El mundo sabe ahora qué ocurre en Hong Kong

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Sus críticas al Gobierno chino le han valido el acoso de las autoridades y dos arrestos, pero él sigue denunciando la represión.

El férreo control de China silencia la voz de disidentes y activistas, pero en el caso del abogado Teng Biao (1973) el acoso de las autoridades y sus dos arrestos –el último, en 2011, de 70 días en una celda de aislamiento– no han conseguido disuadirle de denunciar lo que considera una «clara regresión» en lo que concierne a la protección de los Derechos Humanos desde la llegada de Xi Jinping al poder.

Promotor junto a colegas como Yu Jiang, Zhang Zingshul y Xu Zhiyong de la Iniciativa Constitución Abierta, en la cual académicos y abogados chinos promovían el Estado de Derecho y una mayor protección de los derechos constitucionales, Biao fue uno de los más notables defensores del activista invidente Chen Guangcheng, condenado a cuatro años y tres meses de prisión y considerado por Amnistía Internacional un preso de conciencia.

Sus críticas le han valido tres expulsiones de la Universidad de Ciencias Políticas y Leyes de Pekín –la última, definitiva– pero eso no le impide ser el rostro visible del único comunicado de apoyo suscrito por académicos, abogados y ciudadanos chinos a favor de la revolución de Hong Kong. En él, 50 personalidades acusan al primer ministro de la ex colonia, Leung Chun-ying, de «inducir a error» al Consejo Legislativo al establecer condiciones para organizar las elecciones de 2017 y pide a los parlamentarios que trabajen para «garantizar que el derecho del pueblo a elegir y ser elegido sea implantado y que se construya un Gobierno para el pueblo». En conversación telefónica con EL MUNDO desde Harvard, donde realiza un programa académico, Biao explica su sorpresa por la magnitud de la revolución de los paraguas pero no por su aparición. «Las protestas son reflejo de un levantamiento que viene de muy atrás. El Gobierno central ha roto las promesas que hizo al pueblo de Hong Kong de democracia, y la gente de Hong Kong ha recurrido a todo tipo de medios legales y pacíficos para defender la democracia, así que lo único que les quedaba era recurrir a la desobediencia civil».

Pregunta.– ¿Cree que el hecho de que los manifestantes permanezcan en las calles es un triunfo?

Respuesta.– Sí, es un verdadero triunfo lo que ya ha ocurrido. Occupy Central no estimaba que más de 10.000 personas se sumaron a ellos, pero después de los enfrentamientos contra los estudiantes fueron cientos de miles los que se echaron a las calles. El movimiento es muy racional, ordenado y pacífico. Las protestas han atraído la atención de los medios, y han hecho el suficiente ruido para que la comunidad internacional conozca el problema y para que el Gobierno de Hong Kong reaccione con promesas. A pesar de que el Gobierno ha organizado bandas de matones para atacar a los estudiantes, los manifestantes no se han retirado de las calles y han continuado su lucha. Creo que es maravilloso, y que la gente de Hong Kong es muy valiente.

P.– ¿Cuál va a ser la estrategia del Gobierno chino?

R.– Hay un espacio muy limitado para que el Gobierno central llegue a un compromiso, para que conceda el sufragio universal que se reclama, porque es un reto hacia todo su sistema legal. Pero por otro lado, el Gobierno central no va a usar tanques. Podría usar armas contra los manifestantes pero es muy poco probable que se repitan los acontecimientos de 1989 [la sangrienta represión de estudiantes en la Plaza de Tiananmen de Pekín]. Creo que seguirán usando a criminales, mafias, para expandir el miedo entre los manifestantes. También es posible que el Gobierno central haga promesas para lograr que regresen a sus casas.

P.– ¿Es viable un efecto contagio en la China continental?

R.– No es muy posible porque el control de la información es absoluto, la cuestión no se menciona apenas y mucha gente no sabe lo que está pasando ni comprenden el contexto o las razones de la lucha en Hong Kong. Algunos de los chinos que sí lo saben no apoyan las demandas de democracia de Hong Kong porque han sido sometidos a un lavado de cerebro y consideran que los acontecimientos están manipulados desde el exterior. Por otro lado, hay gente de la China continental que, como yo, apoya la lucha democrática de Hong Kong pero no es fácil expresarse o llevar a cabo actos de solidaridad. Muchos defensores de Derechos Humanos han sido arrestados como criminales por apoyar a los manifestantes de Hong Kong.

P.– ¿Cuál es su balance sobre la situación de los Derechos Humanos en el mandato del actual presidente, Xi Jinping?

R.– La situación general está yendo a peor en relación con los Derechos Humanos desde que Xi Jinping llegó al poder. Al menos 300 defensores de Derechos Humanos han sido arrestados, excluyendo las regiones del Tíbet y Xinjiang. La represión de la sociedad civil es muy dura, en muchas ciudades el Gobierno ha destruido iglesias cristianas, y el control de las universidades mediante Internet es mucho más severo que antes. La situación en lXinjiang es muy mala, mucho peor que lo era hace dos años. Con Xi Jinping se está produciendo un retroceso claro.