ENTREVISTA a JIMÉNEZ DE PARGA ex presidente del Tribunal Constitucional de España

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Abogaba por un Gobierno presidido por un socialista en una entrevista que fue publicada en 1966. Se sentó en el Consejo de Ministros tras las primeras elecciones democráticas, en el año 1977, con seis procedimientos judiciales que le habían abierto por su rebeldía política a lo largo de la etapa franquista.


«El SUPREMO DEBE TENER SU JURISDICCIÓN en TODA ESPAÑA»

Abogaba por un Gobierno presidido por un socialista en una entrevista que fue publicada en 1966. Se sentó en el Consejo de Ministros tras las primeras elecciones democráticas, en el año 1977, con seis procedimientos judiciales que le habían abierto por su rebeldía política a lo largo de la etapa franquista.

Por Isabel San Sebastián

Llegó al Tribunal Constitucional en 1995, a propuesta del PSOE, y hace unas semanas se quedó en minoría frente a sus compañeros, al defender el recurso que había planteado el Ejecutivo del Partido Popular para suspender la tramitación parlamentaria del conocido como plan Ibarretxe, la propuesta soberanista que defiende el lehendakari vasco. Dicho de otro modo: Manuel Jiménez de Parga (granadino, catedrático de Derecho Político, diputado en las Cortes Constituyentes, ministro de la Monarquía y embajador de España) siempre ha sido un hombre independiente, sin más obediencia que la debida a su propia conciencia.Hoy, cuando tiene recién abandonada la Presidencia del Tribunal Constitucional que ha ostentado durante los últimos años, da rienda suelta a su natural locuacidad. Tenía ganas de hablar sin la mordaza de responsabilidad que le imponía el cargo que ocupaba, y esto es lo que quería decir… Entre otras cosas, dice que el día que el Constitucional decidió poner en libertad a los miembros de la Mesa de Herri Batasuna le pareció «un día negro». Y dice, también, que es positivo que Europa vaya a contar con una Constitución y que España debe luchar para sacar el máximo protagonismo y el mayor peso específico.

Pregunta.- ¿Por qué estaba usted tan enfadado hace unos días y hablaba de no consentir determinadas cosas?
Respuesta.- Yo creo que se ha creado un clima de descalificación de los colegios religiosos, presentándolos como escuelas de homosexualidad, y eso me parece una monstruosidad. También me parece una monstruosidad que un señor que es diplomático pueda presentar una obra titulada Me cago en Dios y seguir en la carrera. Eso no pasa en ningún sitio del mundo y me produce una indignación profunda, que debería suscitar reacciones en voz alta. Esta especie de cobardía, o prudencia políticamente correcta que nos caracteriza, me parece muy mal.

P.- ¿Somos una sociedad cobarde?
R.- No, resignada.

P.- Pues, hablando de resignación, ¿qué fue lo que ocurrió con el polémico auto sobre el plan Ibarretxe?
R.- Que, como en otras ocasiones, el Tribunal Constitucional se dividió entre los que eran partidarios de estimar que había que defender una supuesta libertad de los parlamentos a discutir todo, y los que sostuvimos -entre ellos yo- que aquello no era un debate parlamentario, puesto que un debate parlamentario tiene que hacerse siempre conforme a los principios constitucionales, y allí se arrancaba de una negación de esos principios, empezando por uno esencial que establece que la soberanía pertenece al pueblo español como poder constituyente. Esto es lo que mantuve en mi voto particular y sigo manteniendo.

P.- ¿Fue un debate exclusivamente jurídico, sin condicionamientos políticos?
R.- Alegaciones políticas en el debate, no hubo. Sobre la mesa se expusieron razones jurídicas.

P.- ¿Y cómo es posible que el Gobierno, al plantear su recurso, no previera lo que iba a suceder y evitara esta situación, que puede leerse como un éxito de Ibarretxe y su plan?
R.- Tal como han quedado las resoluciones, no se puede decir que sea un éxito, porque ahí se advierte expresamente en todos los autos, tanto en el de la mayoría como en los de las minorías, que el plan en sí es inconstitucional. Esto no ha sido un éxito para Ibarretxe, y prueba de ello es que, desde entonces, se han multiplicado sus manifestaciones diciendo que lo va a modificar.Si hubiera considerado que podía, habría presentado su plan el día siguiente al de la resolución. En cuanto a mí, yo sigo diciendo que no es libertad de opinión o expresión un seudodebate parlamentario que se plantea con infracción de los principios constitucionales.

