El paso del huracán Matthew dejó casi 1000 personas muertas en el país, y las que vendrán detrás a consecuencia del cólera y otras enfermedades
Por si esto fuera poco, en la principal ciudad de la península, Jeremie, cerca del 80% de los edificios fueron derribados, al tiempo que en la provincia de Sud 30.000 hogares fueron destruidos.
Un país sin estructura sanitaria, con una alta tasa de violencia, sufriendo todavía las secuelas del pasado terremoto (2010), hacen del día a día, con o sin huracán, un desafío a vida o muerte.
Lo cierto es que, seis años después del terremoto, más de 60.000 haitianos siguen viviendo en casas temporales, con acceso limitado o nulo a servicios básicos como agua, inodoros y servicios de salud.
Si la gente está viviendo en chozas con techos de hojalata cuando llega un huracán, la ruina es predecible. Pero ¿por qué tantos haitianos siguen viviendo en un empobrecimiento tan enorme en el siglo XXI?
Paradójicamente, la respuesta podría estar ligada a la forma en que la ayuda humanitaria, necesaria y bienvenida en una emergencia, se transforma fácilmente en una caridad permanente que socava los mercados locales y genera dependencia.
Un documental de 2015 Pobreza S.A.… como sugiere el título, plantea acertádamente que proveer a los pobres ahora es un gran negocio que trabaja para mantenerse a sí mismo. Lo que es menos obvio son las consecuencias destructivas no previstas de su intervención.
62.600 desplazados viven en 36 campos provisionales desde el terremoto de 2010
500.000 personas están altamente expuestas a efectos naturales como huracanes…
60% de la población vive en niveles de pobreza
25.000 personas corren el riesgo de contraer el cólera en 2016
Alta corrupción
La mayoría de las organizaciones de cooperación asentadas en Haití desde 2010 desarrollaron sus proyectos mediante empresas privadas y sin coordinación con gobierno local. “No confiaban en que el Estado fuese capaz de administrar bien los fondos por la tradición de inestabilidad y corrupción en las instituciones“, le dijo a BBC Mundo Jocelyn McCalla, activista y colaborador de la Coalición Nacional para los Derechos de los Haitianos en EE.UU.
La pregunta que surge enseguida es ¿pero no generó más corrupción gubernamental la ayuda asistencialista indiscriminada?
Cambiar la estrategia de asistencialismo
John Mitchell, quien dirige Alnap, una red internacional de agencias humanitarias, afirma:
“Se perdieron las oportunidades de apoyar a los comerciantes y negocios locales. Se pasaron por alto las estrategias de supervivencia de las poblaciones locales”, le dijo a la BBC.
Muchas de las organizaciones emplearon a personal extranjero que no hablaba ni francés ni creole y nunca habían estado en Haití.
Mientras tanto, la Iglesia Católica permanece su trabajo de promoción de las personas, intentando poner un poco de cabeza en tanto desastre “asistencialista”.
Luis Antúnez