El hambre, la mayor guerra planificada

2491

‘Cada cañón que construimos, cada barco de guerra que se bota, cada cohete que lanzamos, no es otra cosa que un robo a aquellos que están hambrientos’

“Es doloroso constatar que la tierra y su banquete están en manos de una minoría” (Juan Pablo II)

“La Tierra proporciona recursos suficientes para las necesidades de todos, pero no para la codicia de algunos” (Mahatma Gandhi)

«Cada cañón que construimos, cada barco de guerra que se bota, cada cohete que lanzamos, no es otra cosa que un robo a aquellos que están hambrientos» (General Eisenhower)

Por Francisco Rey Alamillo.-

Durante el siglo XX, la humanidad ha sufrido una interminable y horrenda serie de guerras, conflictos, genocidios, limpiezas étnicas, que han causado indescriptibles sufrimientos: millones y millones de víctimas, familias y países destruidos; multitudes de prófugos, miseria, hambre, enfermedades, subdesarrollo y pérdida de ingentes recursos… En el transcurso del siglo XX, miles de jóvenes eran convocados en reuniones masivas para aprender a odiar y para combatir los unos contra los otros. Millones de personas vivieron el infierno de los campos de concentración nazis, los gulag comunistas, los genocidios de Armenia, de Camboya, Ruanda….. Este mismo año Ucrania conmemora el 75 aniversario de la hambruna provocada por Stalin que mató a 10 millones de personas, un tercio de la población del país, que el presidente quiere sea reconocida como genocidio. [1]

El siglo XX se había iniciado con una fe ciega en el progreso. En cambio, la humanidad había asistido al estallido de dos guerras mundiales, la consolidación de sistemas totalitarios genocidas, la acumulación de inmensos sufrimientos humanos y el desencadenamiento, contra la Iglesia de la mayor persecución que la historia haya conocido jamás[2] (con frecuencia se olvida que los cristianos son el grupo humano mas perseguido del mundo en términos absolutos)[3]. ¿Hay memoria en Europa de todo esto? La memoria no es simplemente recordar el dolor de las víctimas para que no se repita, es reorientar nuestro pensamiento y nuestra acción para que no vuelva a pasar, es una mirada de la realidad desde las víctimas que conlleva un compromiso político de mantener viva la llama de la justicia.

Frente al escenario de guerra del siglo XX, el honor de la humanidad ha sido salvado por los que han hablado y trabajado en nombre de la paz. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.[4]

Hoy la barbarie de los siglos pasados continúa… Es necesario tener la mirada puesta en la realidad. La auténtica realidad habla con los hechos desde los ojos de millones de inocentes aunque estén ausentes en los medios de comunicación y en nuestras vidas… La fotografía ganadora del premio «Pulitzer» 1993 durante la hambruna en Sudán es un ejemplo de ello. La fotografía muestra a un niño herido y muriendo de hambre gateando al campamento de alimentos de Naciones Unidas, localizado a un kilómetro de distancia. El buitre espera que el niño muera para poder comérselo. Esta fotografía asombró al mundo entero. El fotógrafo Kevin Carter, quien dejó el lugar tan pronto como tomó la fotografía, tres meses después se suicidó debido a la depresión… Pero la pura realidad es que todos los días el buitre de nuestro mundo imperialista hace esto con 150.000 niños inocentes y no nos enteramos los que comemos. El buitre es nuestro occidente criminal que quiere maquillarse con falsas ”ayudas», pero cuando se descubre la verdad, cara a cara de este mundo tan cruel lleva a la desesperanza del suicidio. Y en este contexto recordemos la palabras Albert Camus «lo único que le pido a mi generación es que os pongáis a la altura de vuestra desesperación». La primera elección que hay que hacer, según este humanista existencialista, es la de decidir si uno ha de suicidarse, o si no ha de suicidarse. Y esto es de una lógica aplastante en un materialista…

Hoy en pleno siglo XXI, en este preciso instante, en las barriadas de chabolas de Asia, África, e Iberoamérica, hipócritamente llamadas «hábitats insalubles» por la Naciones Unidas, en las que vive el 40% de la población mundial, las ratas disputan a las madres la escasa comida familiar. En la ciudad filipina de Quezón, Payatas es un vertedero de basuras que ha atraído a numerosos pobres urbanos. Sus 635.000 habitantes viven de la busca entre los desperdicios; muchos mueren o caen enfermos. Estas personas no pueden escapar de su espantosa pobreza, tres cuartas partes están en paro crónico.

