Millones de filipinos empobrecidos se encuentran en la cuerda floja y se enfrentan a la incertidumbre de cómo van a sobrevivir en los próximos años, tres meses después de que el tifón Haiyan, el más intenso registrado que jamás haya tocado tierra, asolara el centro de Filipinas el pasado 8 de noviembre.
Si bien era una población mayoritariamente empobrecida, por causas ajenas a los desastres naturales, las consecuencias del Tifón sobre los más pobres son catastróficas en los meses postreros, en sus viviendas y por la pérdida de ingresos familiares por no poder trabajar.
Sin trabajo para los pescadores y agricultores
La tormenta provocada por el tifón Haiyan destrozó más de 30.000 embarcaciones, privando así a los hombres y mujeres que viven de la pesca de una fuente de ingresos para subsistir. La mayoría de estas personas se enfrentan ahora a una posible reubicación lejos del océano.
Los productores y comerciantes de coco son una parte integral de una de las industrias más productivas de Filipinas y, sin embargo, están siendo ignorados en los esfuerzos de recuperación.
Más del 29% de la población afectada por el tifón dependía a finales de diciembre de la ayuda alimentaria y que, en ocasiones, más de una cuarta parte de estas personas se veía obligada a no comer en todo el día.
Fuente: Eleconomista.es