Hay una emergencia de justicia ante la situación dramática e inhumana que está sacudiendo a los inmigrantes y refugiados en las fronteras de Europa
Los campos de refugiados e inmigrantes son auténticos campos de concentración donde la vida humana no vale nada. Se estima que ya han desaparecido más de 10.000 niños provenientes de la guerra, 5.000 de ellos solo en Italia en manos de las redes mafiosas.
Es urgente que la UE deje de practicar el cinismo y la hipocresía de la retórica de los Derechos humanos. Pero no hay voluntad política de acabar con las guerras, porque vivimos como vivimos en los países enriquecidos gracias a una economía mafiosa de guerra. España, por ejemplo, es el 6º o 7º país exportador de armamento y por encima están Gran Bretaña, Francia, Alemania, etc. Son muchos los intereses económicos, políticos, y estratégicos de todos los países que ahora cierran sus fronteras, en las guerras abiertas que están generando la expulsión de las personas de sus propios países.
El acuerdo entre la UE y Turquía es una auténtica canallada contra los empobrecidos. Se «legalizan» las devoluciones de los inmigrantes y solicitantes de asilo a Turquía como tercer Estado seguro. Turquía es una dictadura y no hay seguridad de que no vayan a ser devueltos a su país de origen o a otro donde corra peligro su vida o su libertad. Turquía, se ha vendido por 6.000 millones de euros más las contrapartidas políticas que sacará para ser gendarme y muro de contención de los inmigrantes y refugiados que transitan por su territorio.
El solicitante de asilo debe poder pedir protección y disfrutar de todas las medidas previstas en la Convención de Ginebra. Por tanto, se deben cumplir en la práctica los derechos enumerados en esa normativa, respetar los derechos humanos fundamentales, y tomar las medidas necesarias para garantizar un nivel adecuado en relación a su dignidad como personas. Ese es el estatuto jurídico propio de los refugiados, que es obligatorio para todos los Estados que forman parte de lo establecido por las leyes internacionales de las que Europa es parte. El derecho internacional exige que todo refugiado tenga derecho a la acogida temporal. Y en Europa sobran recursos para una acogida temporal.
Exigimos una política europea que ponga el drama de los refugiados e inmigrantes en primer lugar. Europa tiene la obligación de ofrecer asilo y dejar de lucrarse en una economía de guerra. Asimismo la ONU debe actuar, nació para eso, si no tiene voluntad de actuar ante esta emergencia, debe desaparecer y deberemos crear un verdadero organismo de ámbito supranacional y supracontinental que sea capaz de responder a un mundo donde la persona humana y su dignidad estén en el centro de cualquier decisión y respuesta política. No vale otra
Editorial de la revista Autogestión