En el río Guaiba en Porto Alegre, Brasil, cinco niños, de los cuales el mayor tiene ocho años, reciben a una asistente social. Los padres se han ido a hurgar en los bidones de basura. Al notar el aspecto miserable de las criaturas, la asistente social les pregunta si han comido. «Si, señorita; ayer mamá nos hizo galletitas de periódico mojado». «¿Qué? ¿Galletitas de qué?», pregunta la mujer. «Mamá toma una hoja de periódico, hace una pelota con eso y la sumerge en agua, y cuando se ablanda, forma las galletitas. Las comemos, tomamos un poco de agua y nos sentimos bien y satisfechos«.

Al amanecer, los pobres y los hambrientos invaden montículos de desechos de los ricos, trepando por sus flancos de las inmundicias. Si encuentran un trozo de carne, un cadáver de animal, restos de pan, verdura medio podrida o fruta estropeada, los meten en una bolsa de plástico que llevan con ellos. Estos residuos son para sus familias, que viven en los arrabales, y les permiten una subsistencia incierta; pero su consumo, lógicamente, es mortífero para el organismo. Las lombrices se desarrollan en el vientre y producen todo tipo de enfermedades, a menudo mortales. Muchachos en harapos, con los pies descalzos, y con miradas de una tristeza infinita, asaltan las montañas de inmundicias en Manila (Filipinas), llamadas Smokey Mountain (Montaña Humeante). El aire y el agua están allí envenenados; las ratas, los mosquitos y la comida en mal estado son la causa de la expansión de la tuberculosis en toda la zona, así como de otras enfermedades pulmonares y cutáneas, lombrices y meningitis.[5] En todo el Tercer Mundo, los desechos de los ricos “alimentan”, si puede decirse así, a millones de empobrecidos en miles de extrarradios.

Hoy en las favelas del norte de Brasil (uno de los grandes países exportadores del cereales de mundo), las madres suelen hervir agua por la noche en una marmita (olla de metal con tapadera) introduciendo en ella unas piedras calientes. Cuando sus hijos lloran de hambre, les dicen: «La comida estará enseguida…»con la esperanza de que mientras tanto los niños se hayan dormido…

Hoy el 70% de los cereales en el mundo se utilizan para el engorde de animales. El hambre es un genocidio que afecta al 85% de la humanidad, mientras el 15% restante disfrutamos de niveles de consumo inmorales. Hoy una vaca europea recibe un promedio de 7 dólares de subvención diaria, mientras 1.000 millones de personas tienen que sobrevivir con un euro al día. Cada día mueren 100.000 personas de hambre de las que 50.000 son niños. La FAO, en un estudio elaborado hace ya 20 años, afirmaba que que el mundo, en el estado actual de las fuerzas de producción agrícola, podría alimentar sin problema a más de 12.000 millones de seres humanos.[6] Es terrible que un 80% de los niños hambrientos en el mundo vivan en países con excedentes alimentarios, la mayoría en forma de piensos para engordar aninales que, a su vez, sólo serán consumidos por los más ricos.

El 45% de los hambrientos del planeta tiene menos de diez años. El los países empobrecidos, el 60% de las muertes de niños con menos de cuatro años tiene como causa indirecta el hambre.[7]

No existe solidaridad de nuestros gobiernos con el mundo empobrecido. El total de la «ayuda» oficial supone un 10% de lo que pierden los países pobres por el comercio internacional y el 50% de lo que pagan por concepto de deuda externa. Muchos países africanos dedican el 20% de su riqueza para enviarlo al Norte. El Tercer Mundo en los últimos 20 años ha reembolsado 8 veces lo que debía hace 2 décadas y se encuentra 4 veces más endeudado. Podemos decir que ya pagó la deuda. Sin embargo, el interés que el Tercer Mundo paga por la deuda está entre el 10% y el 40% mientras que un ciudadano español quizás paga un 5% o un 6% al año por un crédito hipotecario.[8] La deuda externa es simplemente un mecanismo de robo y de control de los países empobrecidos.

Las viejas palabras de León Bloy son hoy más ciertas que nunca. “El dinero es la sangre del pobre”. Un caso significativo que ilustra esta afirmación, es el de la bolsa de Chicago. El Chicago Commodity Stock Exchange, es la bolsa de las materias primas agrícolas en Chicago. Cuatro o cinco banqueros y comerciantes de multinacionales de grano (André SA Lausanne, Continental Grain, Dreyfus Compagnie, Cargill Internacional… deciden allí los precios mundiales. Su política de precios en todas las materias primas alimentarias causan la muerte de 36 millones de personas al año en el mundo, sólo porque no pueden pagar esos precios. Mientras, en la lógica absurda del dinero, los países enriquecidos destruyen masivamente alimentos o limitan severamente su producción para mantener los precios. Periódicamente, la Unión Europea hace quemar o destruir montañas de carne, rios de leche, himalayas de patatas y miles de toneladas de productos agrícolas de toda clase y otorga subvenciones millonarias a los campesinos agricultores y ganaderos para que no aumenten su producción y así garantizar el nivel elevado de los precios de los productos agrícolas.

