Monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou (en el sudeste de la República Centroafricana), considera que es una buena noticia cualquier intento de diálogo entre el gobierno y los rebeldes de Seleka
«Persisten las dudas sobre la validez de las soluciones que se puedan hallar y su aplicabilidad, pero sólo permaneciendo unidos los centroafricanos superaremos esta etapa ilesos», dijo desde Bangui, la capital. Aguirre no puede por el momento volver a su diócesis debido a la inseguridad por la presencia de rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA).
Para el obispo el origen del conflicto se encuentra en el descubrimiento reciente de petróleo en Birao, al noreste. Los rebeldes de Seleka (que significa «alianza» en lengua sango) provienen en su mayoría de esta zona. «Lo que probablemente les impulsa es el deseo de tener protagonismo en la cuestión del petróleo y su explotación. De ahí a poner en tela de juicio al presidente François Bozizé el trecho fue corto, y el incumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos de paz firmados desde 2007 fue el detonante de sus reivindicaciones, que son políticas y económicas».
A Aguirre le preocupa que el envío de más soldados a la República Centroafricana y la falta de comunicación entre los rebeldes «haga que estos se queden sin líderes, con hambre y sin recursos, y se conviertan en bandidos, como ha ocurrido varias veces en el pasado, con enormes problemas de seguridad para la población civil».
Los rebeldes, que ya controlan gran parte del país, se encuentran en Sibut, a unos 160 kilómetros al norte de Bangui.
Destacamentos militares de Chad, Congo, Gabón y fuerzas de la Comunidad Económica de Estados de África Central, intentan con su presencia disuadir a la coalición Seleka de entrar en la capital.