El evangelizador tiene que saber que la economía actual es imperialista y que la tradición de la Iglesia está contra ella por sostenerse en estructuras de pecado.
1. ECONOMIA IMPERIALISTA
El espiritualismo y el secularismo religioso, especialmente en el hemisferio Norte, está de acuerdo en enterrar la Sollicitudo Rei Socialis. Como dice Juan Pablo II, vivimos en un mundo imperialista, y nuestra economía forma parte importante de ese mundo.
Imperialismo es, según el profesor Corcopino, el movimiento de expansión indefinida de alcance mundial, de carácter político y económico a la vez, acompañado de la creencia mística en una superioridad mundial. Schumpeter lo define como expansión por expansión, agresión por agresión.
Históricamente, con la llegada del industrialismo, a finales del XVIII, el término imperialismo sufrió un cambio como consecuencia de las transformaciones demográficas, tecnológicas, económicas y políticas que cambiaron los estados europeos. Desde este industrialismo, a través de la civilización técnica, se ha pasado al imperialismo contemporáneo que tiene como pilar fundamental el monopolio informativo y la investigación técnica. Así domina la economía hoy, mucho más que a través de los ejércitos.
Por esto se da el consumo de masas mayoritario en el hemisferio Norte y la miseria radical en África. Por esto ha comenzado la campaña que despierta el consumismo en Iberoamérica y Asia, mientras todavía muere la mayoría.
Desde el punto de vista evangelizador, debemos hacer notar que el imperialismo guarda relación directa con la expansión por Iberoamérica del protestantismo y las sectas; no podemos olvidar que el protestantismo ya fue el respaldo religioso del capitalismo. Iberoamérica es un subcontinente globalmente católico y el sistema necesita romper esa unidad. Es el mismo fenómeno del creciente espiritualismo.
En la Iglesia católica, desde la devoción a la Virgen hasta la doctrina social de la Iglesia, todo dice que la espiritualidad cristiana no es de tejas para arriba, sino de tejas para abajo; el que no ama a su hermano es un mentiroso es una verdad que vale para la dimensión individual y la estructural.
El evangelizador tiene que saber que la economía actual es imperialista y que la tradición de la Iglesia está contra ella por sostenerse en estructuras de pecado.
2. DEUDA EXTERNA, CADENAS DE FUTURO
Pío XII había dicho que nuestro sistema económico había que convertirlo de salvaje en humano. Pablo VI lo calificó de duro y cruel.
El cardenal Arns ha dicho que los intereses sobre ‘cosas prestadas’ fueron siempre juzgados por el cristianismo como un pecado capital, casi hasta los tiempos modernos. Hoy los países cristianos no sólo exigen el interés, sino que favorecen una subida del 2 al 21%. Esta fluctuación es un chantaje para el país que paga; y el sistema bancario es perverso.
En esto los Padres de la Iglesia no fueron más suaves. San Juan Crisóstomo dijo que no es posible enriquecerse sin cometer mil iniquidades. San Basilio, que cuantas más riquezas posees, más faltas a la caridad. San Agustín, que nada engendra tanta soberbia como las riquezas.
Nuestro mundo está hoy formado por estructuras. Ese desfalco, que condenan los Santos Padres, está organizado estructuralmente, según Juan Pablo II, por: el comercio internacional, las finanzas internacionales, la tecnología y los organismos internacionales.
Estas estructuras de pecado son las que se convierten en cadenas de futuro. No basta, por tanto, con condonar la deuda. Es necesario combatir esos instrumentos estructurales que generan mecanismos concretos como la deuda. ¿Cómo se evangeliza ahí? Rompiendo cadenas.
3. DE LA LUCHA DE CLASES AL ROBO DEL NORTE AL SUR
Cuando se desarrolló el industrialismo, se extendió la teoría y conciencia de la existencia de la lucha de clases. Los marxistas centraron en ello su estrategia y, durante décadas, muchos sufrieron persecución y cárcel por ello. Esas mismas organizaciones hoy nos plantean la evolución de sus teorías.
Hoy se encuentra en pleno desarrollo el multinacionalismo, el desarrollo de las empresas multinacionales. Los estados son un poder menor al lado de las multinacionales. Y nosotros preguntamos: ¿es casualidad que perestroika y endeudamiento, también, de los países socialistas, se hayan producido al mismo tiempo que el desarrollo multinacional?
Creemos que no. Como consecuencia, no es que se de la opresión de las clases, sino que los países y organizaciones socialistas han claudicado. La estrategia de lucha ha sido sustituida por la de concertación. Lo mismo que a principios de siglo se llamaba amarillismo.
