Fernández Villa o el socialismo que cobra por serlo

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Las diligencias abiertas por la fiscalía anticorrupción, sobre los 1,4 millones de euros en poder del sindicalista José Ángel Fernández Villa, han desatado los truenos en el «socialismo» patrio. El poder que ha llegado a tener Fernández Villa, su relación con los presidentes de Gobierno y del Principado, así como el uso de los fondos mineros destinados a la reindustrialización, marcan un capítulo de la traición del «socialismo» y «sindicalismo» a aquellos socialistas que pagaban por serlo.

Recordemos que el Soma, el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias es fundado por Manuel Llaneza Zapico en 1910. Un año más tarde en 1911 el SOMA se adhiere a la Unión General de Trabajadores. En sus primeros años hay una historia de lucha por los derechos de los mineros, de revistas y publicaciones, de lucha organizada…de vida entregada.

Pero el fin, la traición y la dilapidación de la historia de lucha del sindicalismo, se ha consumado, aunque la cosa viene de largo…podríamos hablar entre otros temas de los 40 años de vacaciones del socialismo durante la dictadura franquista.

Centrándonos en el caso que nos ocupa, no podemos negar que una red clientelar fue entretejida en Asturias y nos recuerda hoy, con la fuerza que la actualidad nos dicta, los dineros de los ERES de Andalucía, los fondos para la formación así como las tarjetas «oscuras» de Caja Madrid…

El poder de Fernández-Villa

Fernández Villa  llegó a acumular un gran poder político en el Principado llegando a estar en la ejecutiva del PSOE de Felipe (Guerrismo), influyendo en el manejo del destino de dineros públicos, destinados a la «reactivación de las Cuencas Mineras», con cierre paulatino de explotaciones, durante estos últimos 35 años.

En Rodiezmo (León) se escenificaba la apertura del curso político socialista y la «bendición obrera» que Villa aportaba a los distintos presidentes de gobierno y candidatos socialistas a la presidencia del gobierno. Incluido el apoyo al actual presidente del Principado Javier Fernández que ahora marca un cordón sanitario con el sindicalista.

¿De dónde salieron los 1,4 millones de euros que José Ángel Fernández Villa afloró tras la amnistía fiscal? Esta es la pregunta más repetida en Asturias desde que hace unos días salieran a la luz las diligencias abiertas hace medio año por la Fiscalía Anticorrupción contra el antiguo dirigente del SOMA-UGT, y que investiga la fiscal Carmen García Cerdá.

Incluso Alvarez-Cascos (Foro Asturias) ha denunciado «filtraciones a la carta» de la fiscalía en este tema, y es posible que existan, pero eso no justifica el devenir de los hechos y sus implicaciones en la sociedad asturiana.

Como sostiene el periodista Xuan Cándano, nada se movía sin Villa: “Fue un caudillo en Asturias que quitaba y ponía presidentes del Principado, alcaldes, concejales y presidentes de la Caja de Ahorros. También directores de medios de comunicación, por supuesto los públicos, lo que explica el silencio de todos estos años sobre las actividades que le llevaron al enriquecimiento”.

Solo unas notas sobre la historia de un despropósito

Fondos Mineros

El informe definitivo de la Sindicatura de Cuentas de Asturias sobre las ayudas a la minería del carbón ofrece un párrafo esclarecedor. “La gestión actual de las ayudas recibidas por los fondos mineros es poco eficiente (…) pues al no llevar una contabilidad de gastos con financiación afectada impide conocer de manera exacta y precisa la situación de las ayudas recibidas”.

Los fondos mineros fueron una lluvia de millones que cayeron sobre Asturias a costa del cierre de la minería. Iban destinados a la reindustrialización de las cuencas mineras para sustituir con nuevas empresas y sectores a los pozos mineros condenados al cierre por las imposiciones de la Unión Europea y las nuevas políticas energéticas. Pero ahora, dos décadas después, el balance que se puede hacer de los fondos mineros, pactados entre el Ministerio de Industria y los sindicatos, con el apoyo del Principado, es desolador.

