Un tipo de esclavitud infantil que no se tiene en cuenta y que está presente en países como la India y Nepal, donde cientos de niños son explotados, es la de los circos.
Las cifras exactas no se conocen, pero una ONG estima que cada año, al menos 500 niños son explotados en las actividades del circo, en espectáculos de variedad, acrobacias y contorsiones.
Las historias son muy dramáticas: normalmente se trata de menores nepalíes secuestrados en las aldeas de la ladera del Himalaya, donde la supervivencia es tan precaria que muchas familias tienen dificultades para mantener a sus propios hijos. Los secuestradores llegan a los pueblos con furgonetas y prometen a los padres que sus hijos se conviertan en artistas de circo. Dan 20 o 30 dólares a cambio de una firma en un documento escrito íntegramente en Inglés, que los padres no entienden, y se llevan a los niños. Una vez en la India, los niños pasan todo el tiempo en el circo, sin poder salir. Sufren todo tipo de abusos, incluidos los sexuales.
Según algunas películas, en Bangalore, por ejemplo, es muy popular el número de cuchillos, o el de los pequeños equilibristas que debe soportar el dolor de cuchillas afiladas. Casi siempre son nepalíes y de una edad al límite de la ley.
La Esther Benjamin Trust (ONG) ha logrado hasta el momento rescatar a unos 700 menores, de los cuales sesenta se encuentran en un refugio secreto fuera de Katmandú. El flagelo del trabajo infantil en estos países asiáticos se hace cada vez más grave: se estima que hay veinte millones de niños trabajadores en las fábricas indias y doscientos mil esclavos nepalíes que no ganan ni un centavo a pesar de que trabajan 14 o 15 horas al día.
Fuente: Agencia Fides