Llevamos años sufriendo el ataque al trabajo rompiendo así la estabilidad e introduciendo más flexibilidad que supone que la ilegalidad se vuelva legal
Ayer con el lema “Paro, crimen político y sindical” dieron comienzo las XXI Jornadas con los Pobres de la Tierra en la Universidad de Sevilla organizadas, como cada curso, por el Movimiento Cultural Cristiano y el SARUS (Servicio de Asistencia Religiosa de Universidad de Sevilla).
Dichas jornadas que se desarrollarán a lo largo de cuatro días consecutivos, del 9 al 12 de presente mes, se iniciaron con una primera conferencia titulada “Paro y explotación laboral” a cargo de Mónica Prieto, socióloga y militante del partido SAIN.
Mónica Prieto ofreció datos y cifras escalofriantes sobre el paro actual y el que se espera para un futuro inmediato. Afirmó que aumentarán también, como consecuencia de ello, la explotación laboral, la esclavitud infantil, el hambre, los abortos, los suicidios, la violencia familiar, las rupturas familiares…
Indicó que si en los años 80 la familia, ante la grave situación de paro que se vivía, fue el colchón que amortiguó sus consecuencias, hoy la familia no puede afrontar esta situación de crisis y paro porque se encuentra dividida.
Y sin embargo ante este panorama-dijo- los sindicatos no ven la necesidad aun de una huelga general. ¿A qué están esperando?
Continuó diciendo que llevamos años sufriendo el ataque al trabajo con actuaciones como la creación de la ETTs, las deslocalizaciones, las prejubilaciones, a lo que se une-expresó Prieto- la domesticación de los sindicatos y, con todo ello, rompiendo así la estabilidad e introduciendo más flexibilidad que supone que la ilegalidad se vuelva legal.
Una de las características de esta crisis es la economía sumergida perfectamente planificada y que supone una forma de enfrentar aun más a los trabajadores con otros trabajadores más pobres.
Más adelante en su exposición afirmó con rotundidad que el paro tiene una misión disciplinaria y lo ilustró con un ejemplo: Eroski y El Corte Inglés han propuesto a sus trabajadores que para conservar sus puestos de trabajo deben trabajar más horas por el mismo sueldo.
Para terminar manifestó que el trabajo es solidaridad pero el capital se adueña de sus frutos, y ante esta situación sólo hay dos caminos: el miedo o la solidaridad. Indicó que la asociación solidaria sigue siendo la única respuesta posible y prueba de ello es que existen multinacionales que la prohíben.