Para el pensador y economista francés, Jacques Attali, » Jamás el mundo ha estado más dominado por la ley del dinero. Jamás el capitalismo ha sido más triunfante, más seguro de si mismo, menos soslayable. Jamás resultó más dificil de definir, en cualquier pais, un proyecto político que no sea el de su simple adaptación a las exigencias del orden mercantil.»

Vivimos en un mundo donde un país empobrecido no puede adoptar leyes que le permitan alimentar a su población si estas leyes contrarían el “libre comercio”. Un mundo donde países con millones de personas hambrientas exportan comestibles a países cuya población esta bien alimentada. ¿Por qué? ¿Qué tipo de sistema es éste?. Cualquier sociedad es juzgada por la medida en que son atendidos los más débiles y pobres. Y hasta el mismísimo Banco Mundial informa que el 40% más pobre de las personas del Tercer Mundo ha visto descender sus ingresos desde que se inició el salvaje proceso de liberalización. La evidencia es irrefutable y desacredita a los ministros de gobiernos occidentales cuando afirman que la liberalización comercial reduce la pobreza.[9] Estamos de acuerdo con Ana Solano, profesora de medicina de la Universidad de Sevilla, cuando afirma que Occidente “pretende reducir la pobreza matando pobres, en vez de cambiar el modelo económico”.

La experiencia del siglo XX ha demostrado que el viejo argumento de que el libre comercio beneficia a todos es una falacia. Es la libertad del zorro en el gallinero. La globalización económica y la liberalización comercial han concentrado el poder en manos de las multinacionales que disponen para ello de la poderosa Organización Mundial del Comercio (OMC) y de los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Son las multinacionales, no la población, las que se benefician de la liberalización y el crecimiento económico actual. Los pequeños agricultores son incapaces de competir en la economía global y se ven presionados a abandonar sus tierras, a las que pueden acceder sin dificultad las multinacionales. En lugar de liberar a los hambrientos, el libre comercio los ha esclavizado. Como escribió Ralph Nader “El mundo no tiene libre comercio; tiene un comercio dirigido por las multinacionales”[10]

La memoria histórica nos recuerda que durante la hambruna que asoló Irlanda en 1846-47, por ejemplo, en la que murió casi un millón de personas, “ los terratenientes exportaban rutinariamente comida a Gran Bretaña mientras se hundían los campesinos pobres del entorno”.[11] Si sustituimos a Irlanda por los países empobrecidos, a los terratenientes, por las multinacionales, y a Gran Bretaña por el mundo enriquecido, es prácticamente lo mismo.

En sus fueros internos muchos occidentales, perfectamente informados del sufrimiento de los hambrientos africanos o de los niños esclavizados en Pakistán, India, Filipinas… soportamos difícilmente nuestra complicidad cotidiana con el orden caníbal del mundo. Sentimos vergüenza, que pronto es sustituida por una sensación de impotencia y pocas veces tenemos el coraje de alzarnos contra este orden injusto y canalla. Para calmar nuestra poca vergüenza, la tentación de buscar justificaciones en muy grande….

Este holocausto es un rasgo característico de nuestra época. Sin embargo todo transcurre como si fuera algo «natural». En este sentido, Bertolt Brecht hacía la siguiente denuncia: «No permitas que nada sea considerado natural. En una época de confusión sangrienta, desorden ordenado, capricho planeado y la humanidad deshumanizada, no vaya a ser que todas las cosas sean consideradas inalterables». Podemos preguntarnos: ¿Somos realmente conscientes de la terrorífica desgracia de los niños en el mundo y del peso de los poderes que los trituran?

La emigración forzosa

Nos recordaba la escritora de Mali, Aminata Traeré que “Africa no es pobre, Africa ha sido empobrecida, y aún podría empobrecerse más”, como expone Susan George en su libro “El bumerán de la deuda”: “millones de personas enfrentadas a una pobreza deshumanizadora, a conflictos armados o al desastre ecológico ven como se desvanecen los medios de vida de que disponían hasta entonces. ¿Qué opción tienen- aparte de la muerte- sino emigrar?”

