El pulso entre patentes y genéricos

2402

MEDICAMENTOS: EL ENDURECIMIENTO DE LAS PATENTES SOBRE FÁRMACOS CHOCA CON LA PRODUCCIÓN DE MEDICINAS MÁS BARATAS. En el mes de mayo, varios acontecimientos han vuelto a poner de actualidad el conflicto entre la industria farmacéutica, la producción de genéricos y el acceso universal a los medicamentos.

Los medicamentos genéricos contienen los mismos componentes que los medicamentos patentados, pero al no tener gastos de publicidad, seguridad ni investigación su precio final es mucho menor. A mediados de mayo, un Proyecto de Ley para la aprobación veloz de genéricos en EE UU provocó fuertes críticas por parte de la industria farmacéutica.


En las dos semanas precedentes, varios acontecimientos tensaron el pulso que se libra entre la industria farmacéutica, que argumenta que las patentes aseguran las inversiones en investigación y la innovación, y los países y organizaciones que defienden el acceso universal a los medicamentos mediante su abaratamiento.



MÁS PATENTES, ¿MÁS INNOVACIÓN?


El presidente de la patronal de los laboratorios farmacéuticos españoles, Farmaindustria, Antoni Esteve, sostiene que si no existiera una legislación en materia de patentes que protegiera los derechos de la industria no habría innovación ni investigación en fármacos, ni para los países pobres ni para los ricos.


Sin embargo, Javier Sancho, portavoz de Médicos sin Fronteras, explica a DIAGONAL: «Cada vez hay más estudios que demuestran que aunque la protección de patentes se ha incrementado durante los últimos 15 años, la tasa de innovaciones ha disminuido, con un aumento del número de medicamentos réplica que aportan poco o ningún nuevo beneficio terapéutico».


Como muestra, dos datos: una investigación publicada en abril de 2005 por la revista Prescrire concluyó que de los 3.096 nuevos productos aprobados en Francia entre 1981 y 2004 el 68% no aportaban nada nuevo con respecto a preparaciones ya existentes. En Canadá, sólo un 5% de todos los nuevos medicamentos patentados se pueden catalogar como innovación, de acuerdo con la publicación British Medical Journal.



EL ÓRDAGO DE LA INDUSTRIA


El pasado 7 de mayo, Farmaindustria propuso al Gobierno español invertir 300 millones en investigación de enfermedades raras en los próximos cinco años. Como contrapartida a la ‘filantrópica’ oferta, pidieron que se endureciera la protección sobre las patentes de fármacos para homologar la legislación española con la europea.


En el Estado español existen dos tipos de patentes sobre los medicamentos: de procedimiento y de producto. La primera, que se aplica sobre los medicamentos patentados antes de 1992, dura diez años frente a los veinte de la segunda. Los laboratorios piden que se alargue ese período de protección para frenar la entrada de genéricos en un país que califican de «paraíso» para su producción.


La ministra de Sanidad, Elena Salgado, se lamentó ante la oferta de Farmaindustria de las contraprestaciones pedidas para investigar enfermedades que afectan a tres millones de españoles, reiteró su compromiso para potenciar la producción de estos de fármacos, y recordó que los genéricos representan sólo el 8% del gasto farmacéutico en el Estado español, «una cifra muy inferior a la de otros países europeos».



LA LECCIÓN DE BRASIL


Justo el fin de semana antes de la maniobra de Farmaindustria, el Gobierno brasileño había decidido suspender la patente del fármaco para el sida Efiravenz, de la multinacional farmacéutica Merck, como ya lo hiciera Tailandia con muy buenos resultados en noviembre de 2006 (las más de 66.000 ampollas de este medicamento importadas este año permitirán tratar a 20.000 tailandeses más por el mismo coste). En Brasil, ya han anunciado la importación de un genérico fabricado en India casi cuatro veces más barato. El presidente Luiz Inacio Lula da Silva firmó la llamada ‘licencia obligatoria’, una fórmula consensuada por todos los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la Declaración de Doha de 2001, que permite a los países obviar las patentes cuando sea necesario para garantizar la salud pública. Sin embargo, bajo una forma común de amnesia internacional, algunos países, como India o Tailandia, son penalizados por llevar a cabo estas prácticas legales de lucha contra las políticas monopolizadoras de fijación de precios de las farmacéuticas.



EN ‘SEGUNDA LÍNEA’


Como instigado por la iniciativa brasileña, el ex presidente estadounidense Bill Clinton anunció, un día después, sendos acuerdos con dos compañías indias de medicamentos genéricos para recortar los precios del tratamiento contra el sida con fármacos antirretrovirales de ‘segunda línea’ en 66 países empobrecidos.


Desde principios de esta década, la competencia entre productores de genéricos ha logrado que medicamentos antirretrovirales de ‘primera línea’, de calidad y bajo coste, llegaran a los países más castigados. Los pacientes desarrollan, no obstante, una resistencia natural a estos medicamentos y hay que probar con nuevos fármacos de segunda línea. De nuevo, las poblaciones de los países más pobres están lejos de poder costearse estos fármacos con los que se trata el sida en los países del ‘primero nosotros’, el Primer Mundo.



JUICIO PENDIENTE EN INDIA


Un tribunal de Madrás, al sur de India, sentenciará, posiblemente en junio, el caso de la farmacéutica suiza Novartis, que defiende la derogación de algunos aspectos de la Ley de patentes de 1970 que rige en este país, con el objetivo de lograr la patente para un medicamento contra la leucemia, 15 veces más caro que su genérico. La polémica Ley, más laxa que las aprobadas recientemente, es la que ha permitido a India convertirse en el primer productor de genéricos del mundo, lo que le ha valido el sobrenombre de ‘la farmacia de los pobres’.


El caso ha despertado una enorme expectación por el precedente que puede sentar. Mientras que los activistas por un acceso universal a los medicamentos han realizado una fuerte campaña mediática y de movilización, la multinacional confía en ganar con el ex ministro indio de Justicia Shanthi Bhushan como abogado.


Una decisión trascendental


El caso entre Novartis y el Gobierno indio se ha convertido ya en el símbolo del enfrentamiento entre farmacéuticas y productores de genéricos, poderosos y oprimidos, aunque la próxima resolución del juicio tendrá consecuencias más que simbólicas. Si Novartis gana el caso, y se cambia la ley, podrán registrarse medicamentos en este país con tanta facilidad como en los países ricos. «Esto significará que los productores indios podrán producir menos versiones genéricas de medicamentos durante los cerca de 20 años de vida de las patentes, e India no podrá suministrar medicamentos baratos a otros países en desarrollo», comentan a DIAGONAL desde Médicos sin Fronteras.


Los primeros efectos: los fabricantes indios se muestran reacios a empezar a producir los medicamentos más nuevos, porque temen que la producción tenga que paralizarse si se conceden las patentes.


diagonalperiodico.net