P.- ¿En la Ley de Partidos hubo la misma polémica dentro del tribunal?
R.- Hubo debate, sí. Pero, afortunadamente, hubo una solución más unánime. Siempre son cuestiones graves, claro, porque estamos ante una realidad jurídico-política que ha de ser abordada como tal, lo cual no quiere decir que el Tribunal Constitucional sea un tribunal politizado, sino que, por su propia naturaleza, es un tribunal jurídico-político.

P.- ¿Prosperará el recurso de Batasuna en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo?
R.- No, yo creo que no. Estrasburgo está manteniendo una actitud absolutamente respetuosa con nuestras decisiones y las estadísticas han puesto de manifiesto que España es, con gran diferencia, el país al que menos se condena en Estrasburgo. Estos grupos terroristas o seudoterroristas no tienen ningún éxito allí.

P.- O sea, que el recurso de sus herederos, HZ, tampoco prosperará
R.-Yo creo que no.

P.-En su último informe, Amnistía Internacional acusa a España de practicar habitualmente la tortura con los detenidos de ETA.¿Es eso cierto?
R.- En todos estos informes se suele generalizar lo que puede ser un caso excepcional. A mí no me consta que suceda tal cosa, porque jamás ha llegado al Constitucional, estando yo allí, ninguna reclamación de derecho fundamental por motivo de tortura, y si se practicara, habrían recurrido. Yo creo que en España hoy vivimos en uno de los regímenes de más libertad y con más protección de los derechos fundamentales de cuantos existen en el mundo.No hay país más libre. Puede haberlos iguales, pero no superiores.

P.- Sin embargo, la Justicia no termina de ser igual para todos, ¿no?
R.- Yo creo que sí, que es igual para todos. Es verdad que, como todas las europeas, es muy lenta por regirse por normas del siglo XIX

P.- Yo estoy hablando del motivo por el cual dos personas condenadas hace años por estafa, como los señores Alcocer y Cortina, no han ingresado en prisión, como habría sucedido en cualquier otro caso, y siguen esperando en libertad a que el Constitucional resuelva su recurso.
R.- Yo conozco este caso como ex presidente, aunque sea de la Sala Segunda; y, visto con criterio jurídico, todo lo que ocurrió desde el principio hasta la condena por el Tribunal Supremo, no se puede decir que ahí haya habido una tramitación correcta.

P.- ¿Cuánto dinero hay que gastarse en abogados para llegar a donde han llegado Alberto Cortina y Alberto Alcocer?
R.- ¡Si al TC llegan 8.000 casos cada año! A nadie le gusta entrar en la cárcel.

P.- ¿No ha habido presiones políticas en ese caso? ¿No hay padrinos?
R.- No sé si habrá padrinos. Es un asunto que está en la Sala Segunda, pero yo lo he visto y tiene bastante más contenido constitucional del que parece.

P.- Otro asunto que sí pasó por sus manos fue la petición de amparo de Emilio Botín frente a la juez Teresa Palacios, de la Audiencia Nacional, que fue denegada.
R.- En él yo hice voto particular porque llevo muchos años sosteniendo, en minoría, que no se puede sentar a nadie en un banquillo por una decisión exclusiva de un juez, por la difusión que la cosa tiene en los medios.

P.- Pero sería un poco raro que el único que no se sentara en el banquillo fuese precisamente el señor Botín
R.- No sería el único, ni mucho menos.

