La evasión fiscal actualmente cuesta miles de millones de dólares al año a algunos de los países más pobres del mundo. No se trata tanto de apoyar el crecimiento económico y el desarrollo sostenible del continente africano como de dejar de robar.
Empresas e inversores pertenecientes al Grupo de los 7 (G-7) países más ricos del mundo le robaron a África aproximadamente 6.000 millones de dólares en un año por concepto de evasión fiscal, denuncia un nuevo informe de la organización humanitaria Oxfam.
Según el informe «El dinero habla: África en el G-7» esa cifra equivale a tres veces más de lo que necesitan los sistemas sanitarios de los países africanos afectados por el ébola, Sierra Leona, Liberia, Guinea y Guinea Bissau.
«Las empresas transnacionales, muchas de ellas con sede en Gran Bretaña y otros países del G 7, están estafando a los países africanos por miles de millones de dólares en ingresos fiscales vitales que podrían ayudar a la población vulnerable a recibir asistencia sanitaria digna y a enviar a sus hijos a la escuela», asegura Nick Brye, jefe de campañas de Oxfam en este país.
Oxfam también recuerda que las medidas internacionales existentes para hacer frente a la evasión fiscal de las empresas, tales como el proceso de Erosión de la Base Imponible y el Traslado de Beneficios (BEPS, en inglés), dirigido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico para el Grupo de las 20 mayores economías del mundo, dejan la posibilidad de recurrir a lagunas legales para evitar el pago de impuestos.
La organización advierte que las empresas transnacionales pueden aprovechar esas lagunas en sus operaciones en el Sur en desarrollo y que muchos países africanos han sido excluidos de las negociaciones sobre la reforma del BEPS y, por tanto, no se beneficiarán del mismo.
Según Oxfam, en 2010, el último año del que se dispone de datos, las empresas y los inversores con sede en los países del G-7 evadieron el pago de impuestos sobre 20.000 millones de dólares de ingresos mediante una práctica conocida como facturación fraudulenta, por la cual una empresa fija artificialmente los precios de los productos o servicios vendidos entre sus filiales para evitar los impuestos.
Los impuestos empresariales en África son por término medio del 28 por ciento, lo que equivale a casi 6.000 millones de dólares perdidos. Además, los países en desarrollo en su conjunto pierden unos 100.000 millones de dólares al año a través de planes de evasión fiscal que implican a los paraísos fiscales, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
«La reforma de las normas internacionales que rigen los impuestos empresariales para que los gobiernos africanos pueden reclamar el dinero que se les adeuda es vital para combatir la pobreza extrema y la desigualdad y fomentar el crecimiento económico», destaca Brye.
Autor: Sean Buchanan
Fuente: euroxpress.es