La muerte de miles de inmigrantes en las aguas de Canarias actualmente es una gran canallada de la que el señor Zapatero, presidente del Gobierno del PSOE, tiene mucha responsabilidad. Los sucesos de Ceuta y Melilla, los cayucos que llegan de Mauritania, Senegal nos han mostrado la imagen de lo que somos y representamos en el orden mundial. Somos los gendarmes serviles que vigilan la frontera, y levantan los muros alambrados de este nuevo orden imperial… Nos ha hecho tomar conciencia, aunque solo haya sido por unos momentos, de que la defensa de nuestro bienestar pasa por encima, incluso, del derecho a la vida de millones de personas…

La tragedia no es que lleguen a nuestras costas, como subliminalmente nos bombardea la artillería mediática, sino la muerte de miles de hermanos nuestros que huyen del hambre y la desesperación y la falta de respuesta solidaria. El Gobierno tuvo información en diciembre de 2005 de la muerte de más de 1700 inmigrantes ahogados y silenció la tragedia sin tomar ninguna medida urgente. Es la imagen de un gobierno que habla cínicamente de solidaridad, de diálogo de civilizaciones, de pobreza cero, al tiempo que miente ante el dolor de los inmigrantes que se ahogan en nuestras aguas, contribuye a que el holocausto aumente haciendo mas peligrosas sus rutas, no se puede pretende poner vallas al hambre de un continente expoliado durante siglos… El Señor Zapatero «ha ayudado» dando una limosnas a Mauritania, Niger, Senegal… a cambio de que estos países sean cipayos[12] de su pueblo y que repriman a sus hermanos.[13] Marruecos ha asesinado a centenares de inmigrantes en la valla y ha mandando al desierto sin agua a otros cientos y no se ha exigido por parte del Gobierno español ni una sola investigación. Y con otros países como Senegal y Mauritania se ha negociado para impedir que salgan desde sus costas y acepten las repatriaciones, y más aún, al hambriento pueblo de Niger se le ha exigido que no permita que atraviesen su país. ¿Hay mayor traición al socialismo que estas canalladas?… Ellos seguirán muriendo por el simple delito, por el santo deber, de querer alimentar a sus familias que padecen hambre y miseria. El gobierno español se ha consolidado como un tumor maligno que está contribuyendo a matar la esperanza de los pobres de la tierra.

No podemos tampoco callar, que «después de estar cuarenta días encerrados, en condiciones poco dignas, los inmigrantes son esposados, amordazados, sedados y devueltos a África»[14], como ha afirmado la secretaria general de Cáritas diocesana de Canarias, Lola Correa, en relación con el trato dado por las autoridades a los inmigrantes llegados las últimas semanas a las islas españolas. Una vez más los medios de comunicación juegan con la tragedia de la inmigración. Los medios de comunicación del grupo PRISA silencian la complicidad del gobierno con el genocidio que se está produciendo y los comentaristas de la cadena COPE, de manera insistente, denigran y hasta insultan a seres humanos que abandonan sus países porque se mueren de hambre. Es un escándalo, una inmoralidad, una canallada. Solo hay una solución digna a la tragedia que se está produciendo: que haya justicia y solidaridad con los hambrientos de la Tierra. Lo demás es miserable.

El primer deber de la ONU debería ser: acabar con el hambre en el mundo, y no lo hace.

Denunciar ante el mundo el hambre como negocio es un deber de todo biennacido, decía Julián Gómez del Castillo, y añadía: “Los 4.000 millones de personas que padecen algún nivel de hambre no existen por las estúpidas razones que manifestamos los que comemos: superpoblación, la Tierra no produce para más, son unos gandules, etc., etc. El hambre existe como consecuencia de que el 20% de la población de la Tierra poseemos el 80% de la riqueza del mundo; mientras el 80% de la población posee el 20% de la riqueza.. Y para que esta canallada siga existiendo se organiza la vida internacional, tanto la política, como la económica, social y cultural. El hambre es negocio como los son las guerras, la ignorancia, la enfermedad, etc, . Por eso lo propio de las personas que quieran ser personas, es colaborar al cambio de situación, y no ha un cambio de 0,7 % y ONG´s, sino a un cambio que afecte hasta las mismas raíces de nuestro mundo. Tiene remedio el hambre, las guerras, la ignorancia, la enfermedad, etc. Por ello, la pregunta que lógicamente hacemos es: ¿queremos nosotros que tenga remedio?”

