Las promesas del Pacto Global contra la pobreza son papel mojado 6 años después. El Foro Económico de Davos de 2005 advierte de que líderes políticos y empresariales no asumen sus promesas contra la pobreza. El documento se ha dado a conocer en la misma semana que esta organización privada celebra en la ciudad alpina de Davos su reunión anual, en la que participarán 2.250 líderes políticos y empresariales de 96 países, incluidos 100 de las 500 personas más ricas del mundo. El grueso lo conformarán nuevamente los 500 dueños y presidentes ejecutivos de empresas y conglomerados económicos líderes, sobre todo de Estados Unidos. No falta nunca Bill Gates (Microsoft), tampoco Charles O. Prince (Citigroup), Daniel Vasella (Novartis), John A. Thain, (Bolsa de Nueva York), o los presidentes de Deutsche Bank, Fiat, Siemens, Nestlé, Renault Dell, Pricewaterheouse o BP, entre otros.
25 de enero de 2005
Solidaridad.net
El Foro de Davos reúne anualmente a los dirigentes de las mil sociedades transnacionales más poderosas. Para ser admitido en el «Club de los 1.000» (es el nombre oficial), se necesita reunir un imperio bancario, industrial o de servicios, cuya cifra de negocios anual sobrepase el millardo de dólares.
El presidente del FEM ( Foro Económico Mundial), Klaus Schwab, es miembro de la logia secreta del Club de Bilderberg.
El actual secretario de Naciones Unidas, Kofi Annan, ante el poder enorme de las oligarquías financieras transcontinentales y sus mercenarios de las instituciones de Breton Woods (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) abandonó toda esperanza de poder reformarlos y de enfrentarse a la OMC (Organización Mundial del Comercio) y por ello suplicó, en palabras de Jean Ziegler, a los amos del mundo, reunidos en el Foro Económico Mundial de Davos el 31 de mayo de 1999, en la ciudad suiza de Davos. El secretario de Naciones Unidas les propuso la firma de un pacto global (de salvaguarda del medio ambiente, del empleo, de las libertades públicas, de justicia social, de relaciones Norte- Sur.). «El cordero pastó al lado del lobo. En Davos los señores le adoraron», dice el profesor de la Universidad de Ginebra, J. Ziegler, y continúa: «Aplaudieron en pie durante minutos al secretario general y su pacto. Y con razón. Cada compañía signataria tienen derecho a que todos sus prospectos, documentos, envíos publicitarios, etcétera, figuren en el logo blanco y azul de Naciones Unidas. Entre los firmantes figuran las principales sociedades transnacionales de la alimentación.
Ni el Secretario General de Naciones Unidas, ejerce el menor control sobre la aplicación práctica de los principios del Pacto Global por las sociedades transnacionales que se adhirieron». Desde luego, el lobo no es vegetariano, ni acepta ningún control alguno en el gallinero del comercio mundial. Hay un consenso oculto a la opinión pública, que es una camisa de fuerza para los empobrecidos: privatizaciones y desregulación, ajustes presupuestarios estructurales y liberalización a ultranza de los mercados que hace que los fuertes sean más fuertes cada día.
Las promesas son papel mojado 6 años después. El Foro Económico de Davos de 2005 advierte de que líderes políticos y empresariales no asumen sus promesas contra la pobreza. El documento se ha dado a conocer en la misma semana que esta organización privada celebra en la ciudad alpina de Davos su reunión anual, en la que participarán 2.250 líderes políticos y empresariales de 96 países, incluidos 100 de las 500 personas más ricas del mundo. El grueso lo conformarán nuevamente los 500 dueños y presidentes ejecutivos de empresas y conglomerados económicos líderes, sobre todo de Estados Unidos. No falta nunca Bill Gates (Microsoft), tampoco Charles O. Prince (Citigroup), Daniel Vasella (Novartis), John A. Thain, (Bolsa de Nueva York), o los presidentes de Deutsche Bank, Fiat, Siemens, Nestlé, Renault Dell, Pricewaterheouse o BP, entre otros.
