EL ÚLTIMO SEÑUELO

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Se cumplen cuarenta años de la Populorum progressio, escrita por Pablo VI en tiempo de descolonización, como apoyo a los países que alcanzaban la libertad y reivindicaban 'Un nuevo orden económico internacional'.

Se pedía un cambio en las condiciones comerciales y financieras en que los dejaban las metrópolis, con el fin de evitar un previsible empobrecimiento que los sumiría en la miseria.


Su petición no fue aceptada y en lugar de las reformas necesarias EE.UU. logró imponer en la ONU la limosna del 0,7%, que nunca se dio y sirvió de reclamo propagandístico para que tanta gente, con buena voluntad y poca reflexión, dedicara a él sus esfuerzos, olvidando la necesidad de un nuevo orden que acabara con el expolio de los países del Sur.


Como el expolio seguía, los años ochenta trajeron el aumento del hambre y la crisis de la Deuda. En Sollicitudo rei socialis Juan Pablo II conmemoraba los veinte años de la Populorum y denunciaba que los dos bloques o imperialismos del momento que explotaban al Sur mediante mecanismos comerciales, financieros, tecnológicos.


Esta reivindicación caló en la opinión pública y se llegó al año 2000 con una denuncia de la banca transnacional, del FMI, del BM,… y otros organismos de la ONU.


La respuesta de estos organismos repitió la estrategia del 0,7%: inventar una reivindicación que desviara la atención y llevara a la sociedad a exigir como meta sus paños calientes, que perpetúan el robo y olvidan las causas estructurales de la pobreza.


Y así estamos, con la gente pidiendo se cumplan los Objetivos del Milenio, que no atacan las causas y aplazan al 2115 el fin del hambre. Un señuelo de moda, que incluye el aborto entre sus metas.


José Ramón Peláez,
Sacerdote diocesano de Valladolid.