Frente al transhumanismo: Se pretende disolver la condición humana

2451

El filósofo católico francés, Fabrice Hadjadj, fue preguntado por parte del digital «El Debate» sobre la cuestión del transhumanismo y el posthumanismo, así como su relación con la ideología de género, y respondía de esta manera:

La cuestión de hoy es por qué hemos de continuar con la condición humana, si podemos cambiarla, si podemos tener hijos por tecnología y no mediante el sexo, si podemos incluso detener o frenar el proceso de envejecimiento, pues disponemos de la tecnología necesaria. Si podemos ser inmortales, o si podemos cambiar el cerebro, la nueva cuestión que se nos plantea es por qué tenemos que seguir viviendo en este cuerpo capaz de sufrir y cuyo destino es la muerte. ¿Por qué hemos de continuar así? De hecho, vivimos en una era que odia la carne, sobre todo la carne humana; nos gusta nuestro ordenador más que nuestra carne.

Pero, de igual modo que se ofrecerá la posibilidad de no envejecer, habrá gente que diga: «No, no quiero eso, no quiero ser un superhombre o un transhumano». Así que se puede ofrecer otra posibilidad: vivir como un perro, sin problemas de conciencia, ni problemas morales, con paz interior… Un perro siempre puede estar contento y satisfecho con su amo. Pero usted dice: «No, lo que yo quiero vivir es el drama humano de la historia, del pasado, y continuarlo». Y, al decir eso, usted va a seguir siendo humano… Este es el tema de la Postmodernidad: aceptar seguir siendo humanos de carne y hueso y consciencia. Para aceptar esto, has de creer que Dios es carne. No puede haber nada más divino que un animal racional, una mente dentro de un cuerpo carnal.

En este sentido rescatamos un extracto de un artículo de Elena Postigo Solana, del Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria, realizados en «Cuadernos de Bioética» sobre la cuestión transhumanista y su visión desde la bioética: 

¿Pero cómo entienden los transhumanistas tres conceptos relevantes para la bioética, a saber, el concepto de persona, de dignidad y de naturaleza humana? Para la mayoría de los transhumanistas es persona aquel sujeto que piensa y decide, es decir, tienen una visión funcionalista de la persona, comprendida en base al ejercicio de sus funciones, no tanto al ser que es independientemente de si piensa o decide. Por esta misma razón, un empirismo funcionalista, se produce una incapacidad para entender la dignidad ontológica, intrínseca, de todo ser humano. Si se elimina el fundamento ontológico que hace que el hombre sea esencialmente distinto de otros seres vivos, se reduce al hombre a un simple ser material como lo son otros seres, se produce un igualitarismo ontológico, no de grado (somos solo más complejos que los animales o las máquinas u objetos superinteligentes, desde el punto de vista cuantitativo, pero nada más, piensan ellos). En este caso, el concepto de dignidad humana queda expuesto a que se le atribuyan significados totalmente subjetivos (calidad de vida, capacidad de autonomía, etc.), e incluso se llega a considerar que debería ser eliminado del todo de la discusión sobre la antropología y la bioética.

Y plantea también uno de los objetivos del transhumanismo «crear una nueva humanidad»

…La diana a la que apunta la transformación propuesta por el transhumanismo es doble: disolver lo que hasta ahora se venía entendiendo como naturaleza humana y crear una nueva humanidad, un nuevo ser distinto del hombre actual, completamente desligado de cualquier instancia normativa que imponga qué se ha de hacer y hacia dónde ir. Es lógico, tras la negación de una metafísica que fundamente una antropología, no es posible una ética normativa común. Es una negación de la teleología en sentido estricto, de la ciencia de los fines, para ir hacia la exaltación de la razón instrumental y la libre elección de estos conforme a criterios de utilidad y beneficio de la humanidad y del cosmos…