Aunque es una de las caras visibles de la resistencia cívica frente a ETA, a esta amenazada profesora del País Vasco -va a clase con ocho escoltas- le preocupan muchas otras cosas: la reforma constitucional, los ataques a la familia, la inmigración descontrolada y la pasividad de muchos católicos ante la ofensiva laicista. A pesar de todo, mira con esperanza el futuro.
Entrevista con Gotzone Mora, profesora de Sociología en la UPV y concejal socialista en Guecho
«No podemos permitir que este PSOE gobierne; otro PSOE es posible»
Revista Alba
20-05-2005
Aunque es una de las caras visibles de la resistencia cívica frente a ETA, a esta amenazada profesora del País Vasco -va a clase con ocho escoltas- le preocupan muchas otras cosas: la reforma constitucional, los ataques a la familia, la inmigración descontrolada y la pasividad de muchos católicos ante la ofensiva laicista. A pesar de todo, mira con esperanza el futuro.
La entrevista tiene lugar la mañana anterior a que el PP se quedara solo en el Congreso votando en contra de la moción de Zapatero a favor de entablar negociaciones con ETA. Por la tarde, Mora acudió a las Cortes en compañía de José Alcaraz, presidente de la AVT, donde pudieron ser testigos de cómo el Gobierno «ponía España a los pies de los caballos de ETA».
-Por si le sale mal, para poder decir que contaba con el beneplácito de los representantes del pueblo. El Gobierno, en el fondo, está siendo cobarde y desde muchos lugares de España le van a cuestionar lo que ha hecho. Yo gritaré fuerte para que ese cuestionamiento sea cada vez mayor.
-¿Qué condiciones deben darse para negociar con una banda terrorista?
-No hay negociación posible, porque una banda terrorista entiende eso como un signo de debilidad. Yo estudié Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad de Deusto y tuve como compañeros de clase a Josu Ternera y a Argala. Fue hace treinta años, cuando la Transición, en una época de reivindicaciones políticas. Recuerdo que cuando los jesuitas satisfacían alguna de nuestras pretensiones, Ternera y Argala decían: «Nos dan no porque piensen que lo merecemos, sino porque son unos débiles. Y a los débiles hay que chuparles hasta la última gota de su sangre».
-Dice Zapatero que con el PP ya sólo comparte el dolor por las víctimas. ¿Lo cree así?
-No comparte ya ni eso. La decepción que nos ha hecho sentir a todos los que resistimos la barbarie terrorista así me lo confirma. Es más, si hubiera un atentado, no permitiría a Zapatero que se colocara detrás de una pancarta. Porque ha demostrado que lo único que le importa es hacerse la foto.
-¿Hace suya la acusación de Rajoy a Zapatero de que ha traicionado a los muertos?
-No sólo la hago mía, sino que voy más allá y digo que también ha traicionado a los que estamos dentro del punto de mira de la banda terrorista.
-¿Cómo valora que el PSOE no haya condenado aún las cuatro bombas que puso ETA el domingo?
-Pues que es una prueba clarísima de que los contactos con Batasuna-ETA que el PSOE lleva meses negando son ciertos. No encuentro otra explicación posible. La estrategia de Zapatero consiste en pensar que tras casi cuarenta años de tensión, si logra la paz con ETA, la ciudadanía se lo va a premiar y va a gobernar más años que Felipe González. Pero la paz no se logra así, sino aplicando con contundencia los instrumentos que nos ofrece el Estado de Derecho.
-¿Y las declaraciones de Blanco y Rubalcaba defendiendo que tras dos años y medio sin matar es la hora de negociar con ETA?
-Pepiño Blanco de socialista no tiene nada. Son indignos tanto él como sus declaraciones sobre las víctimas del terrorismo. No sabe qué supone tener un familiar asesinado o vivir bajo la amenaza, la extorsión o el secuestro. En política sólo sabe de cálculos y rentabilidades. Ha llegado a donde ha llegado de carambola. Sólo sirve para fontanero. Un fontanero que, por cierto, ha ensuciado el nombre de nuestro partido. La Historia lo va a juzgar a él y a Zapatero y a Rubalcaba como la gente más indigna por haber puesto España a los pies de los caballos de ETA. Estoy segura de que la Historia no se lo va a perdonar. Y espero que la ciudadanía tampoco.
