Estados Unidos saca jugo al proteccionismo europeo sobre las patentes

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EEUU recibe anualmente 14.000 millones de euros de Europa en concepto de royalties, cinco veces más que lo que percibe la UE de ese país por el mismo concepto. La prohibición europea de patentar procedimientos de fabricación choca con la flexibilidad norteamericana.

Liberalismo frente a proteccionismo. Las corrientes económicas que tradicionalmente han imperado en Estados Unidos y Europa, respectivamente, cobran especial protagonismo en el mundo de las patentes. En Europa, la legislación sobre protección intelectual y patentes es mucho más rígida que en Estados Unidos, país donde coloquialmente se dice que «se registra todo lo que está bajo el sol».

Esta manga ancha norteamericana a la hora de registrar ideas o desarrollos tecnológicos tiene una repercusión económica relevante. Europa paga a Estados Unidos al año 14.000 millones de euros por royalties, frente a los 2.800 millones que recibe de este país por el mismo concepto. ¿Dónde radica la diferencia?

Estados Unidos es la primera potencia mundial en patentes. Cada año, alrededor del 40% de todas las solicitudes de patentes en el mundo son norteamericanas. Existe un abismo entre el mercado en Norteamérica y el resto del planeta. En Europa, se registra al año una media de 275 patentes por cada millón de habitantes. En España, esta media cae a 38 por cada millón de habitantes, mientras que en Estados Unidos y Japón se mueve en torno a 400 patentes.

«Es cierto que Estados Unidos es un país donde se investiga mucho, pero este alto porcentaje de solicitudes se debe a que permite registrar métodos que Europa nunca autorizaría», explica Dolores Carmona, directora de Clarke, Modet & Co., empresa española especializada en propiedad industrial e intelectual.

Registro de métodos

La gran diferencia entre Estados Unidos y Europa está en que el primero permite patentar métodos de negocio con cierto grado de novedad, algo imposible en Europa. La UE exige que el método incluya una contribución técnica completamente original. Esto hace que, por ejemplo, la famosa librería estadounidense online Amazon.com tenga patentada la idea de cómo hacer negocios en Internet. Según la legislación europea, esto no es posible, porque ese método de venta no incluye una contribución técnica exclusiva.

«La patente de Amazon.com consistía básicamente en la posibilidad de hacer varias compras por parte de un mismo cliente sin necesidad de estar introduciendo nuevamente los datos personales ya registrados en la primera compra», explicaba José María Lancho, miembro de la Junta Directiva del Foro de Abogados de Empresa, en un reciente artículo en EXPANSIÓN.

Sin embargo, esa licencia bastó para que la empresa de capital europeo Barnes&Noble perdiera una disputa jurídica por utilizar ese recurso informático básico.

Frente a la flexibilidad de patentes de Estados Unidos, en muchos casos considerada como frívola, está la situación en Europa, donde, por ejemplo, no se puede patentar el software porque éste no se considera invención.

Empujón al I+D

Una de las principales consecuencias de la diferencia entre ambas potencias es la concepción del término patentes es el desarrollo de I+D en Norteamérica. «Las empresas saben que tienen el amparo legal ante cualquier innovación que hagan, y eso les motiva para invertir en investigación, algo que no es así en Europa», explica Alejandro Klecker, director general de Clarke, Modet & Co.

Para los expertos en temas de propiedad intelectual, la Unión Europea tiene que modificar su política de patentes, todavía basada en la protección de productos y no de ideas. «Europa, en general, y España, en particular, ya no es una región de fabricación de productos, sino de servicios, y por eso hay que intentar proteger las ideas –opina Klecker–, tal y como hace Estados Unidos».

No obstante, la permisividad de mercados como el estadounidense beneficia a grandes empresas, en perjuicio de las pequeñas compañías, que no tienen tanta capacidad de investigación ni de inversión en patentes.

En este momento, la Unión Europea, en un intento de flexibilizar su normativa sobre patentes, sin caer en la frivolidad estadounidense, ha publicado un borrador de directiva sobre patentabilidad de las invenciones informáticas (Patentability of Computer-Implemented Inventions o PCII). Esta normativa está destinada a regular el mercado del software, principalmente.

Multinacionales y pymes

Los defensores de esta normativa consideran que la regulación del software estimulará la investigación, mientras que los detractores mantienen que sólo beneficiará a las multinacionales.

Para Klecker, «las empresas europeas tienen que concienciarse de que las patentes son tasas de retorno de la inversión y apostar por ellas».

Sin llegar a la laxitud estadounidense, el sector de las patentes europeas intenta hacer ver a las autoridades que el mundo está pasando de una economía de bienes básicos a una economía del conocimiento, lo que explica la importancia de una cultura de protección de las nuevas creaciones.

Expansion
13-06-2005