¡Qué mundo estamos creando para que mi deseo sea que la inmensa mayoría de la infancia viva como un perro!
Veía por televisión la presentación, ya tradicional, del perro destinado a vivir con los nuevos inquilinos de la Casa Blanca. No sé, pero fue verlo correr felizmente por los jardines de palacio y pensar «Dios mío», no pedí deseo en año nuevo, así que ahora lo empleo y es que todos los niños del mundo tengan aunque solo sea la décima parte de las atenciones (sanitarias, alimenticias, psicológicas…) que va a tener este perro. Qué mundo estamos creando para que mi deseo sea que la inmensa mayoría de la infancia viva como un perro, y es que cualquier perro de una sociedad enriquecida vive mejor, y en muchos casos con mayor esperanza de vida y mas derechos, que un niño del tercer mundo .
Desde la filosofía o la antropología nos planteamos hace siglos por qué el ser humano se niega a ser tratado como un perro. Intuimos que la dignidad será una clave de la respuesta a esta pregunta. Es obvio que este mundo necesita un cambio radical donde los niños de mayores, no quieran, ni necesiten, ser perros presidenciales para vivir con dignidad.