Tras la Segunda Guerra Mundial aparece en la conciencia histórica el Tercer Mundo, en 1951. Desde entonces adquirimos conciencia de que la mayor parte de la humanidad padece -de forma creciente- el azote del hambre. Juan Pablo II dijo en Edmonton: los pueblos del Sur juzgarán a los pueblos del Norte. En la SRS denunciará las estructuras de pecado. Y es que el expolio del Norte al Sur, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, es un robo.
Pero así como del hambre hay conciencia, del robo no. Se ha producido la conciencia generalizada de que combatiendo los hechos del hambre se combate el hambre, y eso puede ser hasta una forma de encubrir las causas del hambre. Siempre en los problemas socioeconómicos, lo urgente serán los hechos y lo importante las causas. Y en cualquier problema, combatir el hecho es mitigarlo; y combatir la causa es solucionarlo.
4. ÉTICA-SUR Y ANTIÉTICA-NORTE
Nuestro amigo, el general García Escudero, sostiene que en nuestro tiempo izquierda es Sur, y derecha es Norte. Los socialistas que no cobraban sino que pagaban por serlo, eran conscientes de que la diferencia entre una sociedad capitalista y otra socialista era que la primera era antiética y la segunda sería ética.
Ahora lo ético está en el Sur, y lo antiético en el Norte. Esto, un evangelizador debe tenerlo en cuenta porque no se puede servir a dos señores. Y es verdad que el problema del expolio al Sur tiene mucho de ética.
5. EVANGELIZAR EN LA FRONTERA DE LA ECONOMÍA
¿Se puede evangelizar este mundo? Creemos que sí. Pero no se puede evangelizar sin una conciencia militante. Militante cristiano es el que culmina un proceso progresivo compuesto por:
1. Conocimiento de la realidad a modificar.
2. Asimilación de una estrategia.
3. Inmersión en la acción transformadora.
Hace de su vida un proceso de conversión a Jesús de Nazaret, sostenido en la contemplación y la lucha transformadora del mundo, desvinculado de gratificaciones económicas.
Es evidente que en el hemisferio Norte los cristianos no vamos por ahí. Más bien funcionamos con sustitutivos. Pero todos los sustitutivos no entrañan lo que debe ser un militante. No es un problema de palabras, sino de realidades. Mientras que los absolutismos y dictaduras imponen su voluntad por coacción externa, los totalitarismos lo hacen desde la conciencia. Y el imperialismo, por entrañar una cultura, domina desde la conciencia.
En el siglo XIX los pobres gritaron ¡Asociación o muerte! ¿No es hoy la opresión imperialista más grave que en el siglo XIX? ¿Se puede evangelizar y promocionar laicos sin asociación?
En el mundo económico ya ha habido experiencias asociativas que tendían a un cambio cualitativo. Ahí está el cooperativismo y su larga trayectoria histórica. Por ahí caminó el movimiento sindical. El cooperativismo ha terminado, culturalmente, absorbido por el sistema y ya funcionan cooperativas multinacionales con un gran número de asalariados.
Hace años el P. Voillaume, responsable mundial de los Hermanitos de Jesús, le pidió a Guillermo Rovirosa que planteara la evangelización desde el mundo económico. Rovirosa escribió el Cooperatismo Integral, del cual hay diversas experiencias. Su planteamiento exige la fe, ya que Rovirosa entendía que una acción económica en la que el espíritu fuera el servicio y no el lucro no podía ser realizada más que movidos por la fe en Jesucristo. El tema, en el plano teórico, es muy opinable; en el práctico, menos.
Evangelizar en la frontera de la economía plantea hacerlo en la frontera de la increencia. Nuestro mundo rinde culto idolátrico al dinero; la idolatría será siempre la más radical negación de Dios. Evangelizar desde la frontera de la economía exige ir a la construcción de un nuevo orden económico internacional. Eso exige una sola cosa: personas, militantes.
Nuestras catequesis de niños, jóvenes y adultos debieran ser plataformas de promoción de militantes de la comunión, es decir, de cooperadores. Frente al salvajismo del más fuerte que rige el mundo económico, pongamos la cooperación por la existencia y cambiaremos el mundo. Ricardo Alberdi solía decir que Rovirosa todo lo arreglaba con el Espíritu Santo. Nosotros somos discípulos de Rovirosa y creemos que, sin la acción del Espíritu Santo que construya al hombre nuevo de la cooperación, no será posible transformar el mundo económico. No olvidemos que el dinero era, para ese gran converso que fue Papini, la hostia de Satanás.
Revista Id y Evangelizad. Julián Gómez del castillo,
militante cristiano pobre. In Memoriam.