España necesita más de 4 millones de inmigrantes activos, según un experto

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El desplome de la natalidad, el envejecimiento de la población y el fin de los movimientos de población internos son los factores que explican las dificultades para cubrir la demanda del mercado de trabajo.

La magnitud de las cifras barajadas es mayor si se considera que por cada trabajador activo que llega, hay que añadirle al menos un acompañante.


La economía española necesitará al menos 4 millones de trabajadores inmigrantes para cubrir la demanda del mercado de trabajo en los próximos quince años y garantizar el crecimiento, según un estudio del economista Josep Oliver financiado por el Institut d´Estudis Autonòmics. La previsión promete añadir más fuego a la polémica sobre el modelo de crecimiento y proyecta serias inquietudes sobre la capacidad de la sociedad de acogida para integrar este choque demográfico.


Para captar la magnitud de esta segunda ola sirva el ejemplo de Catalunya, la comunidad con mayor experiencia en cambios demográficos. Catalunya ha recibido entre 1995 y 2005 unos 670.000 inmigrantes (frente a un crecimiento de la población autóctona de 145.000 personas). El estudio de Oliver sugiere que Catalunya requiere de aquí al 2020 otros 1,2 millones de inmigrantes activos. Ya que la nueva fuerza de trabajo no llega sola – se calcula que por cada inmigrante en edad de trabajar hay que sumarle otras 0,7 personas- en ese periodo habrán llegado a Catalunya unos 2 millones de personas (para una población actual de 7 millones).


El estudio lleva por título España 2020: un mestizaje ineludible,una declaración de principios y un aviso sobre el escaso margen de maniobra de que se dispone para asimilar esa población sin conflicto. Hay que recordar que en la última encuesta del CIS, un 65% de los entrevistados considera la inmigración un problema.


El grueso de los recién llegados se localizarán en Catalunya (1,2 millones), Madrid (cerca de un millón), Andalucía (entre 0,6 y un millón) y Valencia (entre 0,5 y 0,8 millones)


El estudio de Oliver aborda tres posibles escenarios para el periodo 2005-2020. El más prudente considera la posibilidad de una crisis como la de 1992. Aun así harían falta 2,3 millones de trabajadores inmigrantes. En el extremo opuesto, en un escenario de alto crecimiento situaría el contingente necesario en los 9,8 millones de personas.


El desplome de la natalidad, el envejecimiento de la población y el fin de los movimientos de población internos son los factores que explican las dificultades para cubrir la demanda del mercado de trabajo. A ello cabe añadir el creciente deterioro de la formación, el bien conocido fracaso escolar.


Oliver estima que las posibilidades de revertir esta situación son nulas. A lo sumo, sólo cabe aspirar a amortiguarla. Varias son las medidas que deben tomarse con suma urgencia. Una es incrementar el número de activos (más mujeres en el trabajo, menos prejubilaciones); otra es reducir el fracaso escolar y mejorar la formación profesional – la mayor demanda de empleo vendrá del segmento medio de la titulación- (véase gráfico adjunto). Una tercera es el aumento de la productividad – difícil en un entorno que potencia los bajos salarios- y una cuarta es reducir todavía más la tasa de desempleo.


 


RAMON AYMERICH