Las empresas pagaron más de seis millones en 2014 para presionar a los reguladores.
En el denominado barrio europeo, al este de Bruselas, donde se sitúa la mayoría de las instituciones comunitarias, grandes empresas, numerosas consultoras y bufetes de abogados, ONG y asociaciones de distintos tamaños y temáticas han instalado sus oficinas en los últimos años. A las puertas del Parlamento Europeo, visitantes acreditados, estrictamente trajeados, entran y salen del edificio principal. En la misma zona, al menos una decena de restaurantes acoge comidas y cenas a diario, comúnmente llamadas de networking (creación de redes), donde se intercambian intensamente tarjetas de presentación. Son diferentes formas de hacer lobbying en el gran centro de toma de decisiones de la Unión Europea.
Las empresas del Ibex 35 invirtieron entre 6,9 y 8,3 millones de euros en 2014 en la representación de sus intereses ante las instituciones europeas, según lo que las propias compañías —23 de las 35— han declarado en el Registro de Transparencia de la UE. La tendencia de la Unión a adquirir más competencias para legislar distintas materias ha provocado que las empresas españolas aumenten su presencia en la capital comunitaria. Los proyectos de unión bancaria y energética hacen que sean las empresas de esos sectores las que encabecen ese incremento.
Autor: Marién Kadner
Fuente: El País