Facundo Cabral nació en un puerto argentino en 1937, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás.
Cuando se fue de su casa, niño aún, su madre lo acompañó a la estación y, cuando se subió al tren, le dijo: este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo libertad para vivírla, y Facundo cuidó de esa libertad como nadie, por eso fue uno de los pocos hombres independientes que anduvo por este planeta, un lobo estepario que pasó por las ciudades para excitar a la gente.
Con los años, y casi todo el mundo recorrido, su fuego ganó en calidad porque primero quemaba y después iluminó, tanto que muchos dejaron las drogas o la idea del suicidio después de escucharlo.
Fue asesinado en Guatemala el 9 de julio de 2011.