La prostitución es 'una forma de esclavitud moderna' como el tráfico de seres humanos y la explotación sexual. Estos 'son actos de violencia contra las mujeres y, por tanto, una ofensa a su dignidad y una grave violación de los derechos humanos fundamentales'
Enérgico documento Vaticano pide liberar a mujeres de «esclavitud» de la prostitución
VATICANO, 12 Jul. 05 (ACI).- La Santa Sede dio a conocer el documento final sobre el primer Encuentro Internacional de Pastoral para la liberación de las mujeres de la calle, promovido por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.
El texto del documento señala que la prostitución es «una forma de esclavitud moderna», como el tráfico de seres humanos y la explotación sexual. Estos «son actos de violencia contra las mujeres y, por tanto, una ofensa a su dignidad y una grave violación de los derechos humanos fundamentales».
«La Iglesia –se lee en el documento– tiene una responsabilidad pastoral en la promoción de la dignidad humana de las personas explotadas a través de la prostitución y en apoyar su liberación y su sustento económico, así como su educación y formación. La Iglesia debe asumir la defensa de los legítimos derechos de las mujeres» y denunciar «las injusticias y la violencia contra las mujeres de la calle, en cualquier lugar y circunstancia».
Los participantes en el encuentro sugieren la necesidad de «colaborar con los medios de comunicación para asegurar una correcta información sobre este problema». Además, «la Iglesia debe exigir la aplicación de leyes que protejan a las mujeres de la plaga de la prostitución y del tráfico de seres humanos. También es importante exigir medidas eficaces contra las representaciones degradantes de las mujeres en la publicidad».
Entre las recomendaciones finales se incluye la de «reforzar la coordinación entre todos los grupos comprometidos en la pastoral en este campo, es decir, los voluntarios, asociaciones, congregaciones religiosas, ONGs y grupos ecuménicos e interreligiosos».
Por último, se subraya la importancia de «usar un lenguaje y una terminología apropiados al referirse al fenómeno de la explotación sexual y de la prostitución», así como la responsabilidad de la sociedad de «ofrecer recursos alternativos de vida a las personas que tratan de «abandonar la calle».