El negocio de las fundaciones y lavado de imagen

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La subida del IVA y de los impuestos especiales supone una carga insoportable para muchas familias que no pueden llegar a final de mes.

Cuanto más pobre se es en este país, más impuestos se pagan. La riqueza de unos se sustenta en la explotación y el sufrimiento de los más débiles.

Las leyes amparan la creación de múltiples mecanismos con el objetivo de no pagar a Hacienda, demostrando que éstas están contra los más pobres. Uno de ellos es la proliferación de Fundaciones creadas por las grandes fortunas con apariencia de perseguir el "interés social". Una de las mayores fundaciones privadas de nuestro país es la Fundación Marcelino Botín. La familia Botín tiene a su alrededor un entramado de fundaciones que abarca fundamentalmente el campo de la cultura, la educación, el arte, y cómo no la búsqueda de talentos que trabajen para ellos.

La Fundación Botín, Santander Creativa, la Fundación Comillas del Español y la Cultura Hispánica, la Fundación Albéniz, Empieza por Educar, y un largo etcétera tienen como fundadores o patrocinadores a esta familia banquera. Pero no se trata de promover la cultura o el desarrollo, en especial en la comunidad autónoma cántabra, como tanto alardean en la prensa y en sus propias páginas de presentación. Se trata de una gran maquinaria para lavar la imagen del banco, eludir al fisco y además ser un gran negocio. Y todo ello con el beneplácito de nuestros políticos.

Para empezar, el régimen de fundaciones tiene un sistema fiscal privilegiado regulado en la Ley del Mecenazgo de tal forma que, las fundaciones tienen exenciones sobre el impuesto de Sociedades y si desarrollan actividades fuera de su actividad fundacional tributan en el impuesto de sociedades a un tipo del sólo el 10%. Por otra parte, tienen exenciones en los tributos de las haciendas locales, como por ejemplo el IBI, y el de Transmisiones y Actos Jurídicos Documentales. Y además, aquellos que den aportaciones a estas instituciones de mecenazgo podrán desgravarlas del impuesto del IRPF y del de Sociedades.

No hay fortuna que se precie que no tenga detrás una fundación. Los amos de Microsoft, los Botín, Rockefeller y un largo etc. Y todo ello destinado a un gran objetivo: el lavado de imagen. No hay que olvidar que tanto Emilio Botín, como la familia y directivos del banco, han tenido numerosas causas judiciales abiertas por delito fiscal, falsedad documental y otros delitos (el caso de las cesiones de crédito, el caso de las jubilaciones multimillonarias, la gestión del fondo Inmobiliario Santander Banif,…). 

La fundación de Amancio Ortega, que recientemente ha donado 20 millones de euros a Caritas para proyectos de ayuda en España, se enriquece con la esclavitud infantil y la explotación laboral en las fábricas donde se producen sus productos textiles. La empresa Inditex ha tenido denuncias por asuntos muy turbios que nada tienen que ver con la imagen que pretende dar a través de sus donativos caritativos. La empresa ha sido acusada de emplear a mujeres y a niños en Asia y el Magreb a través de sus empresas subcontratadas, con jornadas de 12 horas. En el norte de Portugal el semanario Expresso acusó a Inditex de contratar a niños de entre 11 y 14 años para coser zapatos a cambio de 20-30 euros al mes. Jornadas de trabajo salvajes, ritmos de trabajo a destajo, miedo a las represalias también para los trabajadores de Galicia y un largo elenco de vergüenza que explica el elevado patrimonio de Amancio Ortega y su familia.

La filantropía no es nueva. Siempre ha sido una humillación para los más pobres y una forma de esconder el mal hecho con apariencia de bien. Se maquilla la injustica bajo la apariencia de bien, se prostituye la caridad que empieza por devolver lo robado. Detrás de todas estas fundaciones hay campañas para introducir en la sociedad una ideología y una cultura contraria a la solidaridad que dicen promover y que solo busca acrecentar su poder sometiendo las conciencias. Paradigma de esta ideologización es la fundación Bill Gates que utiliza su fundación para promover el aborto y las esterilizaciones entre las mujeres pobres.

La Fundación Botín colabora con el gobierno de Cantabria para "enseñar a nuestros hijos y profesores a través del programa educación responsable". ¿No será mejor que enseñemos a nuestros hijos que nunca se deben fiar de un banquero y que si no quieren ser esclavos no deben nunca endeudarse con la banca? ¿Para cuándo se enseñará en las escuelas que la usura es un mal y que es causa del afán de codicia desmedido?

Además de eludir impuestos y de lavado de imagen, muchas de estas fundaciones esconden un gran negocio. Por ejemplo, un alumno que se inscriba en la Fundación Albéniz, presidida por la esposa de Emilio Botín, Paloma O’Shea, estará obligado a pagar por la matricula de sus estudios la mitad de la beca, unos 10.000 euros. Pero es que además, deberá pedir una beca de cualquier organismo público de tal forma que una vez obtenida (y esto es muy fácil porque están copadas por la Fundación), estará obligado a entregar la ayuda concedida integra y directamente a la fundación mecenas. Todo un chollo. Al final, la fundación no paga nada al alumno, y se monta un negocio formidable alrededor de la música con todo el patrocinio de empresas e instituciones públicas (entre otras el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria). Las jóvenes promesas están obligadas a realizar numerosos conciertos durante los años de formación de manera casi gratuita sin tener en cuenta las muchas horas de trabajo, y sacrificio que les supone hacerlo.

El señor Botín también participa en la Fundación Mujeres por África, creada por María Teresa Fernández de la Vega y donde también aparecen como constituyentes algunas de las compañías más destacadas del Ibex 35: Banco Santander, la Fundación Marcelino Botín, FCC, OHL, El Corte Inglés, Mapfre, Endesa, Iberia y ACS, además de políticos como el ex ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Los fines de la Fundación son "promover, a través del empoderamiento y la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres, el desarrollo y el progreso del continente africano". En la presentación ante los medios de comunicación de la nueva Fundación, Botín se encargó de recordar que "no podemos permanecer impasibles ante las graves carencias" de ese continente, aunque también subrayó las oportunidades empresariales que se abren para las compañías españolas en los países africanos que no han sufrido "excesivamente" los efectos de la crisis. Otra vez el interés social del banco no es tan desinteresado, pero cuando se utiliza a los pobres para hacer negocios la cosa es mucho más inmoral y es que el tigre no puede ser vegetariano.

 

Autor: María de Ahumada