¡Europa, nuestra hipocresía es criminal!

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Una semana que nos ha sensibilizado, que nos ha hecho abrir los ojos.

El grupo de CJS (Camino Juvenil Solidario) ha estado durante una semana trabajando con inmigrantes africanos que llegan a nuestras costas en busca de una vida mejor. Todos ellos piensan que Europa es esperanza, solución; pero cuando llegan aquí se dan cuenta de cuán equivocados estaban, de cómo es capaz el ser humano de aprovecharse del débil, de explotarlo, de exprimirlo en nuestros invernaderos. Al estar con ellos, vamos con la cabeza llena de ideas o prejuicios, y es entonces cuando sus vidas te remueven y, vuelves con un nudo en la garganta y nada claro. Porque lo imaginamos duro, pero no tanto; porque la realidad es peor de lo que podemos llegarnos a imaginar.

Hemos tenido la oportunidad de conocer esta realidad, de poner rostro al sufrimiento; de ver cómo viven en un remolque de un camión 8 jóvenes de Ghana o un asentamiento basado en plástico, piedras y arena con unas lujosas vistas a un mar de plásticos en el que cada día se ahogan con las sustancias tóxicas de los fertilizantes; en el que cada día soportan una media de 35 grados sin ningún tipo de contrato ni seguridad social. Trabajando cada día por encima del horario laboral máximo cobrando por debajo del salario mínimo. ¡No hay derecho! No hay derecho a que llenen nuestros telediarios de cifras y permanezcamos indiferentes ante tanta injusticia. Números sin nombre ni apellido, formando gráficas de sexo y país de procedencia, números alejados de cualquier forma de humanidad, números que “vienen a robarnos el trabajo”, o números que huyen de su país porque “son criminales”,… Números que aparentemente son solo números; pero que, los consideramos números ilegales.

Nos negamos a creer que esos números son personas, personas que son el residuo de varios siglos de colonialismo. Y más allá de eso, aquellos números lejos de ser primos, son nuestros hermanos; que tienen rostro, y más allá de eso tienen familia y un único sueño, que es probablemente el derecho más negado. El derecho a la vida. (“Derechos Humanos, Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”).

Solo creeremos que esta realidad existe en nuestro mundo cuando le pongamos rostro a todos estos números. Hasta que no consigamos entender que, son los ricos empobrecidos los que nos garantizan ser nuestra orgullosa “civilizada civilización”; que no dejarán de emigrar hasta que no dejemos de expoliarles lo que es suyo. Que son personas como tú y como nosotros, fuertes y trabajadoras con una vitalidad impulsada desde lo más sagrado para ellos su fe, Dios. Su fe les mantiene vivos, felices y con la esperanza de que algún día puedan volver a su hogar con su familia.

Es intolerable que demos lecciones sobre moral mientras cerramos los ojos antes una realidad como esta, creada además por nosotros. “Nuestra ceguera es admirable, nuestra hipocresía criminal.”

Así que, a ver si Europa se entera de que no hay quien ponga barreras al sueño de la esperanza; que el alma se aferra a un sueño, y el sueño mueve las barcas.

Autor: Grupo de CJS Andalucía Occidental-Extremadura