P.-¿Es consciente de las presiones que soportaron sus compañeros de sala en este asunto?
R.- Yo lo que quiero decir es que un asunto donde el fiscal dice que no es delito, el fiscal del Tribunal Constitucional dice que hay que admitir el recurso

P.- ¿Los fiscales en España son independientes? ¿No nombra el Gobierno al fiscal general del Estado y los demás están obligados a respetar sus órdenes? ¿No tienen los fiscales una marcada tendencia a proteger a ciertos personajes poderosos?
R.- Los fiscales tienen un estatuto propio y las cosas no son tan claras

P.- Volvamos al caso Botín. ¿Le comentaron sus compañeros de sala las presiones sufridas?
R.- Cada cual actuó según su conciencia. Pero, en todo caso, las presiones se sufren, aunque no se comentan, porque es desagradable.

P.- Si dice usted que los fiscales son más o menos independientes, le parecerá bien la propuesta de José Luis Rodríguez Zapatero para que sean ellos quienes instruyan, ¿no?
R.- No. Son cosas distintas. La propuesta de instrucción por parte de los fiscales es algo muy complicado, empezando porque, a día de hoy, no tienen medios para instruir y habría que hacer una auténtica revolución de todo el aparato judicial para alcanzar esa independencia del fiscal para poder instruir los asuntos.Con el actual estatuto no se puede hacer.

P.- ¿Se han reconciliado el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional?
R.- Creo que sí, en el sentido de que nunca nos hemos peleado.Personalmente, yo nunca me he peleado con ellos, sino todo lo contrario; he procurado mejorar las relaciones. Ahí, el problema es que, desde que se crearon los tribunales constitucionales en Europa, los tribunales supremos dejaron de ser la última instancia y eso ha producido fricciones

P.- Pero luego hay hechos concretos. Por ejemplo, la sentencia que excarceló a la mesa de HB no sentó muy bien en el Supremo
R.- Yo tengo la tranquilidad de que voté en contra de aquella sentencia, porque estaba de acuerdo con mantener en la cárcel a la Mesa de Herri Batasuna. Pero donde ha habido más roce ha sido en cosas distintas, como por ejemplo el asunto de Isabel Preysler… Yo reconozco que, por parte del Tribunal Constitucional, ha habido momentos en los que no se han respetado las formas y se han hecho afirmaciones duras. Pero también es cierto que el Supremo se ha pasado muchas veces. Por ambas partes ha habido un exceso de palabras y calificativos. Ahí había una propuesta de reforma legislativa por parte del anterior Gobierno, que ahora ha quedado paralizada, cuya intención era que esos pocos -pero ruidosos- enfrentamientos se pudieran evitar.

P.- Y, en este contexto, ¿cómo valora la propuesta socialista de crear tribunales de casación en todas las autonomías?
R.- A mí me parece que la Justicia tiene que ser única para toda España, como la Constitución ha establecido. No se puede fraccionar la Justicia, ni siquiera con esa serie de fórmulas más o menos habilidosas de administración de ámbitos de Justicia, porque el Estado de las Autonomías, que es el nuestro, exige una Justicia con un Tribunal Supremo que tenga su jurisdicción en toda España.

P.- El presidente del Gobierno y su partido, el PSOE, aseguran, sin embargo, que esa reforma cabe en la Constitución.
R.- Es que las cosas caben o no caben en la Constitución según se presenten. No sé cómo lo harán, pero de la manera en que hasta ahora se ha anunciado y se ha defendido yo no le he visto encaje.Y es que la organización territorial del Estado español es bastante compleja, porque ni es un Estado unitario ni es un Estado federal.De ahí estas polémicas. No se pueden traer aquí las experiencias de los estados federales, porque esto no es un Estado federal, aunque haya una serie de movimientos políticos tendentes a la federalización del Estado de las Autonomías. Eso, a mi modo de ver, no tiene cabida en la Constitución.