No hubo reactivación económica, sino “el coge el dinero y corre” de muchos empresarios que aprovecharon las subvenciones públicas para enriquecerse y montar empresas artificiales que acabaron fracasando y enviando al paro a sus trabajadores. La lista es extensa.

Por poner los ejemplos más conocidos,  Venturo XXI recibió 1,36 millones, creó 73 empleos y todos acabaron en el desempleo con su cierre. Laboratorios Diasa recibió 3,4 millones, creó 90 empleos y también cerró. Autotex, 3 millones, 250 empleos y también clausurada. Kerkus Metal, 3,5 millones y lleva despedidos a 56 de sus 78 trabajadores. Otras empresas, como Rioglass, resisten, pero su futuro no parece precisamente clarificado: 9 millones de inversión y su plantilla de 180 trabajadores acumula tres expedientes de regulación de empleo.

Pero el caso más emblemático es probablemente el de Alas Aluminium, porque era el proyecto más ambicioso. Recibió 13,5 millones de euros y acabó enviando al paro a sus más de 250 trabajadores, tras una nefasta gestión llena de motivos para la actuación de la justicia.

El listado de familiares de políticos o sindicalistas contratados es largo y significativo en las distintas empresas de capital público. Abundan los socialistas (del PSOE, SOMA o UGT), pero tampoco faltan los relacionados con CCOO, IU e incluso el PP .

El Montepío de Mineros

La obra del macrogeriátrico de Felechosa no es un proyecto más. Supuso una inversión de 31 millones de euros pagada con los fondos mineros, y significó el despegue de una empresa constructora, que en 2010 facturaba catorce millones de euros.   Del Montepío se podría hablar mucho, pero seguro que en las próximas semanas y meses la información se ampliará en los distintos medios.

No podemos olvidar tampoco el efecto de las prejubilaciones en el silencio ante el cierre de la actividad que más empleo daba en Asturias con la siderurgia, empleos directos e indirectos incluidos.

Mucha gente dice sentirse decepcionada con la situación, pero en Asturias, en las cuencas en concreto, hemos de hacer análisis y «examen de conciencia» de aquello que nos callamos, o de aquello que dejamos de hacer para que la situación cambiara, y no dilapidar así una historia de solidaridad forjada por nuestros antepasados.

Por un sindicalismo autogestionario y solidario

La historia se repite, cuando desde el sindicalismo, o desde la política, se manejan dineros públicos, se reciben subvenciones, y además no hay formación militante que ponga los intereses de los otros por encima de los «míos»; cuando no hay organización autogestionaria, la corrupción se extiende como una mancha de aceite, afectando a la sociedad en su conjunto, e impidiendo la posibilidad de lucha solidaria, tan necesaria en la sociedad actual.

Recordamos las palabras de un militante obrero cristiano, que trabajó en las minas de Asturias, Julián Gómez del Castillo sobre la cultura autogestionaria:

«Los hambrientos de la Tierra tienen prisa en salir de su situación, pero es indispensable que no dejen manipular esa urgencia dimitiendo del proceso que exige vivenciar una cultura autogestionaria. Los «listos» han pretendido posponerla a la conquista del poder y, donde llegaron a él, nunca construyeron cultura autogestionaria. La autogestión no se hace desde el poder, sino desde la sociedad«

«El poder, lo que ha hecho siempre, históricamente, es -antiautogestión-. El militante que no descubra que la cultura liberadora se construye desde la sociedad, y desde ninguna otra parte, colaborará a nuevas formas de opresión

Construyamos aprendiendo de la historia, porque hoy más que nunca hemos de sembrar cultura autogestionaria, que libre de subvenciones y sin poner precio a nuestra libertad,  promocione en las personas y en los pueblos una vida solidaria y asociada.

Autor: Juan Fernández