El ex presidente de la FAO, Josué de Castro, afirmaba que “importa no perder de vista, en efecto, que son, sobre todo, nuestra ignorancia, nuestro enceguecimiento y nuestro egoismo, es decir, nuestra falta de amor, los que nos han conducido a ese callejón sin salida. A nosotros nos toca actuar, forzar las puertas de un “mundo nuevo”, liberado del hambre. […] No basta “saber” que el hambre existe, porqué existe y tener los medios de eliminarla: hace falta, aún querer extirparla de la tierra y quererlo verdaderamente. Es necesario estar prontos para consentir los sacrificios indispensables.”[16]

Servir a los empobrecidos en el protagonismo de su lucha liberadora, bien merece la pena, a pesar de que ello nos acarree la incomprensión de los que ponen la ley por encima de los derechos humanos. Recordemos la frase de Lebret: “Hemos llegado a un punto en el que sólo la utopía es realista.”

Quisiera acabar este texto con este bello poema de una madre militante cristiana.

NIÑO DEL HAMBRE

Ayer te vi, Niño del Hambre,
desnudo y solo.

No me miraste.

Pasé despacio, por tu dolor… seguí de largo.

Niño del hambre,
¡qué viejo estabas!, no me miraste.

Un pie en la cuna, otro en la muerte…

Y yo, en silencio, acabé mi plato,
cerré la puerta,
peiné mi pelo y pasé de largo.

Eres la Vida, Niño del Hambre.

Si hoy me miras,
si te detienes,
yo no soy digna, pero, tal vez… siga tus pasos.

¡Rómpeme el alma, con tu silencio
destroza todo lo que he creado!

Mírame, tócame, porque ahora sé que soy yo la muerta.

Que soy de piedra.

Tus ojos negros, tus manos largas,
tu paso errante…

¡Niño del Hambre!

Te estás cayendo, y eres la Vida.

Eres la Vida, eres un grito
sabor de sangre.

Dolor tan grande
que movería todos los mares.

Si bajo un paso y nos encontramos
yo, que soy piedra, seré de carne.

Eres la Vida, Niño del Hambre.

(P. Gómez-Ulla)


[1] El dictador soviético provocó la crisis para obligar a los campesinos a entregar sus granjas privadas y unirse a las colectivas. Bajo el régimen estalinista, cada pueblo debía entregar al estado una cuota de granos, pero las demandas generalmente excedían la cosecha. Si una población no cumplía con los requerimientos, era colocada en una lista negra. El gobierno confiscaba entonces la totalidad de los alimentos y los residentes tenían prohibido alejarse de sus poblaciones, lo que en la práctica significaba que estaban condenados a morir de hambre. Aquellos que se resistieron fueron fusilados o enviados a Siberia.

[2] El teólogo estadounidense David Barreto, director de la Enciclopedia del Mundo Cristiano y considerado como uno de los mayores demógrafos religiosos, considera que sólo en el siglo XX unos 45 millones de cristianos fueron asesinados en el mundo por motivos religiosos.(EL Mundo 11de febrero de 2006)

[3] Señalado en mayo de 2006 por el cardenal Renato Martino durante la presentación del libro Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo realizado por la organización Ayuda a la Iglesia

[4] Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2005

[5] Jean Ziegler , El hambre en el mundo explicada a mi hijo.pag 38

[6] Ibid. , pag 20.

[7] El negocio del hambre, Sophie Bessis, voz de los sin voz

[8] Eric Toussaint , presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo ( CADTM), en su libro “ 5o preguntas 50 respuestas” , Intermán Oxfam

[9] El Comercio del Hambre, John Madeley

[10] El Comercio del Hambre, El precio que pagan los pobres por el comercio libre, John Madeley

[11] Susan George, Informe Lugano

[12] Soldado indio que en los siglos XVII y XIX servía en los ejércitos de Inglaterra, Francia o Portugal.

[13] El Plan África del Gobierno de Zapatero no va a la raíz de los problemas del continente, ni afronta las estructuras y mecanismos que generan el empobrecimiento y marginación que llevan a miles de personas a tirarse al mar. La promoción de las inversiones españolas a toda costa, la priorización de países y sectores importantes para la economía española, la perpetuación del endeudamiento de los países del Sur, la militarización del control de la inmigración … no parecen ser iniciativas que vayan encaminadas a fomentar el bienestar de los africanos

[14] Cáritas Canarias denuncia que se está vulnerando los derechos de los inmigrantes sin papeles. Las Palmas de Gran Canaria, 22/05/2006

[15] Josué de Castro, El hambre , problema universal. Voz de los sin voz