Más de 20.000 niños tailandeses son enrolados en campamentos en Bangkok destinados a prepararlos para peleas ilegales. A partir de 8 años ya pueden hacerlo. Entrenan 10 horas diarias durante 365 días al año, duermen bajo la lona del ring en huecos destartalados, entre latas vacías y ropa sucia. Algunos no pesan ni 30 kilos…
Más de 20.000 niños tailandeses son enrolados en campamentos en Bangkok destinados a prepararlos para peleas ilegales. A partir de 8 años ya pueden hacerlo. Entrenan 10 horas diarias durante 365 días al año, duermen bajo la lona del ring en huecos destartalados, entre latas vacías y ropa sucia. Algunos no pesan ni 30 kilos. Los niños reciben comida entrenamiento y “alojamiento” a cambio de una “carrera” en la que sólo uno entre mil llegará a combatir en ”condiciones” y ganará algo de las apuestas que se harán por su vida. Todos ellos sufrirán lesiones cerebrales de carácter irreversible (parkinson, derrames cerebrales, …).
Los que no llegan a profesionales son reclutados como matones. Cuando el gobierno prohibió las peleas a menores de 18 años, ciento de niños y familias se manifestaron frente al parlamento para protestar por una medida que les dejaría sin medios de subsistencia. ¡Y el parlamento cedió y hasta algunos diputados apuestan en esas peleas! Los defensores de esta situación dicen algo parecido al soniquete que en nuestro país bramaba que “más cornás da el hambre”.
Esta pesadilla siempre se muerde la cola. Mientras que sigamos mirando para otro lado y evitemos ir directos a las causas. ¿O también habría que “legalizar” y “mejorar las condiciones” de esta manera de “ganarse la vida”?
Revista Autogestión