-¿Cómo ve a la ciudadanía?
-Tras dos años sin atentados, la veo relajada. Hay que decir que ETA no ha matado no porque no haya querido, sino porque no ha podido. Y no ha podido gracias a la acción antiterrorista iniciada por el Gobierno de Aznar. Una vez aclarado, quiero decir que la ciudadanía no tiene razones para relajarse. Por muchos datos que tenga el Gobierno sobre una posible tregua de ETA, dentro de la banda puede haber una facción que siga matando por no estar de acuerdo con los planteamientos del resto de compañeros. Eso está en la historia de la banda: ETA V Asamblea, ETA VI Asamblea…
-Y la actitud de los medios de comunicación frente a ETA, ¿qué le parece?
-En general, y salvo contadas excepciones, su falta de compromiso es total. La ciudadanía tiene un conocimiento confuso de lo que pasa. Yo viajo mucho dando testimonio sobre cómo vivimos los constitucionalistas en el País Vasco. He visto a gente llorar o levantarse de sus asientos diciéndome que es indigno que se permita que en un lugar de España ocurran cosas como las que cuento. Muchos me preguntan cómo es posible que los medios no sean capaces de recoger testimonios como el mío o el de otros y trasladarlos a la ciudadanía. Estas personas se sienten timadas. Y esto es demoledor si lo que pretendemos es crear una ciudadanía responsable que se posicione positivamente ante los hechos.
-¿Qué le une ya al PSOE?
-Está claro que en España unas veces gobernará el PP y otras, el PSOE. Pero no podemos permitir que sea este PSOE. Otro PSOE es posible. Lo demuestra la carta dirigida a Patxi López por militantes y simpatizantes socialistas afeándole su actitud con María San Gil, o la contundencia de Paco Vázquez, o las palabras de Nicolás Redondo e, incluso, de Alfonso Guerra. Esta semana he recibido llamadas de compañeros de toda España que me han propuesto darnos de baja en bloque y formar otro partido. Yo les he dicho que tenemos que dejarnos la piel, echar hasta el último aliento, hacer una última intentona por modificar el rumbo de este gran partido con un largo historial de lucha contra la barbarie. Por responsabilidad no nos podemos ir. En todo caso, que nos echen, una más que tendrán en el debe. De momento, vamos a intentar acabar con la miseria que plantean aquellos que buscan la rentabilidad política. Éste es el principal problema que tiene España.
-¿Cuál es el segundo?
-Sin duda alguna, la inmigración. Yo he estudiado mucho este fenómeno y puedo decir que lo que se está haciendo en España no se está haciendo en ningún país del mundo. ¿O es que acaso el Gobierno español está en la verdad y el resto equivocado? No se dan cuenta de que esto al final crea una serie de conflictos que hacen saltar la convivencia como el asunto no se plantee desde una perspectiva serena y bien diseñada. Y que las medidas que evitan dichos conflictos son medidas progresistas.
-¿Qué otras asuntos le preocupan?
-La reforma constitucional, los ataques a la familia, la asignatura de Religión… ¡Es que han abierto el melón por tantos lugares que puede resultar tremendamente peligroso! Hace unos meses me invitaron a Madrid a leer un manifiesto a favor de la asignatura de Religión y denuncié entonces que en España iba a producirse un giro hacia el laicismo de 180 grados auspiciado por el Gobierno, un cambio de valores que iba a cambiar sustancialmente a la Nación. Y está siendo así, no me he equivocado. Porque la inclusión en el concepto de matrimonio de las uniones homosexuales supone transformaciones trascendentales en el seno de la institución básica de la sociedad, es decir, la familia. Y quienes más van a sufrir los ataques del partido en el Gobierno a la familia van a ser los niños. Y después de los niños, ya veremos.
-Sus palabras rompen el tópico de que desde la izquierda no se pueden defender los postulados del humanismo cristiano.
