Empezamos el curso recordando que el verdadero objetivo de los organismos internacionales, y en concreto la agenda 2030, es el control de la población.
Un control de la población donde se culpa a los hambrientos de su hambre, un hambre que es provocada y por tanto tiene solución si queremos.
El drama del hambre lo vimos reflejados en el rostro de los niños talibés, en el pueblo Congoleño, amenazado y asesinado por las guerrillas y las transnacionales que lo avalan, en los inmigrantes. Una inmigración que siempre ha sido una riqueza y no una amenaza. Muchos de ellos víctimas de la trata de personas.
En este control de la población hemos denunciado el crimen del aborto que nunca es un derecho. Una imposición de una minoría que se ceba asesinando a los más indefensos y destruyendo no solo la vida y dignidad del niño sino también la de los padres.
Y todo bajo un sistema económico que nos ahoga con la deuda que se ceba con los más indefensos, con los empobrecidos. Una deuda que es la base del sistema. Un sistema que necesita extender la guerra a nivel mundial para seguir sobreviviendo.
Todo bajo la influencia de un totalitarismo que se alimenta de nuestra indiferencia. Un totalitarismo del que somos cómplices desde el momento en que renunciamos a ser personas.
Si, seguimos afirmando que en el centro de la política y la economía debe estar la persona y los pueblos, no el dinero. Por ello debemos estar en las calles llevando la voz de los empobrecidos, de las víctimas,… Poniendo en marcha experiencias, pequeñas luces de esperanza revolucionarias en medio de la opresión. Y ello no se puede dar sin la promoción. Una promoción que siempre debe alimentarse de la oración.
Si, debemos derribar los muros de la injusticia y la indiferencia, porque queremos ser esperanza y no amenaza. Queremos seguir luchando. Ser locomotoras enamoradas del ideal, de Cristo y los pobres. Una pandilla de traidores que se empeña en seguir caminando pese a los obstáculos que nos pone el imperio.
Hay que cambiar esta sociedad. Hay que meterse en el mundo. El neoliberalismo reinante igual que anteriores imperios, también caerá. CRISTO ES LA UNICA ESPERANZA DEL MUNDO, con El todo podemos. ARRIESGATE HAY ALGO MÁS.
Como todo sabéis este curso marca el final pero también un nuevo inicio de la Campaña por la Justicia en las relaciones Norte-Sur, No matarás.