Europa convertida en un muro inexpugnable de insolidaridad, continúa arrinconando a los inmigrantes empobrecidos, en el mar, en la tierra o en los pasos fronterizos como el de Calais.
El primer ministro británico, David Cameron, ha advertido de que los inmigrantes irregulares serán expulsados de Reino Unido “para que la gente sepa que no es un refugio seguro”. Cameron dijo que la situación es “muy complicada” porque hay “un enjambre de personas que cruza el Mediterráneo en busca de una vida mejor”. “Enjambre” al que el Imperio Británico ha robado a manos llenas, con y sin la Unión Europea.
El ministro de Comunidades, Greg Clark, adelantó que la próxima ley de Inmigración, que se tramitará tras el receso veraniego, obligará a los caseros a expulsar a los inquilinos que estén en situación irregular. Según estas medidas, los propietarios de inmuebles tendrán que asegurarse en primera instancia de que no alquilan su propiedad a personas sin derecho a residir en el Reino Unido.
Otra “joya” de la política europea ha sido la de Theo Francken, secretario de Estado de Asilo y Migración del Gobierno de Bélgica, que ha cuestionado los recursos de los inmigrantes y solicitantes de asilo que duermen en la calle en Europa, ya que «han pagado 10.000 euros» para llegar hasta aquí y ahora «no tienen 50 euros para pagarse una habitación en un hotel», criticó. En una entrevista con la emisora VRT, Francken ha dado su particular explicación sobre el motivo de que varias decenas de inmigrantes hubieran pasado la noche en la calle.
Más muertes que el año pasado en el Mediterráneo.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dijo este martes que más de 2.000 inmigrantes han muerto este año al intentar cruzar el Mediterráneo, desde el norte de África hasta Europa, lo que ha convertido a esta ruta en «la más mortal para los inmigrantes que buscan una vida digna».
En el periodo similar del año pasado habían muerto en ese mismo trayecto 1.607 inmigrantes, de los 3.279 personas que perecieron a lo largo de 2014. La OIM reconoció que el número de muertes se ha reducido de forma importante en los últimos meses Las cifras evidencian que el Canal de Sicilia, en el Mediterráneo central y que es la que conecta Libia con Italia, es mucho más peligrosa que otras rutas. Son fuentes de la OIM pero seguro que hay más.
…Y murió en una maleta…
Apenas faltan unos minutos para llegar al puerto de Almería, cuando la tripulación del ferry Sorolla recibió el primer aviso. Un ciudadano marroquí, A. M. y de 34 años, sube a todo correr desde la bodega del buque. Llega hasta al hall de información. Y alerta inmediatamente al personal: su hermano N. M., de 27 años, parece asfixiado en el interior de una maleta, donde permanecía escondido dentro del maletero del vehículo en el que intentaba entrar en la Península. Tras cinco horas y media de viaje. En plena tarde de agosto del domingo. En un punto del Mediterráneo donde se alcanzaron temperaturas máximas de 32 grados. «El joven también presentaba síntomas de deshidratación», explican fuentes policiales, que detallan cómo las fuerzas de seguridad certificaron la muerte del inmigrante en el mismo barco.
Hechos como estos todos los días suceden en los muros de la vergüenza levantados por Europa y otros países enriquecidos.
Una nueva tragedia se acaba de producir en un barco con más de 700 inmigrantes a bordo: tras cuatro horas de labores de salvamento habían sido rescatadas cerca de 400 personas y al menos 25 cadáveres, un hito más en este continuo goteo de muertes en torno a nuestras fronteras.
Próximamente se celebrará en la Casa Emaús el Curso: Norte-Sur, “Los muros de la vergüenza”, en el que se tratará de profundizar en los muros de la vergüenza, contando con el testimonio directo de personas que conocen de primera mano la situación de las personas migrantes, refugiados, cristianos perseguidos… queremos profundizar también en cuáles son las causas que provocan y dialogar cómo podemos derribar estos muros.