El santo padre Francisco ha dado las gracias a la Iglesia en Libia y a todas las comunidades eclesiásticas del norte de África por su valentía, su presencia de paz y por permanecer en esos países a pesar de los muchos peligros.
La Conferencia de Obispos del Norte de África (CERNA) que agrupa las diócesis de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia fue recibida esta mañana por el Papa que, al finalizar los prelados su Visita ad Limina, les entregó un discurso de agradecimiento y reconocimiento por su labor así como recuerda la historia de esta región, marcada por numerosas figuras de santidad.
«Desde hace varios años vuestra región está experimentando cambios significativos, que hacen esperar que se cumplan determinadas aspiraciones a una mayor libertad y dignidad y se favorezca una mayor libertad de conciencia. A veces estos acontecimientos han llevado al desencadenamiento de la violencia.»
El Papa hace referencia a la valentía, la lealtad y la perseverancia de los obispos de Libia, así como de los sacerdotes, personas consagradas y laicos que permanecen en ese país a pesar de los muchos peligros. «Son auténticos testigos del Evangelio. Les doy las gracias de todo corazón y les animo a continuar sus esfuerzos para contribuir a la paz y la reconciliación en toda la región», afirma el Papa.
Esta Conferencia Episcopal, explica el Santo Padre, «es un lugar de intercambio y diálogo significativo, pero también debe ser un instrumento de comunión para profundizar las relaciones fraternales y la confianza recíproca». Por otro lado, el Pontífice recuerda a los prelados la necesidad de estar particularmente cerca de todos los sacerdotes y «atentos a su formación continua para que puedan vivir su ministerio plena y serenamente». «Los religiosos y religiosas –añade Francisco– también tienen un lugar especial en la vida y la misión de vuestra iglesia y les doy las gracias por su testimonio de vida fraterna y su generoso compromiso al servicio de sus hermanos y hermanas».
Además, el papa Francisco observa que en la vida de estas iglesias es muy importante también el diálogo interreligioso y subraya que en ese campo «la imaginación de la caridad sabe abrir innumerables caminos para llevar el soplo evangélico a las culturas y a los sectores sociales más diversos». A propósito, el Papa recuerda que «el desconocimiento mutuo es la fuente de muchas incomprensiones e incluso de enfrentamientos». Por esto afirma que «el antídoto más eficaz contra cualquier forma de violencia es la educación al descubrimiento y la aceptación de la diferencia como riqueza y fertilidad». Es esencial –precisa el Papa– que en vuestras diócesis sacerdotes, religiosos y laicos están capacitados en este ámbito».
Por otro lado, el Papa señala que «en el corazón de vuestra misión y en el origen de vuestra esperanza está, ante todo, el encuentro personal con Jesucristo y la certeza de que Él actúa en el mundo donde habéis sido enviados en su nombre. La vitalidad evangélica de vuestras diócesis depende, por lo tanto, de la calidad de vuestra vida espiritual y sacramental».
Asimismo menciona a los santos de esa región y recuerda a «los religiosos y religiosas que han entregado todo a Dios y a sus hermanos hasta el sacrificio de sus vidas». Al respecto señala a los obispos que deben desarrollar esta herencia espiritual primero entre sus fieles, pero también abriéndola a todos. «Me alegra saber –añade– que en los últimos años, varios santuarios cristianos han sido restaurados en Argelia. Acogiendo a cada uno, tal y como es, amablemente y sin proselitismo, vuestras comunidades demuestran que quieren ser una iglesia con las puertas abiertas, siempre en salida».
Haciendo referencia al Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) Francisco invita a los obispos a «sostener y servirse de esa institución tan necesaria para impregnarse de la lengua y de la cultura» y para «profundizar un diálogo en la verdad y el amor entre los cristianos y los musulmanes». Un diálogo «que los obispos experimentan día a día también con los cristianos de diversas confesiones». De este modo, el Pontífice expresa también el deseo de que el Instituto Ecuménico Al Mowafaqa, fundado en Marruecos para promover el diálogo ecuménico e interreligioso, contribuya también a un mejor conocimiento mutuo.
El Santo Padre añade en su discurso: «Iglesia del encuentro y el diálogo, vosotros queréis servir a todos sin distinción. A menudo con medios modestos, manifestáis la caridad de Cristo y de la Iglesia con los pobres, los enfermos, los ancianos, las mujeres necesitadas o los prisioneros». Además, les agradece la labor de ayuda a los muchos inmigrantes procedentes de África que buscan en sus países un lugar de tránsito o de acogida. «Reconociendo su dignidad humana, y trabajando para despertar las conciencias ante tantos dramas humanos, demostráis el amor de Dios por cada uno de ellos», observa.
Al finalizar su mensaje, el Obispo de Roma asegura a los prelados el apoyo de toda la Iglesia en su misión. «Estáis en ‘las periferias’ con el servicio particular de manifestar la presencia de Cristo y su Iglesia en esta región. Vuestro testimonio de vida en la sencillez y la pobreza es un signo eminente para toda la Iglesia. Estad seguros de que el Sucesor de Pedro os acompaña en vuestro áspero camino y os anima a ser siempre hombres de esperanza», concluye Francisco.