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Aula Malagón-Rovirosa 2021 -Información e inscripción
julio 31, 2021 - agosto 15, 2021
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LA UNIVERSIDAD DE LOS POBRES
Nos encaminamos a la 36ª edición del Aula Malagón Rovirosa en España (y la XXII en Venezuela). No nos cabe duda de que se trata de una experiencia singular que sólo se entiende, en su permanencia, por el espíritu que anima el trabajo asociado del Movimiento Cultural Cristiano. Tanto el Aula de formación y espiritualidad en España como en Venezuela han ido madurando al tiempo que crecía el protagonismo de los que iban acudiendo a ellas. Llama mucho la atención que el Aula de Venezuela se celebra en medio de la pobreza más extrema de la barriada de San Félix. Son los empobrecidos, con su dignidad y su decisión firme, los que la sostienen en todos los sentidos. Y son ellos los principales destinatarios. No es de extrañar que allí la llamen la Universidad de los Pobres.
Cuando nos visitaba en el 9ª Aula D. Helder Cámara (el obispo brasileño “de los pobres”) nos hizo caer en la cuenta de que estábamos viviendo una experiencia actualizada de vida monástica inserta en un mundo global. Nos destacó la vivencia de un armonioso equilibrio entre el estudio, el trabajo y la oración. Ciertamente, una experiencia singular y única: un signo, un anticipo, imperfecto claro está, de la sociedad que nos gustaría construir. Pero podemos decir algo más.
En el Aula se nos invita a aprender a ser pueblo, a ser familia. En los tiempos que corren esto significa que hay que recorrer el camino que va del “individualista” autorreferencial y narcisista, a la “persona” que estamos llamados a ser. Una persona que jamás puede ser entendida sin sus relaciones, sin “familia”, sin la solidaridad de los demás en el presente y en la historia. Recorrer un camino que va, igualmente, del aislamiento que nos desvincula y nos autodestruye, al encuentro, al compromiso permanente. Acudir al Aula nos pone, decididamente, en ese camino. Sin heroicidades. Lo natural, cuando rompemos con confianza el cerco de la soledad que nos convierte en marionetas del poder, es tener la sensación de estar por fin en un hogar. Nadie dice que sea fácil. Coexistir, vivir juntos, “tolerarnos” sin más, no es lo mismo que convivir.
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En el Aula se nos invita a aprender a romper con esa dialéctica que nadie cuestiona en nuestra sociedad, la dialéctica de líderes y liderados, de listos y tontos (esto no se dice, pero se piensa). Por eso siempre hemos entendido que ser protagonistas de nuestra vida exige aprender una nueva forma de cultura: la autogestión.
Para empezar, renunciar a los patrocinadores y los mecenas. Aquí no hay más firmas, en el cartel que nos anuncia, que el de los que han querido y quieran arrimar el hombro, no la chequera. La dignidad se mantiene aportando lo que cada uno tiene, trabajando, ofreciendo lo mejor de nosotros. Todas las aportaciones hechas con ese espíritu de servicio son bien recibidas. El ponente o el conferenciante de un curso también está dispuesto a este servicio. No obstante, siempre se cumple aquello de la parábola de la viuda del evangelio: da más quien menos tiene. Porque la auténtica medida de lo que damos siempre debe medirse en relación con lo que nos quedamos y seguimos reservando para nosotros mismos. Hemos visto de esta manera y muchas veces el milagro de la sol
idaridad. La debilidad compartida siempre se acaba convirtiendo en una gran fortaleza. Quien ha apostado por el poder de los fuertes no lo entiende. Pero quién vive en medio del sacrificio de los empobrecidos que no han renunciado a su dignidad lo entiende perfectamente.
Independencia económica por supuesto, pero no sólo eso. Gobernarnos sin amos ni esclavos exige también un aprendizaje. Aquí no hay infantilismos asambleístas que sólo han servido para que los listos, que llevan preparadas las asambleas y han estudiado mucho, se lleven el agua a su tejado. La comida y el derecho a hablar y a decidir se ganan con el sudor de la frente. Cabemos todos, pero el capricho de hacer cada uno lo que quiera sin tener en cuenta a los demás no se tolera. El derecho a decidir, subordinado al bien común, que es solidaridad, hay que ganarlo. Ganarlo con lectura, con estudio, con muchas horas trabajo gratuito, arremangándose para hacer la comida, para servirla, para limpiar. Debemos aprender a asumir responsabilidades que con frecuencia no queremos y que, en nuestra vida diaria, en esta economía “bajo demanda”, exigen “esclavos”. Se llama democracia del trabajo. Ningún derecho sin deberes. Todos a leer, a estudiar, a aprender, a trabajar…y a servir. Todos responsables de todos.
