Guerra contra La pederastia

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El sacerdote italiano Fortunato di Noto, que lleva 20 años protegiendo y acogiendo a niños víctimas de abusos sexuales, ha recibido amenazas y violencia por parte de grupos pedófilos.

Es paradójica la decisión de dirigirse al Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya para hacer procesar a Benedicto XVI y a los representantes de la Curia romana por «crímenes contra la humanidad», sobre todo porque fue precisamente La Haya la que no aceptó el recurso contra el partido pedófilo holandés del Amor Fraterno, de la Libertad y de la Diversidad.

Lo afirma con indignación Fortunato Di Noto, pionero en la lucha por la tutela de la infancia violada, y fundador de la asociación italiana Meter.

Meter, desde su constitución en el año 2006, había puesto en marcha una campaña contra este partido, que se disolvió cuatro años después, y que tenía entre sus objetivos la liberalización de la pornografía infantil y las relaciones sexuales entre adultos y niños.

Las palabras de Di Noto llegan pocos días después de la decisión de la Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP), la más grande asociación de víctimas de pedofilia por parte de miembros de la Iglesia católica, de presentar al TPI la documentación que pretende demostrar que el Vaticano habría «tolerado y hecho posible la cobertura sistemática y difundida de violaciones y crímenes sexuales contra los niños en todo el mundo».

«No nos cansaremos nunca –dijo el fundador de Meter– de estar de parte de las víctimas, son veinte años que las acogemos, las escuchamos, las acompañamos en un reco­rrido de recuperación. No nos quedamos atrás tampoco en el compromiso de la prevención, la formación y la información contra uno de los fenómenos más abyectos, trágicos y violentos como lo es la pedofilia, el abuso sexual a me­nores».

«La gravedad es enorme, cuando es perpetrada por quien reviste un papel paternal, educativo y religioso. Es exponencialmente más devastador cuando organizaciones criminales explotan a niños hasta producir lo inverosímil –esta ha sido la última denuncia realizada por Meter–: centenares de niños sometidos a prácticas sadomasoquistas y bondage».

Y «a pesar de la denuncia formal a las autoridades de Policía, la comunicación a los medios informativos –observó el sacerdote–, nadie se ha indignado, o ha pensado en escribir a La Haya para definir que estos son crímenes contra la humanidad».

«La pedofilia del clero, como la de los magistrados, de los abogados, de los médicos, de los profesores, de un padre, madre, abuelo, hermano, hermana es un crimen contra la humanidad; que precisamente el Tribunal Penal Internacional de La Haya había considerado que la pedofilia, en la libertad de expresión, de reunión, incluida la libertad de organizarse en un partido político, son las bases de una sociedad democrática».