El mito de la superpoblación

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Un reciente artículo de Santiago Grisolía en ABC asimilaba superpoblación y pobreza, basándose en antiguas teorías de Aristóteles, Platón, Tertuliano o Malthus.

Ellos hicieron sus valoraciones de acuerdo a su momento histórico y sus conocimientos, pero en el mundo actual no podemos admitir tales consideraciones, al ver las posibilidades de la técnica, el conocimiento que da la globalización y sobre todo el más elemental sentido de la justicia y la ética.


Vayan por delante cuatro datos de la máxima actualidad para olvidar definitivamente tales teorías: la FAO reconoce que el planeta puede alimentar a más del doble de la población actual; el 20% de la población acapara y consume el 80% de los recursos disponibles; sólo el 7,7% de la población emite el 50% de los gases causantes del supuesto cambio climático; la ONU reconoce que con el 1% de lo entregado por los gobiernos para salvar la crisis bancaria sería suficiente para erradicar, hoy mismo, el hambre del mundo.


Por tanto la causa no es la superpoblación. Aquí no sobra nadie. Hay recursos para que puedan vivir dignamente 12.000 millones de personas, pero no para saciar la voracidad consumista de 1.000. Por eso no podemos permitir que crezcan y se desarrollen y nos inventamos cualquier excusa para argumentar que son muchos, que sobran. Porque siempre sobran ellos. Nunca sobra nada de lo nuestro.