la biotecnología, ya que en los últimos años han comenzado a emitir algunos comunicados de prensa consignando los asuntos tratados.
No todos los miembros figuran oficialmente en los listados que llegan a la prensa pues algunos de los asistentes prefieren permanecer en el anonimato, aunque la revista The Economist señaló hace algunos años que «cuando alguien hace escala en Bilderberg, ya llegó» como lo demostraron Blair y Bush, asistiendo a alguna de sus sesiones antes de ser electos en sus respectivos países. Algunas de las personalidades más conocidas son Alan Greespan, gobernador del Banco de la Reserva Federal de los EEUU y ex director de la Banca Morgan, relacionado siempre con el ala más conservadora de la política estadounidense, Donald Rumsfeld, secretario de defensa de los EEUU, antiguo interlocutor de Saddam Hussein, Paul Wolfowitz o el velociraptor como lo llama Ignacio Ramonet, uno de los halcones más peligrosos del actual gobierno estadounidense, artífice de la invasión a Irak y fanático pro israelí, la reina Sofía de España como presidenta de la Fundación que lleva su nombre, el multimillonario George Soros actualmente crítico de la «inmoralidad del mercado» aunque hizo su fortuna mediante operaciones especulativas y desde luego muchos otros de similares trayectorias.
El nombre del club se originó en el del Hotel Bilderberg, en el que celebró su reunión inaugural, ubicado en la ciudad holandesa de Oosterbeeck y propiedad del mencionado príncipe Bernardo de Holanda, involucrado en su momento en el escándalo Lockheed y el tráfico clandestino de armas, por el que cobraba suculentas comisiones a los EEUU. Desde entonces los encuentros son financiados no solo mediante las cuotas de sus miembros sino también por el aporte de algunos mecenas como Wallemberg, la mayor fortuna de Suecia y suegro de Kofi Annan, el actual secretario General de las Naciones Unidas.
Según la periodista española Cristina Martín que ha publicado un libro sobre el Club Bilderberg sus principales objetivos son: la creación de tres monedas únicas, el establecimiento de grandes áreas de comercio, el fortalecimiento de la ONU con una gran fuerza internacional y el provocar situaciones que mantengan la tensión capaz de estimular la economía de guerra y sus estrategias para controlar el mundo pasan por: controlar la educación y la formación y mantener a la población siempre trabajando para no pensar. No resulta demasiado osado imaginar que su principal objetivo es en realidad instalar » por conquista o por sometimiento» un nuevo orden mundial, del que somos y pretenden que sigamos siendo, víctimas.
Pero este tipo de club no es la única organización que delibera y decide sobre el futuro del mundo, existen algunas otras organizaciones similares entre las que merecen destacarse el ERT,(la Mesa Redonda de los Industriales) creada en 1983, con el objetivo de representar a los industriales europeos e integrada por una cincuentena de miembros cuya misión principal es hacer «lobby» ante los gobiernos en beneficio de sus empresas. Esta organización integrada por los presidentes de Siemens, Bayer, Deutsche Lufthansa, Carlsberg, Renault, Nokia, Fiat, Pirelli, Vodafone, Ericsson, Repsol YPF, Telefónica y Nestlé entre muchos otros factura el 60% de la producción industrial europea. Algunas de sus principales iniciativas como la propuesta en 1985 de eliminar las barreras comerciales en Europa o la de establecer una moneda única fueron luego adoptadas por la Comunidad.
Podríamos mencionar también el Foro Económico de Davos, tal vez el más conocido y la Trilateral Commission. Del primero forman parte los jefes de estado, los presidentes de organismos internacionales y los directivos de grandes empresas transnacionales como Microsoft, AUDI, Coca-Cola Co., Manpower, IBM, al que el movimiento altermundista ha sacado prácticamente a la luz, generando presencias insólitas en ese foro como la del presidente Lula y la Secretaria General de Amnesty International, aunque esto no baste para cambiar en lo más mínimo los objetivos de este clan que es, como es sabido, generar la mayor cantidad de réditos posibles y repartírselos entre los más poderosos.
La Comisión Trilateral en cambio fue fundada por David Rockefeller, uno de los más destacados miembros del Club Bilderberg, con la colaboración del polaco Zbigniew Brzezinski (asesor de seguridad del Presidente Carter, preocupados por » el deterioro de las relaciones entre los EEUU, Europa y Japón». Reune anualmente a unas trescientas personas del stablishmen y participan de sus reuniones, hombres del mundo de los negocios, de los medios de comunicación, de la política internacional, muchos de ellos integrantes tambien del Club Bilderberg y algunas ONGs.
Todas estas organizaciones tienen en sus manos el poder de influir sobre el curso de los acontecimientos a partir de decisiones tomadas en conclaves casi absolutamente secretos y aunque se definen como defensores de la democracia, no son electos ni actúan en representación de la sociedad sino de sus propios y concentrados intereses arrogándose el derecho de planificar el futuro mundial. Para contrarrestar las críticas y las polémicas que irremediablemente generan cuentan con eficaces departamentos de relaciones públicas que los definen como grupos o foros de estudio y debate sobre los grandes problemas que afectan a la comunidad internacional, con la imaginaria y supuesta intención de resolverlos
Lo que en modo alguno puede resultar creíble teniendo en cuenta las desastrosas consecuencias que sus decisiones han provocado y siguen provocando en la mayor parte del mundo.