Declaración de los Obispos americanos sobre Migración. Participantes en el VI Encuentro Regional. Varias organizaciones
Nosotros, Obispos Católicos de los Estados Unidos, México, Centro América y El Caribe reunidos en el Encuentro Regional sobre Migración en Los Ángeles, California, junio 3-6, 2013, reafirmamos nuestro compromiso con las personas vulnerables quienes emigran en busca de protección o para mejorar su vida y la de sus familias.
Brindamos algunas reflexiones sobre la situación actual referente a la migración en este hemisferio, de acuerdo con nuestra continua posición de que a las personas migrantes, desplazados internos y refugiados se les debe acoger con hospitalidad, espíritu de servicio y justicia. Esta actitud es exigida por el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, quien nos hace el llamado de «acoger a los forasteros” y declara que «todo aquello que hagas al más pequeño de mis hermanos me lo haces a mí”. (Mt 25: 35, 40).
Acogemos el constante llamado del Papa Francisco a testimoniar el poder de la Iglesia cuando protege y sirve a los más vulnerables entre nosotros. Tristemente, a pesar del ejemplo del Santo Padre, los «signos de los tiempos” indican que en este hemisferio, aun se sigue violando la dignidad humana de las personas en tránsito, por actores gubernamentales y no gubernamentales, en las naciones de origen, tránsito y destino. Los migrantes, refugiados y los que buscan asilo, al intentar escapar de la pobreza, desastres naturales y persecución, son maltratados y explotados por oficiales gubernamentales, autoridades civiles, contrabandistas y elementos criminales. La Trata de Personas en este hemisferio es un flagelo que sigue creciendo, victimizando a hombres, mujeres, niños y niñas.
Al mismo tiempo, hay muchos que trabajan arduamente para proteger los derechos de las personas migrantes y otros que trabajan para cambiar las leyes que aseguren la protección de los derechos humanos básicos. Aplaudimos sus esfuerzos y los motivamos a que concienticen a otros sobre las duras realidades de la migración y la necesidad de manifestar compasión y justicia a los menos afortunados.
También reconocemos y apoyamos el derecho de nuestros gobiernos de asegurar la integridad de sus fronteras y el bien común de sus ciudadanos. Sin embargo, enérgicamente declaramos que estas metas se pueden lograr, respetando los derechos humanos a través de leyes justas.
Llamamos la atención sobre algunos temas específicos que deben abordarse regionalmente, con la cooperación de todos los gobiernos del hemisferio:
La Necesidad de Reformar las Leyes de Inmigración en el Hemisferio, para que los migrantes reciban la protección de la ley. Al escribir la presente declaración, el Congreso de Estados Unidos de América está considerando una reforma comprensiva de las leyes de inmigración; por ello pedimos con insistencia que aprueben una legislación que: 1) saque a toda persona de la oscuridad y que pueda legalizarse, con opción a la ciudadanía; 2) se proteja la unidad familiar; 3) haya vías legales para que las personas entren y trabajen en condiciones de seguridad 4) restaure el proceso apropiado de protección a los migrantes, incluyendo alternativas a la detención; y 5) examine las causas principales de la migración.
Promover en este Hemisferio el Desarrollo Humano Sostenible. Algunos de los factores económicos que impulsan a que las personas emigren son: la falta de trabajos con salarios dignos y la lucha de las familias en los países más pobres por no tener suficiente para las necesidades básicas. Al poner atención a las causas de la migración se puede trabajar para que el migrante pueda permanecer en su comunidad y mantener a su familia.
La Protección de personas Migrantes, Refugiadas, Desplazadas, Menores sin acompañamiento y otras en Tránsito. Estas personas son sujetas a explotación, abuso y detención prolongada en todos los países. Esta situación ha aumentado considerablemente en años recientes. Los migrantes son víctima del crimen organizado y mueren en manos de estos elementos sin escrúpulos, sin respuesta de los países que los recibe, los de tránsito y de los que proceden. Se debe examinar las leyes y reformarlas en cada país para que protejan a estas personas y sus familias. Tenemos un interés especial en ofrecer nuestro servicio y atención a los menores, ya que ellos son más vulnerables a los peligros de la migración, a los que las autoridades deben proveer de los servicios necesarios y mantenerlos protegidos, con restricciones mínimas.
El Drama Humano de la Trata de Personas. Ciertamente se ha progresado en concientizar sobre la Trata de Personas en este hemisferio, pero aún hay mucho que lograr para erradicar este flagelo. Los actores gubernamentales y los no gubernamentales deben trabajar juntos para identificar los factores económicos y sociales que hacen que las personas sean vulnerables a la Trata, erradicar las conexiones de los que los maltratan y proveer servicios y rescate a las víctimas. Se debe prestar atención especial a los niños, quienes son las víctimas más vulnerables.
Estados Unidos es el principal destino al que las personas se dirigen, y tiene un papel particularmente importante en los flujos migratorios. Como nación de migrantes, Estados Unidos tradicionalmente le ha dado la bienvenida a los recién llegados y les ha ayudado a integrarse al país. En este momento, instamos a los legisladores de EEUU que manifiesten su liderazgo llevando a cabo una reforma migratoria humanitaria que sirva de ejemplo para otros países en este hemisferio y alrededor del mundo.
Como obispos de millones de católicos en este hemisferio, sentimos la necesidad y tenemos la obligación de defender los derechos de todo el rebaño, particularmente de los miembros más vulnerables. Hacemos un llamado a todos los miembros de la comunidad Católica y a todas las personas de buena voluntad de nuestros países a que se unan a nosotros en solidaridad con los y las personas migrantes por un trato digno y humano.
Que nuestra Señora de Los Ángeles, Madre amorosa de los migrantes, nos acompañe en nuestro caminar en estos difíciles momentos y siga siendo el estandarte de nuestra fe, para llegar, a través de ella, a los brazos amorosos del Padre.
«Ven, tú que has sido bendecido por mi Padre. Hereda el reino preparado para ti desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y me acogiste…” (Mt 25: 34-35).
Entregado en Los Ángeles, CA., el 6 de junio, 2013, Año de la Fe.
Fuente: Adital