Los líderes políticos y empresariales del mundo «están rompiendo sus promesas de abordar los problemas globales relacionados con la pobreza, la paz y la protección medioambiental», según advierte un nuevo informe publicado por El Foro Económico Mundial, que se reunirá en Davos, Suiza, a partir del miércoles.
El informe, realizado por la Iniciativa para el Gobierno Global del Forum (GGI) evalúa los esfuerzos de los gobiernos y corporaciones de todo el mundo a lo largo del año pasado, y sus resultados arrojan que «el mundo está muy lejos de alcanzar sus metas más importantes».
En este sentido, la reciente respuesta de las multinacionales ante el desastre del sudeste asiático deja mucho que desear demostrando que el sector privado «tiene mucho que aportar para conseguir alcanzar las metas globales». Algunas de las más grandes del mundo «están ofreciendo su ayuda a través de donaciones y del suministro de equipos y servicios esenciales dentro de sus ámbitos de experiencia», recalca el informe.
El análisis de 2004 muestra que «sólo unos pocos, tanto en el sector público como en el privado, están haciendo un esfuerzo que resulta insuficiente para conseguir que el mundo marche por el sendero adecuado». En diferentes puntaciones en una escala de cero a diez, «el mundo obtiene varios suspensos». En todas las áreas, desde la educación al hambre, la paz o los Derechos Humanos, la humanidad «está haciendo menos de la mitad de lo necesario para construir un mundo más estable y próspero».
Algunas compañías «ya toman estas responsabilidades seriamente» y el informe recoge algunas, pero tales empresas «sólo representan una diminuta fracción del sector privado».
Los participantes en la reunión número 34, que tiene otra vez como sede a la pequeña localidad suiza de Davos, son los mismos actores que en todo el mundo niegan a los pueblos el acceso a bienes vitales como el agua, la alimentación, la salud, la enseñanza…etc.
El Foro Económico de Davos (WEF) es el corazón del neocapitalismo
El Foro Económico de Davos (WEF) es el corazón del liberalismo económico y una tribuna de lujo para los líderes mundiales. Creada a principios de los 70 por el alemán Klaus Schwab, esta fundación privada instalada en la estación de esquí del este de Suiza nació como un lugar para discutir estrategias empresariales en Europa y se convirtió con el correr de los años en el centro donde se decide el mundo que vendrá.
La fundación está integrada por miembros que pagan importantes sumas de dinero para participar en la cumbre anual de cinco días, en que la se suceden unas 200 conferencias sobre diversos temas y a la que asisten responsables políticos y económicos de todo el mundo.
La Conferencia de Davos de 1971 ofrece una buena muestra de esta economía imperialista planificada. Allí se dijo: «En los próximos treinta años, alrededor de trescientas multinacionales geocéntricas regularán a nivel mundial el mercado de los productos de consumo, y no subsistirán más que algunas pequeñas firmas para abastecer mercados marginales. El objetivo deberá alcanzarse en dos etapas: primeramente, diversas firmas y entidades bancarias se reagruparán en el marco multinacional; después, hacia finales de la década, esas multinacionales se acoplarán al objeto de controlar, cada una en su especialidad, el mercado mundial». Si nos situamos en la reunión de Davos celebrada hace 10 años entre el 26 y el 31 de enero de 1995, con la asistencia de los dirigentes de las más poderosas Multinacionales del planeta y de un nutrido elenco de tecnócratas y líderes políticos resulta que: en el curso de dicho encuentro, uno de los principales animadores del Foro Económico Mundial, el trilateralista y ex-ministro francés Raimond Barre, se dirigió a los asistentes lamentando el hecho de que, pese al indudable avance experimentado en los últimos años por el proceso de globalización de la economía mundial, éste no progrese al ritmo adecuado, añadiendo como colofón que «tal vez sea necesaria la experiencia de un crack económico para que queden definidas las nuevas reglas de juego». Podemos preguntarnos: ¿ de que manera los acontecimientos mundiales se planifican para imponer el pensamiento único y sagrado de las leyes del mercado y la necesidad de un gobierno mundial?
