Frente a los nacionalismos nos declaramos ciudadanos del mundo

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El curso sobre “UE y nacionalismos, insolidaridad en el siglo XXI” del XXVIII Aula Malagón-Rovirosa profundizó en la dimensión política, cultural y moral de los nacionalismos, y sus consecuencias para los empobrecidos. Sólo la solidaridad permite superar el egoísmo colectivo y caminar hacia la fraternidad universal.

Comenzó el curso sobre nacionalismo e insolidaridad profundizando en el análisis del desarrollo de los nacionalismos en la historia reciente de Europa y su antagonismo con la solidaridad. La historia pone de manifiesto que los nacionalismos han llevado a Europa a la división, la guerra, el genocidio, y al fortalecimiento del imperialismo.

Hoy en Europa los nacionalismos tienen su expresión en la insolidaridad: dentro de los países, entre los propios países del continente, y hacia los más pobres.

En España los nacionalismos se desarrollan vinculados a la burguesía. Los nacionalismos no fueron patrimonio de los trabajadores ni de los empobrecidos. En regiones como el País Vasco y Cataluña los nacionalismos se desarrollan con el apoyo expreso de la burguesía y frente a un movimiento obrero que se organiza.

Con la llegada de la democracia los partidos nacionalistas periféricos logran alcanzar un protagonismo y unas cuotas de poder sin precedentes en la historia -con sus repercusiones políticas, económicas, culturales,…-. Como telón de fondo: una situación de violencia terrorista. El historiador Víctor Manuel Arbeloa profundizó en las raíces históricas del nacionalismo en España, en los distintos nacionalismos y en las posturas separatistas.

Ha estado presente en el curso el testimonio de sufrimiento, dolor y superación de las víctimas del terrorismo engendrado por el nacionalismo. A través del testimonio de Cristina Cuesta (Fundación Miguel Ángel Blanco) se ha hecho presente en el Aula la voz de las víctimas del terrorismo etarra y su experiencia de lucha. Frente a la violencia y la insolidaridad la experiencia asociada y organizada de las víctimas abrió un surco en la vida pública que logró hacer fractura en los muros del miedo social y empujar la acción política, policial y judicial frente al terrorismo en España.

Sólo desde la verdad -conversión, perdón, misericordia- puede haber luz para juzgar esta situación y para superar la estructura de odio que deja el terrorismo. Una estructura de pecado como la que nos ocupa debe de ser respondida a nivel institucional exigiendo previamente la verdad, para que la Justicia y el perdón sean posibles.

Concluimos el curso profundizando en la experiencia de superación que los empobrecidos han aportado a la historia avanzando en el camino del progreso; sin renunciar al amor legítimo a la patria, y desde la solidaridad que supieron cultivar los más desfavorecidos.

En esta dirección el movimiento obrero vivió el internacionalismo como plasmación práctica de la superación de barreras y fronteras -defendida por militantes como Guillermo Rovirosa- y como camino hacia la fraternidad universal.

Hoy, en un mundo cuajado de injusticia, tenemos el deber de superar la incultura con formación y retomar de forma encarnada las enseñanzas que nacen de la historia de los últimos con un compromiso político contundente en favor de la verdad, la justicia y la solidaridad.