P.- La reforma constitucional que está ahora en marcha, ¿mejorará el futuro del país?
R.- Depende de lo que hagan. Hay varias cosas: una es la reforma de la sucesión, que ni creo que sea urgente ni se va a llevar a cabo ahora; y otra es la del Senado, que es la de mayor calado.Ahí, cuando se dice que hay que alcanzar el mismo consenso de 1977, se está pidiendo un imposible, porque las circunstancias y los actores del 77 fueron muy distintos a los de ahora. En aquel entonces teníamos la amenaza de la guerra civil, lo que hizo que unos y otros cedieran. Por otra parte, determinadas comunidades, hoy día autonómicas y con conciencia de autonomía, no reclamaron nada en aquella fecha. ¿Hoy día alguien cree que, si se hace un Senado con las 17 autonomías, todas van a consentir ciertos privilegios para otras? Veremos lo que dicen los extremeños, los andaluces, los castellanos…

P.- ¿Habría que admitir la presencia de representantes autonómicos en Europa ?
R.- No.

P.- ¿…y en el Tribunal Constitucional?
R.- Lo del Tribunal Constitucional no tiene sentido. El TC tiene que tener sensibilidad autonómica, pero no ser fruto de una elección en las diferentes autonomías porque, además, las autonomías son 17 y los cargos sólo 12. En cuanto a Europa, constitucionalmente la representación corresponde al Estado, que es el responsable.Lo lamentable es que ahora se es conservador cuando se defiende al Estado y se es progresista si se defiende el debilitamiento del Estado o su desarticulación y el predominio de las comunidades autónomas.

P.- Hablando de constituciones, ¿qué piensa de la europea?
R.- Lo importante es que exista una Constitución europea. Nosotros, los que hemos vivido una Europa dividida y enfrentada en terribles guerras, sabemos lo admirable que resulta el hecho de que todos los europeos podamos estar unidos bajo un mismo texto constitucional.Respecto del contenido concreto, tiene cosas muy positivas, como la consideración especial de la tercera edad

P.- ¿Debería España apoyar esa Constitución, entonces, independientemente del peso político que le otorgue?
R.- Aquí hay dos cosas. El hecho de que exista una Constitución europea es positivo, y España debe luchar para sacar el máximo protagonismo y peso específico.

P.- Otro asunto polémico, la inmigración. ¿Hay que cambiar la ley?
R.- Yo he vivido este asunto muy de cerca en París, donde he podido comprobar las dificultades de nuestros compatriotas y el mal trato que han recibido en Europa. Ser emigrante es una tragedia y, por tanto, yo soy partidario de hacer por ellos todo lo que se pueda hacer y algo más. Máxima generosidad. Hay que ser comprensivos y hacer un esfuerzo para darles algo más.

P.- ¿Habría que legalizar, a su juicio, a los sin papeles que están en España?
R.- Yo creo que habría que hacer un esfuerzo para legalizar al máximo número y, de manera muy especial, yo prestaría atención a los de los países iberoamericanos, que se integran fácilmente.

P.- ¿Eso no ejercería un efecto llamada?
R.- Probablemente sí, pero hay que aguantar. Especialmente, como digo, en el caso de los iberoamericanos.

P.- ¿Habría que endurecer las penas para los maltratadores de mujeres?
R.- Sí. Aquí también, lo justo y algo más. Hay que ser muy severos, porque hemos llegado a una situación insostenible. Habría que endurecer las penas, pero controlar todo esto es muy difícil.

P.-¿Qué es lo mejor y lo peor que ha visto en el Tribunal Constitucional a lo largo de todos estos años?
R.- Lo mejor siempre es la protección de los derechos y libertades, como esa última sentencia que ampara en su libertad religiosa a un policía nacional que se negó a participar en una procesión.Lo peor, los hechos ya recordados. El día que pusimos en libertad a los de HB me pareció un día negro. Fue muy duro el asunto de la ilegalización de aquellos grupos que querían participar en las municipales y nos plantearon 400 recursos en 48 horas, con el fin de ahogarnos, lo que no consiguieron porque todos los funcionarios se portaron muy bien. Y después están los asuntos en los que he tenido que discrepar con la mayoría del tribunal.

P.- ¿Guarda rencor a los nacionalistas vascos, que tanto le han denostado?
R.- No. El día de la boda del Príncipe, a la que acudí con mi hija, estuve hablando un buen rato con Juan José Ibarretxe y estuvo realmente amable, porque hay que reconocer que es una persona educada. Ni yo les guardo rencor a ellos, ni ellos me lo guardan a mí. ¡Si somos amigos!