El presidente de Sudán, Omar Al Bashir, acusado por la justicia internacional de cometer crímenes contra la humanidad y genocidio, ha desatado otro ataque brutal contra su gente, bombardeando pueblos y yendo puerta a puerta asesinando a familias enteras. Basta ya. Exijamos a nuestros gobernantes, que arresten a Al Bashir, impongan sanciones eficaces contra su régimen, y protejan al oprimido pueblo de Sudán.
Omar Al Bashir, presidente de Sudán, es el asesino de masas que durante 20 años ha masacrado a comunidades enteras que se han opuesto a su régimen, y está por ello acusado de genocidio ante la Corte Penal Internacional. Estas masacres están ocurriendo de nuevo, y continuarán a no ser que lo detengamos de una vez por todas.
El ejército de Al Bashir está bombardeando a mujeres y a niños en las montañas de Nuba, mientras sus milicias van de puerta en puerta degollando a familias enteras. Durante décadas, los líderes del mundo han tolerado, de manera vergonzosa, la infame brutalidad de Al Bashir a cambio de poder mantener el acceso a las grandes reservas de petróleo de este país. Pero las cosas están cambiando. Sudán se está dividiendo, la inflación y los precios de los alimentos están por las nubes, y el poder de Bashir está más débil que nunca.
Enviemos un mensaje masivo a nuestros gobernantes para decirles ¡Basta Ya! Y exijámosles que abandonen su escandalosa inacción, arrestando a este monstruo, imponiendo fuertes sanciones sobre los miembros de su camarilla, y comprometiéndose a proteger al pueblo de Sudán de la represión y el genocidio.
Las montañas de Nuba están sitiadas. En los noventa, Omar Al Bashir asesinó a toda una generación de hombres, mujeres y niños, y ahora ha vuelto para rematar a los supervivientes. Sudán del Sur ha alcanzado su independencia, y contará con gran parte del petróleo que Al Bashir ha venido usando para comprar la complicidad internacional frente a sus crímenes. Además, Al Bashir también está enfrentándose a protestas ciudadanas pro-democracia, a una economía deteriorada, y a momentos muy tensos en las relaciones con su viejo socio protector, China.
Podemos enviarle un claro mensaje a Al Bashir de que su tiempo se ha agotado. Pero hemos de lograr que se adopten fuertes sanciones internacionales contra Sudán, que nuestros gobiernos se comprometan a proteger a los ciudadanos de Sudán de futuros crímenes de lesa humanidad, y que se establezca un plan global coordinado para arrestar a Omar Al Bashir y al resto de los acusados por la Corte Penal Internacional. Esto debilitará su poder de mando dentro de su régimen, y a la vez le mostrará a la gente de Sudán que los crímenes cometidos por Al Bashir no van a quedar impunes. Los ciudadanos de Sudán del Sur, de Darfur, de Nuba, y de muchos otros lugares, han esperado durante demasiado tiempo a que el mundo se ponga de pie en nombre de la humanidad y la justicia.
Es prácticamente imposible imaginar la desesperación y el terror que están sintiendo las mujeres y los niños en las montañas de Nuba en estos momentos, o en Darfur durante todos estos años. Es un gran peso en la conciencia mundial que no hayamos hecho lo necesario para detener el reinado de terror de Al Bashir.