-Dentro del PSOE hay una corriente, Cristianos por el Socialismo, que no está de acuerdo con todas estas medidas del Gobierno. Otra cosa es que algunos no lo digan. A los que lo decimos nos llaman reaccionarios. Lo cual me recuerda a la Universidad del País Vasco, donde los nacionalistas, especialmente los del entorno Batasuna-ETA, me llaman terrorista.
-¿A qué se deben estas políticas del Gobierno?
-A las pocas lecturas y a la escasa reflexión de algunos de sus miembros. Yo creo que por no aficionarse a la lectura, algunos de pequeños ni siquiera leyeron el TBO. Y a una falsa progresía. La izquierda siempre se ha caracterizado por una serie de complejos que ha hecho errática su acción de gobierno y que ahora está quedando demostrado más que nunca. Por la vía de las concesiones, y no sólo a los terroristas, vamos a conseguir que nos borren del mapa. A mi marido y a mí nos ha tocado dirigir una familia, la nuestra, y ha habido momentos en que, por su bien, con más o menos dolor, a nuestros hijos los hemos tenido que reconducir. La experiencia me ha demostrado que esas correcciones han sido a la larga necesarias y positivas. Y lo que mis hijos no entendían con siete, diez o catorce años ahora con veintitantos lo entienden y nos dan las gracias a su padre y a mí por la educación que les hemos dado y los valores que les hemos transmitido. Eso es precisamente lo que tiene que hacer un Gobierno y no querer contentar a unos pocos con concesiones para sumar votos.
-¿Cómo ve a los católicos frente a la ofensiva laicista lanzada desde el Gobierno?
-Estoy perpleja porque los católicos no hayan levantado la voz para decirle al Gobierno que ya está bien. Creo que ha habido demasiados silencios, aunque es cierto que ahora han empezado a alzarse voces. Es como si en los últimos años la Iglesia hubiera dejado de lado ese compromiso de vida que aparece en el Evangelio. No sé, será que vivimos tan cómodamente bajo el Estado de bienestar que hemos olvidado ciertas creencias. Por lo que respecta al País Vasco, tengo que decir que la Iglesia vasca, salvo contadas excepciones como Jaime Larrínaga o el padre Beristáin, ha estado siempre más cerca de los verdugos que de las víctimas. Pero debo decir también que desde fuera se nos han tendido manos amigas, como las de monseñor Rouco o monseñor Cañizares.
-¿Le ayuda su fe a resistir?
-Estupendísimamente. Puedo decir que, salvo algunas noches en las que caigo rendida, nunca he dejado de rezar las oraciones que aprendí de mis padres. Es indudable que quienes tenemos creencias religiosas nos alimentamos de ellas. Yo, por supuesto, hago gala de mi compromiso religioso. A aguantar también me ayudan mi familia, que está muy unida, mis escoltas, que me hacen sentir tan bien cuidada, y la gente de bien, políticos o ciudadanos de a pie, que en el País Vasco y el resto de España, me dan muestras de afecto y de agradecimiento por lo que hago.
-¿Asistirá a la manifestación de la AVT el 11 de junio en Madrid?
-Por supuesto. Y pido a la ciudadanía que respalde a la AVT, a la que se le ha acusado de todo por parte del PSOE, cuando lo único que han hecho ha sido pedir memoria, dignidad y justicia para las víctimas.
-¿Y a la del 18 de junio organizada por el Foro Español de la Familia?
-Allí estaremos para arroparles.
-Se apunta usted a todo.
-Sí, a todo lo que crea justo y suponga defender valores.
-¿Ve alguna luz al final del túnel?
-Yo soy kantiana y siempre les digo a mis alumnos que no podemos juzgar la Historia de la Humanidad teniendo en cuenta sólo una época. Si algo nos enseña la Historia, es que, en los momentos de grandes crisis, quienes han venido detrás han vuelto a reconducir la situación. Claro, que a los que nos toca vivir esos momentos de convulsiones nos quedamos algo tocados (ríe). Pero vamos a confiar en Kant y los que seamos católicos, en Dios.