Eurodiputados Sí. Europiratas No.

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Se acercan las elecciones europeas para elegir eurodiputados. ¿Qué confianza podemos tener en una institución que está formada por personas que, de no ser por las normas que ellos mismos aprueban, estarían en la cárcel por estafa y malversación de caudales públicos?

Los chanchullos de los eurodiputados son de todos conocidos y jamás han provocado ni una triste dimisión. El cobro ilegal de dietas, la inexistencia de obligación de justificar gastos, los viajes en primera por la cara, la asignación de dinero para contratar asistentes que luego no se contratan o se hace en negro, el pago a familiares…, han sido y son el quehacer diario de los afortunados que son elegidos en las elecciones europeas. Puestos a cobrar, cobran hasta por esperar en el aeropuerto, mientras en nuestro país crecen las colas de los que esperan, pero en las colas del paro.

Ninguna empresa privada contrataría a un representante que no justificara sus gastos y que faltara sin justificación a su trabajo en casi el 70% de la jornada. ¿Por qué los ciudadanos europeos lo tenemos que tolerar?. La Europa de los mercaderes es inmoral y extiende la corrupción por doquier para evitar el control democrático.

El Parlamento Europeo sigue sin tener las competencias que hagan de la institución digna del nombre que lleva. A ello no es ajeno el poder de la burocracia de Bruselas y la creciente infiltración de los grandes lobbies y multinacionales en los engranajes de las instituciones europeas. Todo ello nos da como resultado el interés del poder en mantener el ya crónico desconocimiento de la ciudadanía europea del marco en el que se toman gran parte de las decisiones que les afectan.

El Parlamento Europeo es, por desgracia, el mejor ejemplo de la Europa que estamos construyendo. Poquita democracia, mucha oscuridad y representantes que no lo son del pueblo.

En la campaña del referéndum para la aprobación de la Constitución Europea, nuestro gobierno llegó a contratar a artistas que apoyaron aquel engendro con el lema de “yo no la he leído, pero los que mandan dicen que está bien”. Es tal el clima de impunidad que se ha creado que no dudan en reirse de aquellos a los que piden el voto.

Al ciudadano europeo no le está permitido protagonizar su vida política. Las elecciones al Parlamento Europeo deben ser un altavoz por la democracia y los pobres. Los líderes de los grandes partidos se mostrarán muy interesados en parecer cercanos al pueblo y deseosos de que en Europa haya democracia pero tras las elecciones volverá a echarse el telón.

En la Revolución Industrial los obreros europeos crearon las Internacionales. Hoy solo existe la internacional del capital. Calló La Internacional y solo se oye La Multinacional. Podemos volver a cambiar la historia.