La obsesión del capitalismo es desactivar esta bomba que supone el hambre. Uno de los casos más ilustrativos que podemos ofrecer, es el caso del Sida en África. La responsabilidad del ser humano en la causa del hambre, se transfiere a un virus, y se condena a un continente entero a la muerte. El Sida se enmarca por tanto, dentro de la estrategia de reducción de población (DESACTIVACIÓN DE LA BOMBA DEL HAMBRE) . En 1988, un documento de estrategia militar «Disuasión selectiva», expresa la esperanza de que la epidemia de Sida ayude a poner remedio a la amenaza del crecimiento de la población en el Tercer Mundo. Esta estrategia lleva ya en marcha varias décadas. Hay documentos como el memorando 200 del consejo de seguridad de los EEUU, elaborado en 1974 y que permaneció secreto durante años, en el que se afirmaba que el incremento de la población del Tercer Mundo era una amenaza para los intereses nacionales estadounidenses…
Confundir el HAMBRE con el SIDA.
18/07/2004
Por Rodrigo Lastra. Medico
Revista Autogestión
En este sentido, la obsesión del capitalismo es desactivar esta bomba que supone el hambre. Uno de los casos más ilustrativos que podemos ofrecer, es el caso del Sida en África:
Desde que se descubrió el Sida, a principios de los 80, se han puesto todos los medios para crear un auténtico CLIMA DE SOSPECHA MUNDIAL. Una sombra, en forma de nueva enfermedad que se cierne sobre el ser humano.
Las estimaciones oficiales de ONUSIDA hablan de 33 a 37 millones de personas afectadas por el VIH, y 14 millones de muertes desde su inicio en 1982. La malaria cuenta con 300 millones de afectados y casi 5 millones de muertes al año, lo que desde el año 1881, supone más de 100 millones de personas. ¿Por qué la malaría que mata 5 millones de personas al año (15 veces más que el SIDA), y sin hablar del Dengue, la fiebre amarilla, la disentería, el cólera, la lepra, la tuberculosis… no son declarados problemas para la seguridad global?. ¿Por qué no hay día, ni lazos, ni conferencias internacionales n i asociaciones contra la malaria?
Las cifras oficiales que se dan sobre África son espeluznantes. Se afirma que ciudades como Nairobi tiene un 40% de la población afectada. Pero ¿cómo se puede saber?
En los países enriquecidos, el diagnóstico de Sida se realiza mediante dos pruebas de laboratorio (el test de ELISA primero y la PCR – amplificación genómica- después) que requieren una infraestructura sofisticada y abundantes medios económicos. En África es impensable disponer de estas pruebas, así que el diagnostico de SIDA se hace mediante la clínica, es decir mediante los síntomas. El manual de diagnóstico de Sida del asistentente de Salud Angoleño, y cito textualmente, da como criterios diagnósticos de Sida los siguientes: «Signos principales: 1) Perdida de peso. 2) Diarrea crónica durante más de un mes. 3) Fiebre durante más de un mes»
Diagnosticar Sida según estos síntomas es algo impresentable científicamente, ya que estos síntomas definen enfermedades endémicas en África, definen en definitiva una situación de hambre global. ¿En que lugar de África no es posible tener pérdida de peso, diarrea y fiebre cuando el saneamiento y la alimentación no son adecuados?. En palabras del presidente sudafricano Thabo Mbeki : «¿Qué se puede esperar que pase en África en lo que respecta a los sistemas inmunes, cuando la gente es tan pobre y está sujeta a infecciones repetidas y todo lo demás?»
En definitiva: ÁFRICA MUERE DE HAMBRE NO DE SIDA .
La responsabilidad del ser humano en la causa del hambre, se transfiere a un virus, y se condena a un continente entero a la muerte. El Sida se enmarca por tanto, dentro de la estrategia de reducción de población (DESACTIVACIÓN DE LA BOMBA DEL HAMBRE) . En 1988, un documento de estrategia militar «Disuasión selectiva», expresa la esperanza de que la epidemia de Sida ayude a poner remedio a la amenaza del crecimiento de la población en el Tercer Mundo. Esta estrategia lleva ya en marcha varias décadas. Hay documentos como el memorando 200 del consejo de seguridad de los EEUU, elaborado en 1974 y que permaneció secreto durante años, en el que se afirmaba que el incremento de la población del Tercer Mundo era una amenaza para los intereses nacionales estadounidenses.
Como afirmó el ex presidente de la FAO, Josué de Castro : «Matar la vida es evidentemente más fácil, menos costoso, y sobretodo no exige ningún sacrificio a los países ricos que pregonan este método (birth control). Mejor aún, le abre enormes mercados para la venta de sus productos anticonceptivos. Eso les permite además tener su conciencia en paz frente a la miseria de todos aquellos que no tienen sitio en el banquete»