Son millones en todo el mundo. Niños y niñas abandonados, hombres y mujeres esclavizados, víctimas de la prostitución, de jornadas laborales de sol a sol. Son los esclavos del siglo XXI, el de las libertades. En el día Mundial contra la Trata de personas, señaló lo que llamó «una plaga» para la humanidad.
En sus palabras tras el rezo del Angelus, el Pontífice denunció esta lacra, que «reduce a la esclavitud a muchos hombres, mujeres y niños con la finalidad de la explotación laboral y sexual, del comercio de órganos, de la mendicidad y de la delincuencia forzada».
No se trata de una realidad ajena a nuestras fronteras. De hecho, muchos clubes de alterne nutren sus denigrantes ‘canteras’ de mujeres secuestradas o engañadas, que han de vivir durante años encerradas, en jornadas maratonianas de sexo pagado (y cobrado) por otros, a cuenta de una deuda que jamás existió, o de amenazas a tus familias.
Las rutas migratorias también son utilizadas con frecuencia «por los traficantes y explotadores para reclutar nuevas víctimas de la trata», denuncia Francisco. El destino de muchas de ellas es Europa. Y sí, también nuestro país.
La esclavitud infantil y la trata de personas tiene unas causas, y sino hay voluntad política no se erradicarán. Puedes seguir informándote?
¿Conoces la web contra la esclavitud infantil?