Marcan las casas, se producen allanamientos injustificados y fuera de la ley, expulsan a Colombianos separándolos incluso de sus hijos, que tienen la nacionalidad venezolana. No se respetan los derechos humanos básicos. Las expulsiones colectivas nos retrotraen a épocas no muy lejanas de la historia.
“Quiero buscar a mis hijas que están en casa de una amiga en Cúcuta, pero me impiden unirme con ellas. Mis niñas son venezolanas y yo no”, lamenta Denis Cecilia Ruedas, una de las afectadas por el cierre de la frontera.» La Cancillería de Colombia informa de denuncias de 33 padres que llegaron a ese país sin sus hijo.
Provea (Asociación de derechos humanos venezolana) advirtió que los niños nacidos en Venezuela con padres colombianos tienen derecho a la doble nacionalidad y no pueden ser separados, con el argumento de que son niños de la patria. “Si la madre está en el país de forma ilegal y tiene un niño venezolano podría haber una deportación, pero no una separación.
Ella tendría que llevarse a su hijo. Si el padre del niño es venezolano, el Estado debe procurar que la madre pueda ingresar a Venezuela”, explicó la abogada Jessica Duhan. Carlos Trapani, de Cecodap, dijo que con las deportaciones se han afectado los derechos de los niños a la familia, a no ser víctima de violencia, a un nivel de vida adecuado, a la vivienda y a la educación.
En La Invasión, un barrio de San Antonio que limita al norte con el fronterizo río Táchira, casi todas las familias tienen un relato de separación forzada.
A Rubén Dario Marín, colombiano de 58 años de edad, lo separaron de dos de sus nietos y su nuera. Cuando llegó la Guardia Nacional a la comunidad supieron que la mujer no tenía documentos de identidad legales para vivir en Venezuela y le indicaron que sería deportada. Ella suplicó quedarse con los dos hijos. Y aunque al principio no querían acceder a la petición uno de los militares dejó que cruzara el río con los niños.
Desde ese momento algo se rompió en la familia, afirmó Marín. La mujer y los niños están juntos, pero sin el padre ni el resto de los parientes. El abuelo, ahora, intenta sortear el control militar en las trochas (puentes improvisados sobre el río) para verlos y llevarles alimentos, agua y ropa. Hace pocos días, por ejemplo, cargaba con una pesada botella de agua sobre los hombros.
Contrabando y desestabilización
Los bajos precios de la gasolina subsidiada y de los productos regulados, sumado a la falta de determinados productos en Venezuela, han llevado a la proliferación de los contrabandistas en la porosa frontera de 2.200 kilómetros que comparten.
Maduro asegura que grupos paramilitares colombianos viajan con regularidad a Venezuela, generando caos y escasez con el fin de desestabilizar la «revolución».
La oposición venezolana, explica el corresponsal de BBC Mundo en Caracas, lo interpreta como una forma de distraer de la crisis económica, de tantear el terreno para suspender elecciones en zonas de mayoría opositora y de resolver los problemas que ellos mismos crearon.
La crisis en la frontera se originó a partir de un ataque sufrido hace dos semanas por militares venezolanos, del que el gobierno de Venezuela culpó a contrabandistas colombianos y ordenó el cierre en un tramo de la frontera colombo-venezolana, a donde incluso ha enviado a militares.
Tras anunciar su próxima visita a Cúcuta, Luis Almagro (OEA) “hizo suyo” un reciente comunicado en el que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que urgió a Venezuela a detener inmediatamente “cualquier expulsión colectiva, arbitraria o sumaria” de colombianos y a “abstenerse de adoptar cualquier medida tendente a destruir” sus propiedades.
*El secretario general de la OEA (Organización de Estados Americanos), Luis Almagro, anunció que visitará este sábado la zona colombiana.
Autor: Luis Antonio Martínez