Este sacerdote tortosí colaboró con el apostolado obrero, con Rovirosa y aquellos conversos. Supo tomarse en serio la promoción de los pobres, creyó en el protagonismo del laicado.
Supo ser pobre con los pobres pese a las dificultades que le ponía uno de los obispos más adictos al régimen franquista. Y lo hizo sin escándalo, sin críticas absurdas. No fue beato piadoso ni beato progresista; que las dos cosas son ser beato.
Tenía una sólida formación teológica. Coordinó una importante investigación sobre Mn. Manyà, un amigo de Rovirosa y el más importante teólogo de su diócesis (Tortosa). Recordaba Mn. Joan a Rovirosa y Manyà, dos hombres que escribieron sobre la teología de la libertad y la vivieron. Dos fanáticos de la verdad. Cuando Rovirosa venía por Tortosa subía a verle donde vivía franciscanamente[1].
Mn. Joan Martínez tuvo que afrontar que el obispo prohibió el desarrollo de la HOAC. Escribió a Mn. Canamasas cuando le nombran para un cargo en la curia: ¡Pensar que tengo que ahogar bajo los papeles y los formulismos la angustia que he empezado a sentir por la clase obrera![2] Pero la imaginación de la caridad vino en su auxilio y desde su vida sirvió al apostolado obrero desde lugares tan originales como la calle o el confesionario de la catedral.
Mn. Joan[3] recordaba con entusiasmo a Rovirosa y realizó un breve escrito sobre él: Rovirosa, un sant vestit d’obrer. Fue publicado por la Casa de Cultura y Solidaridad de Tortosa, que al estilo de Rovirosa fue financiada por los militantes y no por subvenciones. Mn. Joan veía con alegría este renacer de la militancia y siempre estuvo dispuesto a poner su ministerio a su servicio con toda sencillez y sin reclamar nada.
NOTAS:
[1] J. A. MARTÍNEZ, Testimonio: Ara més que mai (noviembre 1993).
[2] J. MARTÍNEZ, Carta a Mn. Canamasas, s/f, ADC.
[3] Mn. Joan está realizando un trabajo sobre Mn. Manyá, el más importante teólogo tortosí. Con Manyá tuvo relación nuestro autor, tanto en Tortosa como en las Conversaciones de San Sebastián. También quiere ver a Manyá cuando pasa por Tortosa. G. ROVIROSA, Carta a Frederic, 9.2.1953. Por su parte Mn Joan nos dice: Rovirosa vino al seminario traído por la cabeza de turco en la diócesis, una fígura importantísima: Joan Massip que era seminarista y muy coherente. El alma de ese movimiento. (…) Rovirosa y Manyá se tenían mutua simpatía por autenticidad, por trabajo bien hecho. Aunque tuvo más trato con la izquierda intelectual. Manyá admiraba mucho a Rovirosa.