Hay otra experiencia muy importante que podemos vivir en el Aula. Tal vez la más importante. La de la escucha. Necesitamos el silencio. No un silencio evasivo, organizado para dejar entre paréntesis la angustiosa cotidianidad. Sino un silencio que nos ayude a detenernos a escuchar. Al principio, sólo alcanzamos a sentir los rugidos de nuestras tormentas. Venimos del ruido, de la estridencia. El corazón está lleno de una algarabía insoportable de grillos, de ansiedades y angustias, de miedos, de sombras de tristeza. Sólo al cabo de un tiempo discernimos entre los ruidos los mensajes importantes: ¿Qué hemos hecho de nuestra vida? ¿Qué hemos hecho de nuestro prójimo? ¿Qué hemos hecho de nuestros “hermanos” más débiles, más vulnerables, en este mundo global? ¿Qué hace posible esta agresión tan salvaje que sufre la vida, también nuestra vida, en todas sus etapas de la existencia? ¿Por qué esta guerra permanente contra la dignidad de los seres humanos? Este silencio, para los creyentes católicos, que ciertamente son la mayoría en estas Aulas, se convierte a diario y en muchas ocasiones en Oración. El Aula se transforma así también, para creyentes y no creyentes, en liturgia. Y lo que nos abraza a los hombres, nos liga inexcusablemente al Dios encarnado que palpamos en la mesa de la Eucaristía que es la mesa que da sentido al sacrificio de los inocentes.
El Aula Malagón Rovirosa (España) o el Aula Julián Gómez del Castillo (Venezuela) no dan por concluida su labor al acabarse los cursos y jornadas que allí se proponen. Porque se tiene muy claro que en ellas no se viene a elucubrar o simplemente a hacer un ejercicio intelectual, de verborrea crítica. Del Aula salimos todos con algún compromiso que luego está en nuestra mano, o nuestra conciencia, cumplir. El más importante siempre es el de incorporarnos a un grupo de personas que nos permita perseverar el deseo que nos ha suscitado el horizonte de una sociedad que vive como familia, que vive protagonizando su vida, que vive volcada en la colaboración por la existencia, en el servicio, en lugar de en la lucha por la existencia.
Estamos todos invitados a esta experiencia única y singular. Es altamente significativo que la reivindicación de “los tres ochos del primero de mayo” (ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de promoción cultural), que tanto sacrificio costó conseguir a los pobres del movimiento obrero, tuviera su referente en la vida monástica. No ser creyente no es excusa. Lo que los católicos ofrecen a nuestra sociedad tal vez tenga más sentido de lo que nuestros prejuicios, premeditadamente promovidos, nos dictan: ¡Es posible la fraternidad!
CONDICIONES DE ASISTENCIA GENERALES.
- Es obligatoria la inscripción. El precio de la inscripción es de 30 euros, que se descontarán de la estancia total al llegar. Si no se avisa de la no asistencia al menos 15 días antes del comienzo de los cursos, no se devolverá. Debe estar en manos de la organización del Aula (correo) antes del 20 de Julio. Preferible por vía telemática utilizando el formulario de nuestra página Web.
- El precio por persona adulta (más de 18 años) y día es de …….. euros que deberán abonarse a través de la cuenta siguiente ____________________ (especificando claramente el nombre del que se inscribe y la indicación AULA MALAGÓN ROVIROSA MCC 2021. También se podrá realizar al llegar a secretaría.
- Establecemos las siguientes precauciones sanitarias que los asistentes están obligados a cumplir:
- Como premisa, que no asista nadie que tenga destemplanza (temperatura superior a 37,3), tos o malestar que indique posible COVID. La organización no puede responder adecuadamente a las personas con factores de riesgo que exijan un seguimiento médico especializado
- Cada uno de los asistentes debe asumir la responsabilidad de cumplir con las medidas de prevención propias de los encuentros: higiene personal, uso de mascarillas, mantenimiento de las distancias de seguridad, procurar mantener las conversaciones en lugares donde puedan mantenerse las distancias y evitemos la contaminación de superficies de uso común (puertas, mesas, sillas, …)
- Otras: tanto en la sala de plenos (o de curso), como en las de trabajo y en el comedor utilizaremos siempre el mismo sitio, la misma silla, la misma mesa y los mismos acompañantes. Fuera de esos lugares tenemos muchos espacios para dialogar y conversar con cualquier asistente al encuentro.
- Llevaremos nuestras sábanas y/o mantas y la limpieza e higiene de nuestra habitación y nuestro equipaje debe hacerse pensando no sólo en nosotros mismos sino en el bien común
- Todos los asistentes se comprometen, por educación solidaria, a colaborar en los servicios necesarios para el funcionamiento del Aula.
- El Aula contará a diario con servicios religiosos (Liturgia de las Horas y Celebración Eucarística diaria entre ellos) que deben ser máximamente respetados por todos los asistentes.
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Aula Malagón Rovirosa 2021 from Solidaridadnet videos on Vimeo.