El FC Start, el equipo que prefirió morir antes que perder

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Muchos de vosotros habréis visto Evasión o Victoria. Es una de mis pelis favoritas, al menos de las que mejores recuerdos me trae

Por
si no sabéis de qué va, trata de un grupo de prisioneros de guerra de los nazis
que aceptan jugar un partido de exhibición para la propaganda alemana. Aunque
en realidad los prisioneros aceptan para escaparse en el descanso, juegan el
partido entero y empatan a 4, tras lo que consiguen escapar tras una invasión
del campo
. La película, protagonizada por el gran Sir Michael Caine y Sylvester
Stallone, fue famosa también por contar con jugadores profesionales como Pelé,
Ossie Ardiles, John Wark o Paul Van Himst, entre otros. Esta película está
inspirada en hechos reales. En mi opinión, estos hechos reales superan en emoción
al argumento de la película. Pero no tiene un final tan feliz.

Kiev,
Unión Soviética. Principios de verano de 1941. Hitler está lanzado en su
ofensiva suicida contra el Ejército Rojo y ha ocupado Ucrania. La capital está
totalmente controlada por los alemanes. Muchos ciudadanos han muerto o han
desaparecido en los ataques. Entre ellos, los jugadores del Dynamo de Kiev, uno
de los punteros de la recién nacida URSS. Iosif Kordik es un panadero de la
ciudad que puede mantener su negocio por ser de etnia alemana. Además, es un
gran fan del Dynamo. Un día, paseando por su derruida ciudad, se encuentra a un
deshauciado Nikolai Trusevich, el portero titular de su amado equipo.
Emocionado ante tal hallazgo, arriesga su negocio y lo contrata para trabajar
en su panadería. Al poco, Trusevich y Kordik deciden buscar en la
caótica Kiev
al resto de jugadores del Dynamo. Poco a poco, los van localizando, incluídos
tres jugadores del otro equipo de la ciudad, el Lokomotiv, y Kordik los emplea
en su panadería.

Una
vez juntos, deciden volver a jugar. Como el Dynamo, por ser un equipo
controlado por el Estado, había sido prohibido por los nazis, fundan uno nuevo
que llaman FC Start (palabra que, curiosamente, significa lo mismo que en
inglés, comienzo, principio). Gracias a algunos contactos, el Start consigue
que se organicen algunos partidos de fútbol con escuadrones de soldados
alemanes.

El
Start jugó contra guarniciones húngaras, rumanas y alemanas, con los
siguientes resultados en los seis primeros partidos: 6-2, 11-0, 9-1, 6-0, 5-1 y
3-2. Los alemanes empezaron a mosquearse, no sólo porque el Start ponía en
entredicho la teoría nazi de la superioridad de la raza aria sobre la eslava,
sino porque las victorias del equipo soviético estaban dando balones de moral a
la población ocupada. Así que decidieron mandar a Kiev al Flakelf, un equipo
formado por oficiales de la Luftwaffe, de más nivel. Pero pasó lo inevitable.
El Start ganó 5-1.


En
Berlín sonaron las alarmas y dieron la orden de matarlos a todos. Pero algún
nazi lo pensó mejor y creyó que si hacían eso, la última imagen de los héroes
del Start sería una victoria y su ejemplo sería utilizado en el futuro
. Había
que derrotarlos primero en el campo. Así, se organizó una revancha, fijada para
el 9 de agosto de 1941.

El
partido de la muerte

El
clima ante el partido era muy tenso. Las autoridades nazis habían decidido que
el árbitro sería un oficial de las SS que hablaba ruso, que antes del encuentro
se dirigió a los jugadores del Start y les advirtió que al comenzar el encuentro
debían de hacer el saludo nazi, con el brazo en alto. Los jugadores saltan al
campo, el Start con camiseta roja y el Flakelf de blanco. En lugar de alzar el
brazo, los futbolistas soviéticos se pusieron la mano en el pecho. Como en los
partidos anteriores, el Start fue muy superior. Llegado el descanso, vencían
2-1, a pesar del juego duro de los alemanes, que repartieron patadas de manera
impune durante los 45 minutos. Viendo que perdían, los alemanes decidieron
poner las cosas claras. En el vestuario irrumpieron varios miembros del
Ejército nazi, armados, que directamente les dijeron que si ganaban, morirían
todos.

Aunque
se les pasó por la cabeza no saltar al campo (el miedo es irracional), se
miraron a las caras y saltaron, como unos valientes… y salieron a ganar. La
apisonadora soviética se puso en marcha y al final del partido iban ganando ya
5-3. Cuando el partido agonizaba, uno de los jugadores del Start, Oleksiy
Klimenko, cogió el balón, llegó hasta la línea defensiva alemana, regateó a
quien le salió al paso, incluido el portero… y cuando estaba solo ante la
meta, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo, un gesto de burla y
de superioridad total. El árbitro se apresuró a pitar el final antes de que se
cumplieran los 90 minutos.

La gente
en Kiev estaba loca de contenta, pero los nazis estaban dispuestos a cumplir su
venganza. Dejaron que el Start jugara un partido más (que por cierto ganaron
8-0) y después, detuvieron a todos los miembros del Start, acusándolos de ser
miembros de la NKVD, los servicios secretos soviéticos.
Algunos de los
jugadores murieron torturados poco después. Otros lo hicieron más adelante, en
campos de concentración
. Sólo sobrevivieron Fedir Tyutchev, Mikhail
Sviridovskiy y Makar Goncharenko, que no estaban con el resto de sus
compañeros en el momento de su detención. Gracias a ellos, la historia del FC
Start se pudo conocer.

Tras
ello, varios libros y películas recogieron la
historia. En
1981, se erigió junto al estadio del Dynamo una escultura de homenaje a los
héroes del Start. Y se dice que quien conserve una entrada del partido del 9 de
agosto de 1941, tendrá un asiento asegurado para ver al Dynamo de Kiev.

Y
hasta aquí la historia de un grupo de futbolistas que prefirieron morir antes
que perder.