ENTREVISTA a JEREMY RIFKIN : «La jornada laboral de 35 horas no crea paro; lo que crea desempleo es la tecnología»

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Francia da marcha atrás en la semana laboral de 35 horas. Zapatero la rechaza de plano. Y, sin embargo, su máximo ideólogo, el estadounidense Jeremy Rifkin, sigue defendiéndola. Y no lo hace por ideología, sino por cuestiones pragmáticas

Por Pablo Pardo
Nueva economía
10 de Abril de 2005

El autor de El fin del trabajo (1995), el libro que sentó las bases ideológicas de la jornada de 35 horas en Francia, considera inevitable que los tiempos laborales se reduzcan a medida que la tecnología copa más y más actividades que antes sólo podían realizar los seres humanos. «Mi tesis era que si se reducía la jornada laboral se generaría más productividad y más crecimiento y, por tanto, más ingresos fiscales», recuerda Rifkin.

Era una especie de curva de Laffer, pero aplicada al trabajo en lugar de a los tipos impositivos, aunque a él parece no gustarle nada la comparación. Al fin y al cabo, Laffer es el ideólogo de las reformas fiscales de la etapa presidencial de Ronald Reagan, basadas en la idea de que si se reducen los tipos tributarios la economía crece más y la recaudación, a la larga, aumenta.

La curva de Laffer nunca fue demostrada ni en la práctica ni en la teoría -de hecho, la escribió en una servilleta de papel en un almuerzo- y todo hace pensar que, al paso que vamos, pasará bastante tiempo antes de que veamos si la curva de Rifkin funciona, aunque el consenso es que no.

Pregunta.- El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho que «no habrá semana de 35 horas. En España hay que trabajar más»

Respuesta.- Soy un gran fan de Zapatero, y creo que está llevando a cabo una política muy buena en cuestiones sociales y mostrando un liderazgo impresionante. Pero en este punto estoy en total desacuerdo con él. El desempleo se debe al avance de la tecnología, que elimina empleos que pueden ser sustituidos por máquinas.Es algo que lleva sucediendo desde que empezó la Revolución Industrial.Y pasa en todo el mundo.

P.- Muchos dicen que en Estados Unidos eso no pasa.

R.- En Estados Unidos sí pasa. Según un estudio de la Universidad de Chicago realizado a finales de los 90, cuando en teoría teníamos pleno empleo, ya que la tasa de paro sólo era del 4%, nuestra tasa real de desempleo era del 9%, es decir, más o menos como la europea. ¿Por qué? Porque en EEUU el subsidio de paro sólo dura seis meses.

A partir de ese momento los trabajadores que no tienen trabajo dejan de ser oficialmente parados. A eso se suma el que el 2% de los varones adultos están en la cárcel. Y, finalmente, en Estados Unidos hay una creciente masa de población subempleada, es decir, que tiene que tener varios empleos a tiempo parcial para sobrevivir.

P.- Las 35 horas, entonces, ¿no crean paro?

R.- Eso es ridículo. Observe lo que ocurre en Estados Unidos.Trabajamos más que nadie, incluso más que los coreanos. Y en los últimos tres años no hemos sido capaces de crear un solo empleo neto. La semana de 35 horas no es la razón del desempleo.La causa del desempleo es la sustitución de trabajadores por la tecnología. Y eso pasa en todo el mundo.

P.- ¿También en los mercados emergentes que están robando empleos a los países desarrollados?

R.- La deslocalización sólo supone una parte muy pequeña de la destrucción de puestos de trabajo. Los avances tecnológicos también destruyen empleo en los mercados emergentes. En China, por ejemplo, se han destruido el 15% de los empleos del sector público industrial en los últimos siete años. El problema de los empleos industriales es global, no de Estados Unidos o la Unión Europea. En los últimos siete años han desparecido el 14% de todos los empleos industriales en el mundo. Y el proceso no se limita al sector industrial.También llega a los servicios. ¿Cuántos empleados hay hoy en las oficinas de los bancos comparados con los que había hace 20 años? ¿Cuántos operadores telefónicos en las empresas de telecomunicaciones?

P.- Entonces, la reducción de la jornada laboral ¿es un proceso imparable?

R.- Lo es. Cuando empezó la Revolución Industrial, la semana laboral era de 70 horas y la esclavitud estaba extendida por todo el mundo. Hoy, se trabajan 40 horas a la semana y la esclavitud ha desaparecido del mundo desarrollado. Así que, ¿por qué no nos movemos de la semana de 40 horas a la de 20?

P.- De nuevo, la excepción a esas reglas es Estados Unidos, donde la gente trabaja cada vez más.

R.- En gran medida porque está subempleada. Muchas personas necesitan más de un empleo para sobrevivir y, aún así, lo hacen con grandes dificultades.

P.- Pero usted da clase en el master en administración de empresas (MBA) de Wharton, en la Universidad de Pennsylvania. El graduado medio de Wharton sale cobrando un sueldo de más de 100.000 dólares al año, pero también trabajando 70 horas a la semana para Goldman Sachs, McKinsey o algún otro banco de inversión o consultora.Eso tal vez tenga que ver con que tiene que pagar un crédito de 150.000 dólares con el que ha financiado su MBA, pero no guarda relación con el subempleo.

R.- Los abogados, los consultores y los altos directivos suelen trabajar más. También ahí se ve la diferencia entre Estados Unidos y la Unión Europea. En Europa, un alto directivo trabaja de 40 a 50 horas a la semana. En Estados Unidos, de 50 a 60 horas.

P.- Entonces, ¿la jornada laboral tiene que ver con la cultura?

R.- Sí. Y en muchos casos con la cultura de la empresa. ¿Sabe lo que pasó el 11-S en las Torrres Gemelas?

P.- No.

R.- En las empresas en las que los jefes dieron orden de evacuar las oficinas, se salvó la mayoría de la gente. Pero en las que dijeron que había que seguir trabajando murieron todos.

P.- Parece que vamos a acabar convirtiendo el debate de las 35 horas semanales en una cuestión de vida o muerte.

R.- No. Pero sí es una cuestión de eficacia. Vivimos en una sociedad terciarizada, en la que el sector servicios es prácticamente la única fuente de empleo. Y está demostrado que una persona sólo puede utilizar su capacidad mental máxima durante tres o cuatro horas diarias. Si trabajas más tiempo, no estás utilizando todo tu potencial, y tu empresa está tirando su dinero.

P.- ¿No podría dar un seminario a ese respecto en los periódicos españoles?

R.- Tal vez debería escribir un artículo sobre ello.

JEREMY RIFKIN

Nacido: En Denver (Colorado), en 1943. Cargo: Presidente de la Fundación de Tendencias Económicas (FOET, según sus siglas en inglés) y ex asesor de Romano Prodi. Trayectoria: En los años 60 y 70 fue uno de los líderes del movimiento contracultural en EEUU, y jugó un papel destacado en la marcha sobre el Pentágono de 1968. A finales de los 70, reorientó su actividad en favor del medioambiente y en contra de la biotecnología y la manipulación genética. Desde los años 90, es un gurú especializado en desarrollo económico, nuevas tecnologías y mercado laboral. Libros publicados: El fin del trabajo (1995), El siglo de la biotecnología (1998), La era del acceso (2000), El sueño europeo (2004). Título: Según el semanario Time, Rifkin es «el hombre más odiado por los científicos».