El mapa de la precariedad juvenil en España

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Los jóvenes siguen encontrando serios problemas con el trabajo y el desempleo en los menores de 25 años se ha visto aumentado en 6.478 personas el mes de julio. Abundan contratos en prácticas que no terminan en contrataciones.

Es cierto que las cifras generales en este último año indican que sí hay números más positivos en cuanto a la ocupación laboral de los jóvenes, pero no así en su calidad profesional. Pues tal y como apuntan los datos arrojados por el observatorio de la emancipación del Consejo de la Juventud de España (correspondiente al primer trimestre de 2014), los tipos de contratos que más se han visto beneficiados son los de prácticas y formación. Tan solo en un año han incrementado un 55,72% su tasa interanual para los menores de 30 años.El aumento de los contratos indefinidos han vivido solo un aumento del 15%, de prácticas un 55%

Las cifras cambian mucho entre las diferentes comunidades autónomas: Baleares lidera este ranking, seguido de La Rioja y Canarias, con un aumento de 119,80% en contratos de prácticas y formación respecto al año anterior. Mientras, Extremadura es la que menos ha visto variada su diferencia con un 18,36%.

Estas cantidades distan mucho de las que están viéndose en los contratos indefinidos ordinarios que pese a haber existido una mejora durante el primer trimestre del año, su tasa interanual es más de tres veces menor que la de los contratos en prácticas, con una evolución de 15,38%.

Los contratos en prácticas no terminan en contrataciones

El argumento más desarrollado a la hora de defender los contratos de prácticas es que estos pueden servir como trampolín para lograr un contrato indefinido, pero la realidad muestra que eso no está ocurriendo. Solo el 20%de ellos acaba con la rúbrica de un nuevo contrato de duración indefinida.

Para Javier Pueyo, adjunto a la Secretaría Confederal de Juventud de Comisiones Obreras, el predominio de este tipo de contratos evidencia un grave problema que es la precariedad laboral entre los colectivos más jóvenes.El 28% de los jóvenes que trabajan lo hacen a tiempo parcial

Pueyo ha asegurado en El Confidencial que “es evidente que más que creación de puestos de empleo ordinarios, lo que hay es una distribución de la precariedad” y ha señalado el peligro que suponen muchas becas, pues “estas son fraudulentas ya que en realidad esconden una verdadera carga laboral, pero sin la consiguiente remuneración correspondiente”.

Mismo problema ve a los contratos a tiempo parcial, al señalar que desde 2008 el número de jóvenes que tienen este tipo de contrato, pese a desear otro, se ha visto duplicado. En la actualidad el 28,1% de jóvenes con trabajo lo tienen a tiempo parcial, aunque para Pueyo “en muchas ocasiones, la media jornada no es tal y se trabajan muchas más horas”.

Los jóvenes y el trabajo

El principal problema para encontrar trabajo lo tienen aquellos jóvenes sin estudios superiores, ya que la tasa de actividad se encuentra con que cerca de la mitad están sin trabajo, muy alejada del 81% de jóvenes con estudios superiores y ocupación. Sin embargo, tampoco es un camino de rosas el que tienen los universitarios, pues el 54,9% de los menores de 30 años están sobrecualificados (ocupan un puesto laboral de menor nivel al que tienen) debido a que quieren trabajar, pero no encuentran un puesto laboral acorde a su formación.

Para Pueyo el problema no es que existan demasiados jóvenes formados, sino que el sistema productivo no es capaz de absorberlos y muchos acaban por abandonar España en busca de nuevas oportunidades.

La fuga de cerebros

Los datos respecto a las personas que abandonan España hacia otros países en busca de nuevas oportunidades parece que van remitiendo, pero en el caso de los jóvenes siguen con su peculiar sangría.En 2012 los jóvenes que emigraron aumentaron un 5,79%

Los últimos datos de los que se hace eco este observatorio del Consejo de la Juventud de España son de 2012 y en ese año el flujo de emigración de jóvenes al extranjero aumentó respecto al anterior un 5,79%. Sin embargo, estas cifras no son fiables, puesto que se centran en los cambios de empadronamiento y no todo el mundo que emigra realiza ese cambio de domicilio en los registros, por lo que el número es presumiblemente superior.

Eso sí, no cabe duda de que la pérdida de personal cualificado remite en la sociedad con una pérdida de confianza y optimismo, especialmente entre los jóvenes que evitan buscar trabajo dentro del país por la creencia de que no lo van a encontrar y acaban por buscarlo fuera con la incertidumbre de si podrán volver de vuelta en algún momento.

Los jóvenes y la vivienda

En la actualidad tan solo un 7,7% de los contratos para los jóvenes son de carácter indefinido y dentro de los contratos laborales un 44,8% tienen una duración inferior a un año lo que, según Pueyo, “impide que los jóvenes puedan construir un proyecto serio de vida ni acceder a la vivienda para emanciparse de sus padres”.

Pese a la bajada de precios en el mundo de la vivienda, el número de jóvenes que se emancipan no es capaz de ir hacia arriba y en el observatorio de la emancipación se indica que un joven asalariado tendría que dedicar, de media, un 61,5 de su sueldo a la compra de una casa, mientras que un 52,1 en caso de alquilarla.

Estas cifras indican la gran dificultad que tienen los menores de 30 años para poder alejarse del seno familiar, ya que se sitúan muy por encima del ratio de endeudamiento tolerable (un 30%) y muestran lo complicado que se vuelve para los jóvenes el tener su propia vida independiente de la de sus padres.