El Congolalá es hambre

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El Congolalá es una enfermedad mortal. Parecía extinguida en nuestro Continente, al menos en Venezuela, pero resulta que todavía existe y está en aumento en nuestro País.

El Congolalá, en realidad, es un eufemismo para designar al hambre.

Este fin de semana hemos conocido varios casos de niños muertos por Congolalá, es decir por hambre. La familia de una de esas niñitas muertas por hambre no tenía ni siquiera para comprar la urnita blanca con la cual enterrarla dignamente. Sus hermanitos se pusieron a pedir colaboración entre los vecinos con potes de plástico.

Y nosotros nos preguntamos: ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI todavía haya niños que mueran de hambre, aunque se la quiera seguir disfrazando como Congolalá?

¿Cómo es posible que en nuestro País, mientras el presupuesto militar sube un 160% para 2016, miles de niños no tengan lo básico para subsistir?

¿Cómo es posible que se nos anuncie la compra de 12 aviones militares sukui, que supondrán un desembolso de miles de millones de dólares, a la vez que cientos de miles de familias no pueden comprar leche o fruta para sus hijos?

El Congolalá, es decir el hambre, es el mejor retrato de lo que está pasando en Venezuela. Y es un llamado muy fuerte de atención para todos nosotros que nos decimos seguidores de Jesús.

El Señor, en el Evangelio de ayer, nos insistía en que más que mirar lo que damos, nos tenemos que fijar en lo que nos quedamos porque Solidaridad no es dar de lo que te sobra. Solidaridad es dar hasta lo que necesitas para vivir.

La comida que tenemos en nuestra despensa o la ropa que guardamos en el closet, no nos pertenece. Esa comida o esa ropa, dicen los santos padres de la Iglesia, es de los pobres. Si la guardamos sin compartirla, se la estamos robando.