Foro de Davos 2005
Lo que hace más de 30 años comenzó como un encuentro íntimo de deliberación reservada a algunos ejecutivos empresariales e influyentes políticos se ha convertido en un acto de masas que convoca esta vez a 2 mil 250 participantes de 96 países custodiados por el doble en efectivos militares, aparte de centenares de policías cantonales.
El idílico centro de esquí se vuelve a convertir por cinco días en una fortaleza donde se debate el futuro del planeta.
Las listas de participantes reflejan el «quién es quién» del mundo del poder y la opinión pública se fija entretanto no en quién va, sino en quién falta.
Entre los 23 jefes de Estado o de gobierno que anunciaron su asistencia están el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; el primer ministro británico, Tony Blair; el canciller alemán, Gerhard Schroeder; el flamante presidente de Ucrania, Victor Yushenko, y el nuevo líder palestino, Mahmud Abbas.
Pero entre los personajes prominentes que faltarán figuran el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el primer ministro israelí, Ariel Sharon. Aparte de Lula, no se prevé la asistencia de ningún otro presidente latinoamericano. Los países de la región estarán representados por cancilleres y otros ministros.
El grueso lo conformarán nuevamente los 500 dueños y presidentes ejecutivos de empresas y conglomerados económicos líderes, sobre todo de Estados Unidos. No falta nunca Bill Gates (Microsoft), tampoco Charles O. Prince (Citigroup), Daniel Vasella (Novartis), John A. Thain, (Bolsa de Nueva York), o los presidentes de Deutsche Bank, Fiat, Siemens, Nestlé, Renault Dell, Pricewaterheouse o BP, entre otros.
Frédéric Sicre, uno de los gerentes del FEM, dijo que sólo nueve por ciento de los inscriptos representan a gobiernos.
Sin embargo, el funcionario llamó la atención sobre la nutrida representación del Grupo de los 20 (G-20), una alianza de países en desarrollo liderada por Brasil, India, China y Sudáfrica, que actúa en las negociaciones de agricultura de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El bloque de los 20 envía a Davos 10 ministros de Finanzas y otros 12 de Comercio, además de dos responsables de las relaciones exteriores, detalló Sicre.
«Ese nivel de representación del G-20 muestra la dimensión que este año otorgamos a las sesiones, enfocadas más en los aspectos de desarrollo económico y de comercio que las cuestiones propiamente políticas», explicó.
Pero como ocurre siempre en Davos, el examen de algunos temas queda restringido a figuras que ocupan lugares prominentes en gobiernos, empresas y centros académicos. En ese círculo estrecho se debatirá este año la cuestión de la naturaleza de la lucha contra el terrorismo, lanzada por Estados Unidos tras los atentados en su contra el 11 de septiembre de 2001.
Rick Samans, otro gerente del FEM, estimó que los participantes evaluarán si constituye una guerra mundial, como algunos fervientemente creen, o se trata de un esfuerzo de otro tipo con implicaciones en política exterior, seguridad interna, en derechos humanos, en libertades cívicas y en políticas económicas.
Una encuesta de opinión encargada por el FEM entre los dirigentes de empresas, políticos y académicos que asisten este año a Davos, mostró que ese sector observa con mayor pesimismo la seguridad mundial.
Las mayores preocupaciones del grupo para el 2005 se centran en un aumento del terrorismo, en la expansión de la guerra en Iraq a otras partes del mundo.
En los cinco días de deliberaciones, la gran mayoría de ellas a puerta cerrada, habrá 200 sesiones de debates y mesas redondas, en las que bajo el lema de «Asumiendo responsabilidades para decisiones difíciles» se analizarán 12 temas centrales, definidos como los grandes desafíos de la actualidad y para el futuro de un planeta globalizado.
Los temas son China, el cambio climático, Europa, globalización equitativa, islamismo, economía globalizada, Medio Oriente, gobierno global, liderazgo de Estados Unidos, armas de destrucción masiva, pobreza y comercio mundial.